jueves, 14 de septiembre de 2017

Bogotá, la Villa de los Milagros




Por Julio Ricardo Castaño Rueda
Sociedad Mariológica Colombiana

La Colombia anónima acudió presurosa a la Catedral Primada para rendirle un tributo de cariño a María de Chiquinquirá. Ella, la consoladora de los afligidos, realizó su décima salida del santuario boyacense, del primero al 10 de septiembre de 2017.

La piedad popular, expresada en una fe adulta y catequizada, se  presentó humilde en largas filas desde el amanecer hasta el anochecer. La interminable procesión de fieles fue interrumpida para que el santo padre Francisco se convirtiera en el segundo pontífice en visitar el tesoro de la patria: Nuestra Señora del Rosario de Chiquinquirá.

La presencia del Papa, peregrino ante la Virgen Nacional, se sumó con su silencio orante a la inmensa devoción de una Nación independiente. El país se levantó para postrarse ante su amado Jesús en brazos de su María, la reina morena.

El ejemplo de amor al prójimo, cultura religiosa y la vivencia del cenáculo de oración, por parte de los devotos, permitieron que la visita de la Madre de Dios alumbrara los corazones de los romeros. La luz de su Inmaculada Concepción guió el desfile.

La veneración a María Santísima se tradujo en un profundo discurso mariológico. La súplica de ese argumento multitudinario reclamó, de la academia de estudios marianos, la creación de un centro de pensamiento que viva del legado de Cristo desde el alma maternal de la esclava del Señor.

Sí, la Colombia de María de Chiquinquirá convirtió a la capital en la Villa de los Milagros. El prodigio renovó el principio mariano del Evangelio:…Hágase en mí según tu palabra…” (Lucas 1,38).


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