jueves, 25 de febrero de 2016

Nuestra Señora de Chiquinquirá en 1592


EL REY

Presidente y Oidores de mi Audiencia Real del Nuevo Reino de Granada. Fray Antonio de Santoyo, Procurador General de la Orden de San Agustín, en nombre de la provincia de su Orden deste Reino, me ha hecho relación que en esa tierra hay una imagen de Nuestra Señora, que la ermita donde está se llama Chiquinquirá, y está en parte donde por la falta que hay de monasterios y religiosos que administren los santos sacramentos, padecen las almas de los que residen en aquel contorno, y que si se poblase la dicha ermita de religiosos se haría mucho fruto y se aumentaría la devoción que se tiene a la dicha imagen, suplicándome, atento a ello, hiciese merced a la dicha Orden de la dicha ermita para que pueda edificar un monasterio de religiosos della donde puedan administrar los santos sacramentos, o cometeros a vos el mi Presidente, el cumplimiento desta para que como quien tiene la cosa presente lo proveyésedes, y porque quiero ser informado qué ermita es la sobredicha y cuya es y si convenía darse a la dicha Orden o hay en ello inconveniente y por qué causas, os mando que me enviéis relación de todo con vuestro parecer, dirigido a mi Consejo de las Indias, para que visto en él se provea lo que convenga.

Fecha en el Medio de la Estrella, a veinte y seis de octubre de mil y quinientos y noventa y dos años.

Yo el Rey.
Por mandado del rey nuestro señor, Juan Vásquez

Al Audiencia del Nuevo Reino de Granada que informe con su parecer sobre que la Orden de Sant Agustín pide se le haga merced de una ermita que hay en aquella tierra para hacer en ella un monasterio.

(Archivo Nacional de Colombia. Salón de la Colonia. “Conventos de Agustinos”, tomo 2º, folio 456 recto).

Tomado de la Revista Regina Mundi núm 3.



jueves, 18 de febrero de 2016

Bogotá, sin la memoria de la fe


Por Julio Ricardo Castaño Rueda
Sociedad Mariológica Colombiana

“…El Santuario de Nuestra Señora de la Peña, sede del Centro Mariano Nacional de Colombia y de la Sociedad Mariológica de Colombia se ha afiliado a la Sociedad Internacional de Sanctuaires et pélérinages en París, quizá como primero de los santuarios marianos de nuestro hemisferio…” Eso escribía el padre Struve en la editorial de la revista Regina Mundi (num. 22) de 1962.  

El inmenso honor para la urbe de la Inmaculada Concepción se lo tragó la progresiva apatía de un catolicismo sin sangre redentora.

Su obra, padre Struve, hoy es un templo jubilar trancado con  el cerrojo del camino neocatecumenal. Pasó de ser un Santuario Mariano Nacional a capillita privada del seminario sí, así en una letrita pequeñita para que nadie lo note.

Lo evidente es el imperio del desarraigo donde la ciudadanía bogotana pierde su identidad mariana. Gravísimo que el bagaje cultural de sus mayores quede relegado a un olvido formal. Su herencia, de tres siglos, fue repartida al capricho del horario del mutismo.

La flor del jardín de María Santísima quedó metida en la burbuja de un cristianismo indiferente. ¿Cómo predicar desde la loma de la ciudad rural? ¿Cómo vivir un jubileo en el Año de la Misericordia?, si los peregrinos que suben, bordón en mano, lo encuentran cerrado.

Hay que ver la cara del romero desolado para comprender la dimensión de su tristeza. La fatiga solo le alcanza para contemplar una panorámica de incertidumbres y preguntar como Nehemías: “… ¿Por qué está la casa de Dios abandonada?...” (13:11).


Solo responden los ladridos de los perros, centinelas del atrio, que aguardan las migajas del Evangelio.

jueves, 11 de febrero de 2016

El agua de Lourdes sigue manando como símbolo de las innumerables gracias de María



            Mensaje del Sumo Pontífice a los peregrinos de Lourdes en el Centenario de la última aparición de la Inmaculada — Texto francés en L'Osservatore Romano del 17 de julio 1958.

El 16 de julio, festividad de la Virgen del Carmen, se cumplió el centenario de la decimoctava y última aparición de la Inmaculada en Lourdes. El Papa dirigió el siguiente mensaje a las multitudes de fieles llegados a Lourdes para celebrar esa fecha:

            En la fiesta de Nuestra Señora del Monte Carmelo, los peregrinos de Lourdes, entre los cuales queremos saludar en primer lugar a los representantes de la Orden del Carmen, se aprestan a conmemorar el centenario de la decimoctava y última aparición de la Virgen Inmaculada a Bernardita. Sobre los mismos lugares evocarán con emoción la escena enteramente sencilla que tuvo lugar en las riberas del Gave. Silenciosa y discreta, como la del 11 de febrero, esta última visión inundó el alma de la niña con su inmaterial belleza. ¡Nunca, diría ella, he visto algo tan bello!... Desde hacía cinco meses las manifestaciones de piedad de la muchedumbre, y también, por desgracia, la oposición de los hombres, habían hecho célebre la gruta pirinaica. Y, sin embargo, en la tarde del 16 de julio de 1858 las apariciones de Lourdes se cierran casi sin testigos, en el recogimiento y admiración de la belleza virginal de la Madre de Dios. “Tota pulchra es, María”.

            Sabed también vosotros hacer el silencio en vuestras almas, queridos hijos, y abriros a la contemplación de los esplendores divinos que se realizaron en María. La exhortación paternal que os dirigimos en este día aniversario ¿no reúne acaso la lección espiritual de la antigua y venerable tradición del Carmelo, que vio florecer a lo largo de los tiempos admirables vocaciones contemplativas? En este siglo, agitado por tantas pasiones y fascinado por tantos vanos milagros, elevad hacia Dios vuestras miradas: se harán así más clarividentes y serenas para juzgar de las cosas de la tierra. Y mientras que una dura esclavitud oprime el espíritu de millones de hombres, les arranca del corazón el conocimiento y el amor de Dios y los pone al servicio de ambiciones puramente terrenas, recoged con fe la última enseñanza de estas apariciones marianas, la de la plegaria silenciosa de un alma dócil a la gracia e iluminada por las claridades de lo alto.

            Orad, ante todo, queridos hijos, porque las necesidades espirituales son muy grandes; y combatid, en vosotros y en torno vuestro, las empresas del enemigo del bien. Orad también, porque los trabajos apostólicos de la Iglesia son inmensos; y soportad por ella los sacrificios proporcionados a la amplitud de sus tareas. ¡Que en este esfuerzo de plegaria y de acción, al que os invitamos, os sea propicia Nuestra Señora de Lourdes!

            Sin duda, la Inmaculada no se manifiesta ya en la Roca de Massabielle después de su último adiós a Bernardita. Pero el agua de la fuente continúa manando como símbolo de las gracias innumerables derramadas sobre esa tierra privilegiada. Hacia la Madre de Dios se eleva la esperanza de las muchedumbres que van llegando a la gruta y que suman, por decirlo así, a las invocaciones litúrgicas de este 16 de julio su oración filial y confiada: “¡Oh Virgen Madre, acordaos de nosotros ante Dios; habladle intercediendo por nuestro bien, y apartad de nosotros su cólera!... Reina nobilísima del mundo, María siempre virgen, alcánzanos la paz y la salvación...” (Antífonas del ofertorio y de la comunión, misa de Nuestra Señora del Monte Carmelo).
            Unid vuestras voces, queridos hijos, peregrinos del año jubilar, a esta súplica colectiva que no cesa desde hace un siglo. Meditad de nuevo en la gran lección de las apariciones de Lourdes, en el momento en que acabáis de recorrer su ciclo; escuchad el llamamiento de vuestra Madre; seguid sus consejos; proclamad sus favores.

            Nos invocamos sobre todos vosotros la gracia de una piedad mariana cada vez más ilustrada y más generosa, y os otorgamos en prenda nuestra paternal bendición apostólica.

Del Vaticano, 2 de julio de 1958. Pío PP. XII

Tomado de la Revista Regina Mundi núm 7.



martes, 9 de febrero de 2016

El Papa, el rosario y los periodistas



 “…El quinto misterio gozoso en que se contempla la visita de Jesús al templo, el Papa (Juan XXIII) lo reserva especialmente a los periodistas.

Dice san Lucas que María y José, después de buscar al Niño Jesús durante tres días, lo encuentran en medio de los doctores de la Antigua Ley  ‘¿No es la estampa de la profesión periodística, que consiste en escuchar y preguntar a los acontecimientos humanos, y no puede óptimamente ascender a actitud sublime, a llegar a ser un efectivo apostolado, puesto que tal profesión se entiende como un concurso a la propagación de la verdad? Tenemos ejemplos que indican cómo este apostolado puede llegar hasta el sacrificio y hasta la inmolación de la vida.

Hacer honor a la verdad – termina el Papa- significa preparar siempre para sí y para los demás días de bendición y de paz…”

Nota: Aparte del discurso pronunciado por Su Santidad el Papa en la audiencia concedida a los corresponsales de prensa extranjera en Roma el 25 de octubre de 1961.


jueves, 4 de febrero de 2016

Primer Concilio Provincial de Nueva Granada, 1868


Título V. Capítulo IV

Del culto de la Beatísima Virgen María y de los santos.

Nosotros que tributamos a Dios el culto de latría debemos  también alabarle en sus santos porque a la vez que reinan con Cristo su cabeza como miembros de la Iglesia triunfante, han sido constituidos mediadores e intercesores de la Militante. Entre todos ocupa un lugar eminente la Santísima Virgen María, Madre de Dios, ‘a quien el mismo Dios enriqueció con tanta munificencia sobre todos los espíritus angélicos, y sobre todos lo santos, con tal abundancia de dones celestiales sacados del tesoro de la divinidad, que ella sola se presenta siempre libre de toda mancha, toda hermosa y prefecta y con tal plenitud de inocencia y santidad que no se entiende mayor bajo de Dios y la cual fuera de Dios nadie puede comprender’ (Bula dogmática Pío IX de Immac. Concept). Tenemos por abogada y medianera, poderosísima y clementísima ante Dios a esta madre solícita de todo el género humano, que con su patrocinio nos defiende contra toda adversidad. No omitan, pues, trabajo alguno los párrocos y demás ministros sagrados en propagar el culto de la Beatísima Virgen María y tome siempre mayores creces en esta Provincia. Exponga y expliquen principalmente en sermones públicos las excelsas prerrogativas de esta Madre Virgen, de modo que los corazones de todos  se penetren de su ardentísimo amor. Procuren que las fiestas distribuidas en el trascurso el año se celebren con la mayor devoción, y con el mejor aparato. Sean solícitos en practicar y promover el piadoso ejercicio del mes de mayo según la regla prescrita y aprobada por el Obispo. Tómense con frecuencia las confraternidades aprobadas por la Silla Apostólica y procuren introducirlas donde no se hayan formado. Conserven todos aquella fórmula de orar tan laudable que se llama del Rosario. Los párrocos y confesores no deben omitir medio para promoverla y propagarla en las familias.

Tomado de la revista Regina Mundi núm 8.