miércoles, 30 de noviembre de 2016

Novena al apóstol san Andrés, edecán de Nuestra Señora del Rosario de Chiquinquirá.



Recopilación, edición y redacción
Julio Ricardo Castaño Rueda.

Modo de rezar. En el nombre del padre… acto de contrición. El día correspondiente, petición, gozos, oración final.


Acto de contrición

Jesús, mi Señor y Redentor, yo me arrepiento de todos los pecados que he cometido hasta hoy, y me pesa de todo corazón porque con ellos he ofendido a un Dios tan bueno. Propongo firmemente no volver a pecar y confío en que por tu infinita misericordia, me has de conceder el perdón de mis culpas, y me has de llevar a la vida eterna. Amén. 


Oración a san Andrés (para todos los días)

Apóstol san Andrés, por los méritos de tu cruz ruega ante tu Jesús amado para que la luz de su palabra nos guíe por los difíciles caminos de esta vida, misteriosa y bendecida.

Tú, insigne edecán de Nuestra Señora del Rosario de Chiquinquirá cuéntale de las penas y alegrías de esta patria suya. Dile a su corazón que nos regale la gracia de la constante renovación de las almas en una conversión apostólica.

Señor, Jesús guarda en tu sentir las súplicas de este devoto que quiere ser como san Andrés, un pescador de hombres, lleno de fe y de esperanza en el feliz regreso a la casa del Padre

Por Nuestro Señor Jesucristo, amén.





Primer día

Juan: 1, 44

“…Y Felipe era de Betsaida, la ciudad de Andrés y Pedro…”


Petición: Querido apóstol san Andrés, por los méritos de tu cruz,  ruégale a Nuestra Señora del Rosario de Chiquinquirá, Reina de los Apóstoles, que siempre seamos fieles al magisterio de la santa Iglesia católica.

Segundo día.

Mateo 4: 18, 20.

“…Andando Jesús junto al mar de Galilea, vio a dos hermanos, Simón, llamado Pedro, y Andrés su hermano, que echaban la red en el mar; porque eran pescadores.

 Y les dijo: Venid en pos de mí, y os haré pescadores de hombres.
Ellos entonces, dejando al instante las redes, le siguieron…”

Palabra de Dios

Querido apóstol san Andrés, por los méritos de tu cruz,  pídele a Nuestra Señora del Rosario de Chiquinquirá, Reina del Santo Rosario que nuestra camándula de promeseros sea la nueva red para rescatar las almas necesitadas de una renovación por el amor de Dios.
Padre nuestro, Avemaría y gloria. Oración final.

Tercer día.

Marcos 1: 21, 22.

“…Llegan a Cafarnaúm. Al llegar el sábado entró en la sinagoga y se puso a enseñar.  Quedaban asombrados de su doctrina, porque les enseñaba como quien tiene autoridad, y no como los escribas…”

Querido apóstol san Andrés, por los méritos de tu cruz, exhorta a Nuestra Señora del Rosario de Chiquinquirá, Reina de los Ángeles, para que nos haga dignos de vivir la palabra de Dios.

Cuarto día

Juan 1: 38, 40.

“…Jesús se volvió, y al ver que le seguían les dice: ‘¿Qué buscáis?’ Ellos le respondieron: Rabí - que quiere decir, ‘Maestro - ¿dónde vives?’
Les respondió: ‘Venid y lo veréis.’ Fueron, pues, vieron dónde vivía y se quedaron con él aquel día. Era más o menos la hora décima.
Andrés, el hermano de Simón Pedro, era uno de los dos que habían oído a Juan y habían seguido a Jesús…”
Palabra de Dios

Querido apóstol san Andrés, por los méritos de tu cruz, implora a Nuestra Señora del Rosario de Chiquinquirá, Reina de los profetas, que siempre nuestras peregrinaciones a su santuario terminen en el corazón de Jesús.

Padre nuestro, Avemaría y gloria. Oración final.


Quinto día
Mateo 10, 2.

        “…Los nombres de los doce apóstoles son estos: primero Simón, llamado Pedro, y Andrés su hermano; Jacobo hijo de Zebedeo, y Juan su hermano…”

Palabra de Dios

Querido apóstol san Andrés, por los méritos de tu cruz, solicítale a Nuestra Señora del Rosario de Chiquinquirá, Reina de los confesores, vivir las fiestas patronales en devota santidad.

Padre nuestro, Avemaría y gloria. Oración final.

Sexto día
Juan 6: 1, 15

“…después de esto, se fue Jesús a la otra ribera del mar de Galilea, el de Tiberiades, y mucha gente le seguía porque veían las señales que realizaba en los enfermos. Subió Jesús al monte y se sentó allí en compañía de sus discípulos. Estaba próxima la Pascua, la fiesta de los judíos. Al levantar Jesús los ojos y ver que venía hacia él mucha gente, dice a Felipe: ‘¿Donde vamos a comprar panes para que coman éstos?’ Se lo decía para probarle, porque él sabía lo que iba a hacer. Felipe le contestó: ‘Doscientos denarios de pan no bastan para que cada uno tome un poco’. Le dice uno de sus discípulos, Andrés, el hermano de Simón Pedro: ‘Aquí hay un muchacho que tiene cinco panes de cebada y dos peces; pero ¿qué es eso para tantos?’ Dijo Jesús: ‘Haced que se recueste la gente’. Había en el lugar mucha hierba. Se recostaron, pues, los hombres en número de unos cinco mil. Tomó entonces Jesús los panes y, después de dar gracias, los repartió entre los que estaban recostados y lo mismo los peces, todo lo que quisieron. Cuando se saciaron, dice a sus discípulos: ‘Recoged los trozos sobrantes para que nada se pierda’. Los recogieron, pues, y llenaron doce canastos con los trozos de los cinco panes de cebada que sobraron a los que habían comido. Al ver la gente la señal que había realizado, decía: ‘Este es verdaderamente el profeta que iba a venir al mundo’. Dándose cuenta Jesús de que intentaban venir a tomarle por la fuerza para hacerle rey, huyó de nuevo al monte él solo.

Palabra de Dios

Querido apóstol san Andrés, por los méritos de tu cruz,  suplícale a Nuestra Señora del Rosario de Chiquinquirá, Reina de los Mártires, que nos regale la gracia de encontrar siempre el camino hacia el pan Eucarístico.

Padre nuestro, Avemaría y gloria. Oración final.

Séptimo día
Mateo 10, 1.
“…Luego se fueron al Monte de los Olivos, que está frente al templo. Jesús se sentó, y Pedro, Santiago, Juan y Andrés le preguntaron aparte  cuándo iba a ocurrir esto y cuál sería la señal de que todo esto estaría para llegar a su término.
 Jesús les contestó: Tengan cuidado de que nadie los engañe. Porque vendrán muchos haciéndose pasar por mí. Dirán: “Yo soy”, y engañarán a mucha gente…”
Palabra de Dios

Querido apóstol san Andrés, por los méritos de tu cruz,  invoca a Nuestra Señora del Rosario de Chiquinquirá, Reina de los Patriarcas,  para que libre a las romerías de toda doctrina ociosa producto de las corrientes filosóficas que confunden el corazón de los peregrinos.
 Padre nuestro, Avemaría y gloria. Oración final.

Octavo día
Marcos 13, 3.

“…Y había unos griegos de los que habían subido a adorar en la Fiesta. Estos pues, se llegaron a Felipe, que era de Betsaida de Galilea, y le rogaron, diciendo: Señor, querríamos ver a Jesús. Vino Felipe, y lo dijo a Andrés; entonces Andrés y Felipe, lo dicen a Jesús. Entonces Jesús les respondió, diciendo: La hora viene en que el Hijo del hombre ha de ser glorificado…”

Palabra de Dios

Querido apóstol san Andrés, por los méritos de tu cruz,  intercede ante Nuestra Señora del Rosario de Chiquinquirá, Reina de los Santos, para que libres de toda mancha de pecado la gloria de Dios inunde la eternidad de nuestras almas.
Padre nuestro, Avemaría y gloria. Oración final.

Noveno día
Hechos 2: 1, 11.

“…Al llegar el día de Pentecostés, estaban todos reunidos en un mismo lugar. De repente vino del cielo un ruido como el de una ráfaga de viento impetuoso, que llenó toda la casa en la que se encontraban. Se les aparecieron unas lenguas como de fuego que se repartieron y se posaron sobre cada uno de ellos; quedaron todos llenos del Espíritu Santo y se pusieron a hablar en otras lenguas, según el Espíritu les concedía expresarse…”

Palabra de Dios

En el día de Pentecostés, el apóstol Andrés recibió junto con la Santísima Virgen María al Espíritu Santo. Luego predicó el santo Evangelio con humildad y heroísmo.

Querido apóstol san Andrés, por los méritos de tu cruz,  suplícale a Nuestra Señora del Rosario de Chiquinquirá, Reina concebida sin pecado original, que  su divino esposo, el Espíritu Santo, nos consuma en un perpetuo retorno hacia la casa del Padre.

Padre nuestro, Avemaría y gloria. Oración final.


Gozos al glorioso Apóstol San Andrés


Andrés, pues sois el primero
Discípulo del Señor,
Sed nos siempre intercesor
Con Cristo Dios verdadero.

Cuando el Bautista os mostró
Al Mesías soberano,
Que a todo el linaje humano
Del cautiverio libró,
Vos, dejando al Precursor,
Os fuiste con el Cordero;

Sed nos siempre intercesor, etc.

Tan abrazado quedasteis
De amor en el vivo fuego,
Que a san Pedro desde luego
Su corazón inflamasteis:
Conduciéndole al Señor,
Para seros compañero;

Sed nos siempre intercesor, etc.


En Galilea os llamó,
Pescando con vuestro hermano,
Y de un oficio tan llano
Al más alto os sublimó:
La redes con gran fervor
Dejáis, siguiendo ligero;

Sed nos siempre intercesor, etc.


Quiso Cristo en el desierto
Las turbas apacentar,
Y en tan desierto lugar
Halláis el sustento cierto:
Para ver el Salvador
Fuisteis vos el medianero;

Sed nos siempre intercesor, etc.

Vos con soberana luz,
Haciendo guerra al profundo,
Predicasteis por el mundo
De que Cristo murió en Cruz:
Mereciendo el sacro honor
De Cristo ser pregonero.

Sed nos siempre intercesor, etc.

De la Cruz enamorado
La saludáis con ternura,
Y vuestro afecto procura
De Jesús ser el dechado:
Quedando en lazos de amor
Dulcemente prisionero;

Sed nos siempre intercesor, etc.

Dos días vivo pendiente
En una Cruz estuviste,
Y gustoso allí rendisteis
El alma al Omnipotente:
Predicando con valor
Hasta el aliento postrero;

Sed nos siempre intercesor, etc.
Andrés, pues sois el primero
Discípulo del Señor,
Sed nos siempre intercesor, etc.
V. Anuntiaverunt opera Dei  
R. Et facta ejus intellexerunt.

Oremus

Majestatem tuam, Domine, suppliciter exoramus: ut sicut ecclesiae tuae Beatus Andreas Apostolus extitit praedicator, et rector; ita apud te sid pro nobis perpetuus intercessor. Per Christum Dominun nostrum. R. Amen.

Valencia: Imprenta de Orga, calle del Milagro.1849.

Tomado de ogistesvalencians.blogspot.com.es/2011/12/gozos-al-glorioso-apostol-san-andres.html.



Oración final


Dios Trino y Uno, escucha esta oración y concédenos la gracia santificante de imitar al apóstol san Andrés en su constante compañía a Nuestra Señora del Rosario de Chiquinquirá, tu Madre.

Te lo pedimos por los méritos del martirio sublime de san Andrés, portador de tu cruz y tu evangelio, para que él coloque nuestras necesidades bajo el amparo de tu voluntad.

Por Nuestro Señor Jesucristo, amén.

Recomendación. Esta novena se puede hacer en cualquier mes del año y especialmente del 20 de noviembre en adelante. No olvidar la confesión, la misa diaria, una obra de caridad y la peregrinación al Santuario de Nuestra Señora del Rosario de Chiquinquirá en acción de gracias por los favores recibidos.


Biografía del apóstol san Andrés

San Andrés, el Apóstol, hijo de Jonás, o Juan (Mateo 16,17; Juan1,42), nació en Betsaida de Galilea (Jn. 1,44). Fue el hermano de Simón Pedro (Mt. 10,2; Jn. 1,40). Ambos fueron pescadores (Mt. 4,18; Marcos, 1,16), y al comienzo de la vida pública de Nuestro Señor ocuparon la misma casa en Cafarnaúm (Mc. 1,21.29).


Por el cuarto Evangelio aprendemos que Andrés fue discípulo del Bautista, cuyo testimonio condujo a Andrés y a Juan a Jesús (Jn. 1,35-40). Andrés inmediatamente reconoció a Jesús como el Mesías, y se apresuró a presentárselo a su hermano, Pedro, (Jn. 1,41). Desde entonces los dos hermanos fueron discípulos de Cristo. En otra ocasión, antes del llamado final al apostolado, fueron llamados a una compañía más cercana, y luego dejaron todo para seguir a Jesús (Lucas 5,11; Mt. 4,19-20; Mc. 1,17-18).


Finalmente Andrés fue elegido para ser uno de los Doce; y en las varias listas de los Apóstoles dadas en el Nuevo Testamento (Mt. 10,2-4; Mc. 3,16-19; Lc. 6,14-16; Hechos 1,13) siempre aparece entre los primeros cuatro. La única otra referencia explícita a él en los Sinópticos aparece en Mc. 13,3, donde se nos dice que se unió con Pedro, Santiago y Juan en la formulación de la pregunta que llevó a Nuestro Señor a dar su gran discurso escatológico. Además de esta exigua información, aprendemos del cuarto Evangelio que en ocasión de la milagrosa alimentación de los cinco mil, fue Andrés quien dijo: “Aquí hay un muchacho que tiene cinco panes de cebada y dos peces: pero ¿qué es eso para tantos?” (Jn, 6,8-9); y cuando, unos pocos días antes de la muerte de Nuestro Señor, algunos griegos le preguntaron a Felipe si ellos podrían ver a Jesús, Felipe le refirió el asunto a Andrés como a quien tiene gran autoridad, y luego ambos se lo anunciaron a Cristo (Jn. 12,20-22). Como sucede con la mayoría de los Doce, Andrés no es nombrado en el libro de los Hechos, a excepción de las listas de los Apóstoles, donde el orden de los cuatro primeros es Pedro, Juan, Santiago y Andrés; tampoco hay mención alguna de Andrés en las Epístolas ni en el Apocalipsis.

Por lo que conocemos de los Apóstoles en general podemos, claro está, completar un poco estos escasos detalles. Como uno de los Doce, Andrés fue admitido a una cercana familiaridad con Nuestro Señor durante su vida pública; estuvo presente en la Última Cena; vio al Señor resucitado; fue testigo de la Ascensión del Señor; compartió las gracias y dones del primer Pentecostés, y ayudó, entre amenazas y persecuciones, a establecer la fe en Palestina.

Cuando los Apóstoles salieron a predicar a las naciones, parece que Andrés tomó una parte importante, pero desafortunadamente no tenemos certeza de la extensión o del lugar de sus trabajos. Eusebio (Hist. Ecl. III,1), basándose, aparentemente, en Orígenes, señala a Escitia como su campo de misión: Andras de (eilechen) ten Skythian; mientras San Gregorio Nacianceno (Or. 33) menciona a Epiro; San Jerónimo (Ep. ad Marcell.) indica a Acaya; y Teodoreto (sobre Ps. cxvi), a Hellas. Probablemente estos varios relatos son correctos, ya que San Nicéforo (H.E. II:39), basado en escritores antiguos, afirma que Andrés predicó en Capadocia, Galacia y Bitinia, luego en la tierra de los antropófagos y de los desiertos de Escitia, luego en el mismo Bizancio, donde designó a San Stachys como su primer obispo, y finalmente predicó en Tracia, Macedonia, Tesalia y Acaya. Generalmente se afirma que fue crucificado por orden del gobernador romano, Aegeas o Aegeates, en Patrae de Acaya, y que fue atado, no clavado, a la cruz para prolongar sus sufrimientos. Se dice también que la cruz en la cual sufrió fue una cruz en forma de X, que ahora se conoce como cruz de San Andrés, aunque la evidencia para esta opinión parece no ser más antigua que el siglo XIV. Su martirio tuvo lugar durante el reinado de Nerón, el 30 de noviembre del año 60 d.C.; y ambas iglesias, la Griega y la Latina, celebran su fiesta el 30 de noviembre.

Las reliquias de San Andrés fueron trasladadas desde Patrae a Constantinopla, y depositadas allí en la Iglesia de los Apóstoles, alrededor del año 357. Cuando Constantinopla fue tomada por los franceses a principios del siglo XIII, el Cardenal Pedro de Capua trajo las reliquias a Italia y las colocó en la Catedral de Amalfi, donde todavía permanece la mayoría de ellas. San Andrés es honrado como patrono principal en Rusia y en Escocia.

Nota del Director de la Enciclopedia Católica.

Las venerables reliquias de San Andrés permanecieron en Roma hasta junio de 1964, cuando por voluntad del Papa Pablo VI la cabeza fue devuelta en señal de amistad hacia la Iglesia ortodoxa al obispo metropolitano de Patras, donde hoy se conserva en la iglesia dedicada a san Andrés, edificada en el lugar que la tradición señala como el de su martirio. En 1969, Pablo VI entregó también una reliquia de san Andrés a la Catedral de Santa María de Edimburgo, donde se venera con otra donada por el arzobispo de Amalfi en 1879, tras el restablecimiento de la jerarquía católica en Escocia.
José Gálvez Krüger

Fuente: MacRory, Joseph. "St. Andrew." The Catholic Encyclopedia. Vol. 1. New York: Robert Appleton Company, 1907. <http://www.newadvent.org/cathen/01471a.htm>.

Liturgia bizantina
Vísperas del 30 de noviembre


«Venid conmigo, y os haré pescadores de hombres»

Cuando has oído la voz del Precursor... cuando el Verbo se hizo carne y trajo la Buena Nueva de salvación a la tierra, tu le seguiste a su casa ofreciéndote a ti mismo como primicia; como primera ofrenda a Aquel que acabas de conocer, y lo muestras a tu hermano como nuestro Dios (Juan 1:35-41): pidiéndole que salve e ilumine vuestras almas...

Tú abandonas la pesca de peces, por la pesca de los hombres, con la caña de la predicación y el anzuelo de la fe. Has alejado a todos los pueblos del abismo del error, Andrés, hermano del jefe del coro de los Apóstoles, cuya voz suena para instruir a todo el mundo. Ven a iluminar a los que celebran tu dulce recuerdo, a aquellos que están en las tinieblas.

Andrés, el primero de entre tus discípulos, Señor, llamado a imitar tu pasión, y también tu muerte. Por tu cruz ha sacado del abismo de la ignorancia a los que se pierden otra vez, para traerlos a ti. Por eso te que cantamos, Señor de bondad: por su intercesión, da la paz a nuestras almas...

Alégrate, Andrés, que pregonas por todas partes la gloria de nuestro Dios, (Sal 18,2). Tú el primero, has respondido a la llamada de Cristo y has llegado a ser su íntimo compañero, imitando su bondad, reflejas su claridad en los que moran en las tinieblas. Por eso celebramos tu festividad y cantamos: "A toda la tierra alcanza su pregón, y hasta los límites del orbe su lenguaje» (Sal 18,5).




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