jueves, 26 de septiembre de 2019

El patronazgo de María en la encomienda de Suta



Por Julio Ricardo Castaño Rueda
Sociedad Mariológica Colombiana

“Tú eres la estrella que guía a Colombia
Pinta de lienzos en Sutamarchán (bis)”.

La biografía de Nuestra Señora del Rosario de Chiquinquirá tiene un prefacio escrito en tres espacios del territorio muisca de Boyacá, tributario del rey Felipe II de España.

El eje geográfico ocupa una trilogía de asentamientos: Tunja, Suta y Chiquinquirá. El justo medio, el punto articulador, le correspondió a Sutamarchán donde la memoria del suceso conservó un hecho vital: la entronización de una pintura de Alonso de Narváez en la capilla doctrinera,1562.

El concepto teológico de Madre de Dios fue expresado y sustentado por un elemento iconográfico. La imagen fue plasmada sobre una manta de algodón por primera vez en el Nuevo Reino de Granada.

Ese episodio, tan olvidado, vuelve a las páginas del relato oral por parte de un conocido devoto, don Marcos Suárez. El buen chiquinquireño contempló los detalles de ese pasaje desde la perspectiva de su fervor mariano

Suárez planteó un tema para la conversación sobre la remembranza autóctona de los acontecimientos:

“Me llama la atención que en los Aposentos de Suta fue entronizado el lienzo de la Virgen por primera vez en el año de 1562. Además, Ella después de muchos años regresó a este lugar para recordar la historia (12 de agosto de 1919). El lienzo tiene su etapa de sufrimiento, desprecio, abandono y todas las cosas que le ocurrieron cuando fue llevado de la encomienda de Suta a Chiquinquirá, lo quitaron y lo usaron en cosas, para las cuales no había sido elaborado, esa es la verdad. En este primer viaje el lienzo es llevado en un trasteo como un objeto más. Muy distinto a los acontecimientos que ocurrieron cuando regresó a visitar a la que fuera su primera morada. Ella llega coronada como Reina de Colombia. Aparece acompañado y en procesión, bien adornado. Totalmente diferente a como salió de aquel lugar. Es un misterio. Sale destruido el lienzo y vuelve renovado. Sale sin ningún título y regresa como Reina y Patrona de Colombia. Sale como objeto de trasteo y regresa majestuoso en hombros de sus hijos.

Qué misterio tan grande es este. Siento que Dios inspiró a esas gentes para que se desviaran del recorrido porque la ruta era pasar por Sutamarchán y no ingresar a aposentos. El lugar queda como a tres kilómetros del pueblo. Cuando tuve la oportunidad de ir a conocerlo conduje por una carreta y luego bajé por una callejuela hasta entrar al lugar. Uno se pregunta: ‘a esas personas porque se les ocurrió aquello’. Tuvo que ser alguna inspiración divina para llevar a la Reina de regreso a su primera casa. Fue el primer aposento de María Santísima en la advocación del rosario”.

El diálogo con los cuestionamientos requiere de ciertos recuerdos para ajustar la temática a la línea de tiempo.

-1578. Encomienda de Suta. El cura de almas, Juan Alemán de Leguizamón, quitó del altar de la capilla el cuadro roto, sucio, borroso e inservible para el ejercicio de la catequesis. Los trazos diluidos, por efectos de la lluvia y el viento, no podían definir las figuras de la Virgen del Rosario acompañada de dos santos, Andrés apóstol y Antonio de Padua. El presbítero le entregó ese trapo a su dueño, el encomendero Antonio de Santana, que lo envío para su domicilio de Chiquinquirá.

-1586. La tela fue renovada por la gracia del Espíritu Santo. Milagro documentado por los funcionarios de la Corona española, el clero secular y por miles de testigos nativos. El prodigio cambió el derrotero de la evangelización en la naciente sociedad mestiza.

La trayectoria del retorno

La Santísima Virgen María, modelo de la vida cristiana, en uso de sus atributos de primera evangelizadora transitó por Sutamarchán. “En aquellos días, se levantó María y se fue con prontitud…” (Lucas 1, 39.)

  
El contagio del sarampión

La Madre del Verbo volvió a Suta con su nombre de advocación raizal. Allí pernoctó en la noche del 2 al 3 de diciembre de 1587. Llegó por el camino de Tinjacá.

“…Salió pues de este pueblo la procesión para el de Suta: donde tuvo esta Soberana Reina su primera asistencia, y a quien los indios por el antiguo conocimiento, que de ella tenían, por haber estado en su iglesia le profesaban mucha devoción; que manifestaron en la ostentación con que salieron a recibirla, más de una legua fuera del pueblo, con cruz alta en procesión, y con tantas luces, que habiendo cerrado la noche no se echaba menos la del sol. Entró a su antiguo pueblo y casa esta soberana Reina con más ostentación, y decencia, que con la que salió del para Chiquinquirá…” (Cf. Fray Pedro de Tobar y Buendía, O.P., Verdadera histórica relación del origen, manifestación y prodigiosa renovación por sí misma y milagros de la imagen de la Sacratísima Virgen María Madre de Dios Nuestra Señora del Rosario de Chiquinquirá. Edición facsimilar de la primera edición de 1694. Instituto Caro y Cuervo. Bogotá, 1986. Págs. 57-58).

La peste de Santos Gil

La Virgen de Chiquinquirá pasó a Sutamarchán el 19 de agosto de 1633. Tobar y Buendía, O.P., escribió: “…Y con la misma la recibieron en el de Suta: donde habiendo hecho estación, mientras se le cantaba una misa por ser aquel pueblo especialmente de esta soberana Reina, por su primera residencia”. (Pág. 108).

El padre no habla de que haya regresado a la antigua capilla de la encomienda. La razón es que los aposentos estaban ubicados en zonas distantes de las urbes hispanas para poder explotar la fuerza laboral de los naturales.

La prisa de los encargados de transportarla sustenta el no desvío a su primer templo. La comitiva iba camino de Tunja y Santafé de Bogotá con la urgencia de atender a las víctimas de la infección. El reino estaba gravemente enfermo porque los notables se morían.


La epidemia de viruela

El 4 de septiembre de 1841, la Patrona partió en hombros de los frailes dominicos para la ciudad de Tunja. La misión era la de interceder ante su Hijo para curar a sus habitantes del contagio. La tradicional ruta indica que pasaron por Sutamarchán, sin pompa ni fiesta, tanto de ida como de regreso. La Dolorosa lloró por los estragos de la Guerra de los Supremos.

El desfile triunfal

La Virgen Morena lució su diadema real en su vetusta morada de Suta, en 1919. Una gran señal apareció en el cielo: una Mujer, vestida del sol, con la luna bajo sus pies, y una corona de doce estrellas sobre su cabeza”. (Apoc. 12, 1).

 “¡Qué de emociones sentirían los acompañantes de la imagen en los Aposentos! No es de extrañar que el R. P. Marcelino Páez, hijo de Chiquinquirá y dominico, estuviera muy inspirado en su panegírico predicado en aquel bendito lugar…” (Cf. Fr. Andrés Mesanza, O.P.  La Coronación de Nuestra Señora del Rosario de Chiquinquirá. Editorial Sur-América. Caracas, Venezuela, 1934. Pág. 157).

En síntesis, la Rosa del Cielo, en la decena de grandes peregrinaciones desde su santuario boyacense, dedicó cuatro a presentarse en las tierras de Suta. La esencia de aquellas romerías guarda un especial significado místico. En 1587 enseñó el arcano de la renovación y para 1919 elevó su modesta nacionalidad a la categoría de realeza celestial. “Me llamarán bienaventurada todas las generaciones. (Lucas 1, 48).

Quiera Dios que la bendecida comunidad de Sutamarchán recupere aquel lugar primero como parte vital del patrimonio cultural de la Nación.

Sería un gesto de país soberano levantar una capilla en los aposentos para honrar a la Virgen Nacional con misas y romerías. Acto engalanado con el himno de la población cuyas notas cantan: Apadrinaron a Nuestra Señora y la llevaron a Chiquinquirá”.

domingo, 22 de septiembre de 2019

Sexagésimo aniversario de la Academia de Estudios Marianos




Por Julio Ricardo Castaño Rueda
Sociedad Mariológica Colombiana
“Ave Maria, gratia plena; Dominus tecum”.

Nuestra Señora de la Peña de Bogotá fue testigo del nacimiento de un aula bajo la bendición eucarística de su Hijo. El 22 de septiembre de 1959, el sacerdote alemán Richard Struve Haker fundó la Sociedad Mariológica Colombiana.

La XIX Conferencia Episcopal de Colombia entregó su aprobación con un consejo específico del señor cardenal Crisanto Luque. Su petición operaba en dos ejes temáticos. La elaboración de estudios académicos de alto rigor intelectual y una orientación de la piedad mariana hacia el culto de hiperdulía.

La conjugación de la tarea requería de almas santas dispuestas a replicar el “fiat” de María Santísima. Solo el heroísmo sencillo de la catedra se atrevió a desafiar a un siglo movido por la secularización. El segundo milenio cristiano agonizaba entre los vértices de un tiempo apresurado, súplica del cambio urgente.

La transición del silencio documental al estudio profesional tuvo su campo de pruebas en la exactitud del conocimiento. Los desafíos investigativos marcaron un derrotero de descubrimientos mariológicos para una Iglesia preconciliar.

Las bases de la naciente asociación surgieron sobre un sólido sustento dogmático, litúrgico, histórico, pastoral, pedagógico, ascético, sociológico y pontificio contenido en las páginas de los Cuadernos marianos publicados desde el Santuario de Nuestra Señora de la Peña (revista Regina Mundi) y el volante Ecos del Santuario que comenzaron a editarse y a circular entre la feligresía capitalina en 1957.

Esos voceros de la ciencia teológica diagramaron la necesidad de tener una escuela propia en el Jardín Mariano como llamó a Colombia su santidad Pío XII.

De aquellas primeras semillas quedaron cuestionamientos y rumbos que palpitaban en el horizonte del sueño del fundador. Su eco atemporal aún cosecha incógnitas y soluciones.

“…¿Hay en verdad en Colombia en el clero secular y religioso suficientes fuerzas para componerla, y seguirla con provecho y dignidad? ¿Hay en Colombia, fuera de este grupo de estudiosos, suficiente interés como para hacer posible el aparato económico que tal “Sociedad” exige para poder florecer,  publicar obras marianas, organizar cursos de estudios, asambleas anuales, etc.? Bien sabemos todos que ambas preguntas encierran de verdad grandes problemas.

Pero las dificultades para el verdadero amor nunca son obstáculos definitivos o invencibles. Hay que vencerlas, despejar el camino, sembrar la inquietud mariológica en donde sea posible, empezar con comienzos humildes; reclutar, por decirlo así, esta tropa de asalto que toma a su cargo el abrir la brecha en la indiferencia general, clamando oportuna o importunamente. Porque —lo decimos claramente— Colombia tiene un derecho y una obligación de ver organizado su interés mariológico.

Abrigamos la esperanza de que al lado del Santuario de Nuestra Señora de La Peña se pueda construir en lugar de la casa cural caída un edificio que, proyectado para tal fin, se preste cómodamente para “Centro Mariano” con sus salones para biblioteca, fototeca, discoteca y habitaciones para estudiosos que o se desean graduar en Bogotá en la Universidad Pontificia, o pasar sus vacaciones al pie de tan bondadosa Madre celestial. También creemos que, preparado el terreno por algún tiempo, surja un día la “Sociedad Mariológica” entre los elementos competentes en tal materia, ojalá que con el decidido apoyo de la Jerarquía y con su bendición.

¿Cuántos años se va a demorar la organización de los esfuerzos mariológicos de Colombia? Lo que no se puede dudar por un momento es que aquel día, cercano o lejano, la Santísima Virgen estará de plácemes y que desde aquel día en adelante haya dónde orientarse altos y humildes hacia una devoción que ya no admita crítica alguna, sino que sea precisamente lo que Dios pensaba que fuese “devoción mariana” en la Iglesia de su Hijo”. (Cf. Nos hemos quedado atrás. Revista Regina Mundi. nro 4. Bogotá, 1958).

La respuesta al cuestionario llegaría con la puntualidad del servicio. Los mariólogos se hicieron presentes. La organización quedó lista para entregar el testimonio de sus letras en una oración de tinta.

Las ponencias cosecharon la admiración de las academias europeas. La primera escuela en la América Latina estaba llamada a deslumbrar por su riqueza conceptual. Los santuarios de la tierra de María engendraron el milagro del Evangelio.

Los pioneros acudieron al llamado del Trono de la Sabiduría movidos por la profecía de san Luis de Montfort: “María ha de brillar más que nunca en misericordia, en fuerza y en gracia en estos últimos tiempos, en misericordia, para atraer y recibir amorosamente a los pobres pecadores…”

Mesa directiva

Presidente:  Monseñor José Eusebio Ricaurte, Bogotá

Secretario: P. Ricardo Struve Haker, Bogotá

Tesorero. P. Jaime Riera Rius, Zipaquirá, Cundinamarca

Primer Vocal. P. Francisco Arango, M.X.Y. Yarumal, Antioquia

Segundo Vocal. P. Marcos Lombo Bonilla, Ibagué. Tolima


Socios fundadores y tema de su tesis de admisión

P. Francisco Arango. “Mente de Santo Tomás sobre la Inmaculada Concepción”. (Misionero de Yarumal).

P. Francisco González: “El magnificat, compendio y fuente de los grandes privilegios del Santísima Virgen”. (Salesiano).

P. Fernando Hernández: “Excelencia de la Virgen”. (Monfortiano).

P. Pedro Lodo. “La Virgen María en la poesía italiana de los siglos XIII y XIV”. (Misionero de la Consolata).

P. Marcos Lombo: “Acontecimientos estelares en el culto de María”. (Clero secular).

Señor Efrén Lopera. “El corazón de María. Exposición doctrinal según san Juan Eudes”. (Laico).

P. Filadelfo Lopera. “La pertenencia de la Maternidad divina al orden de la Unión Hipostática”. (Clero secular).

P. Julián Manzano: “De la adopción divino-mariana”. (Clero secular).

Mons. José E. Ricaurte: “La Virgen y el cuerpo místico de Cristo”. (Clero secular).

P. Jaime riera: “Tratado de Mariología según los documentos del Excmo. y Rmo. señor Ismael Perdomo”. (Clero secular).

P. Ricardo Struve H. “María en el protestantismo moderno”. (Clero secular).

P. Fray Gustavo Vallejo: María y el sacerdocio de Cristo”. (Carmelita).

P. Félix M. Wilches. “El papiro Bodmer V. y la Mariología”. (Franciscano).

Socios admitidos el día de la fundación

P. José V. Agreda: “La Madre mística de los hombres”. (Clero secular).

P. Gilberto Gallo. “La Maternidad espiritual de María”. (Misionero de Yarumal).

Pasaron seis décadas y la misión cumple con la dinámica apostólica de la mariología eterna: Per Mariam ad Jesum.

jueves, 19 de septiembre de 2019

Padre Ricardo Struve Haker fundador de la Sociedad Mariológica Colombiana. Bogotá, 1959. Santuario de Nuestra Señora de la Peña.

jueves, 12 de septiembre de 2019

Nuestra Señora de la Peña, ¿la Virgen de la Independencia?




Por Julio Ricardo Castaño Rueda
Sociedad Mariológica Colombiana

“Nada me produce más alegría que oír que mis hijos practican la verdad”.
3 Juan 1:4
Colombia programó el Segundo Congreso Mariano Nacional (1942) para coronar a Nuestra Señora de la Peña. Roma preguntó por la tradición y la historia de tan importante santuario y nadie dio razón. Evento aplazado para 1946.

La Bogotá, civilizada por el Santo Rosario, debió presentar un examen superior de catecismo mariano soportado sobre el pedestal soberano de sus más caras tradiciones. Pero solo balbuceó un jolgorio.

Los capitalinos contestaron con la dinámica del carnaval, la alegría de sus estructuras sociales. El festejo se empeñó en cubrir sus falencias con trajes de gala. El alborozo intentó, con aires románticos de tinta y teatro, darle a la advocación raizal un lugar especial en el carrusel de un suceso fabricado por el tumulto y el papel sellado.

La Madre de Dios quedó formalmente vinculada a los hechos del 20 de julio de 1810 por la revista Mariana que tituló su portada: “Nuestra Señora de la Peña, acreedora al título de la Virgen de la Independencia”. El ejemplar, órgano de las congregaciones marianas, presentó un aviso publicitario:

“Homenaje en el Año Mariano a la Virgen de la Peña. ‘La Virgen de la Independencia Nacional’, en el Teatro Colón el 11 de octubre a las 6 p.m. Este homenaje está cargo de todos los marianos de Bogotá”. (1942).

La función consistió en un acto sacramental que colmó las gradas del recinto de la musa Talía. La gente de bien asistió, durante tres días seguidos, para aplaudir a los actores. Los cachacos de antaño pensaron que los ecos de sus palmas dolientes bastarían para aturdir al Vaticano con el rancio peso de su devoción.

La Santa Sede requería acreditación. Allá, junto al Tíber, la cuna de la civilización cristiana entendía que la Historia y la Literatura cumplen funciones distintas en la construcción cultural de un pueblo. Esas disciplinas no pueden ser yuxtapuestas porque degeneran en un libreto de mitomanía donde la investigación muere por inacción y la verdad se ahoga en la saliva del regocijo.

La dificultad, entre el cuestionario romano y la ovación bogotana, radicó en que no se presentaron títulos de peso, más allá de la petición formal enviada por el padre Florencio Álvarez, S.J., y sus filipichines que se olvidaron de la realidad doctrinal.

La cátedra de Pedro habló con argumentos teológicos para equilibrar el vaivén de la emocionalidad etnocentrista de los rolos enardecidos. La tesis demostró que las tablas no eran el escenario argumental en favor de la santafereña Virgen María.

El espectáculo terminó y la pregunta de las viudas decimonónicas seguía vigente: ¿de quién se independizaron en 1810? La respuesta hiede a fraude:

1). El 20 de julio de 1810. El Acta del Cabildo Extraordinario de Santa Fe es diáfana al proclamar su devoción por el rey.

“…que protesta no abdicar los derechos imprescindibles de la soberanía del pueblo a otra persona que a la de su augusto y desgraciado monarca don Fernando VII, siempre que venga a reinar entre nosotros, quedando por ahora sujeto este nuevo Gobierno a la Superior Junta de Regencia…”

2). El 23 de julio de 1810. Un bando ratificó la devoción fanática de los criollos, fieles vasallos de Su Majestad:

“…Defender los derechos de nuestro amable soberano don Fernando VII conservando este Reyno a su augusta persona hasta que tengamos la feliz suerte de verlo restituido a un trono de que lo arrancó el Tirano del Mundo”. Biblioteca Nacional de Colombia.

3). El 20 de agosto de 1810. Popayán, Cauca. “Observaciones que dirige un amigo a otro que le pregunta sobre la actual situación del Reyno en agosto de 1810”.

“La unión recíproca de todas las provincias, y la conservación de los derechos privativos sin querer señorearlas ni dar tampoco lugar a que se dividan entre sí por miras interesadas, con perjuicio de la soberanía del Sr. D. Fernando VII y trastorno del cuerpo social”. Biblioteca Nacional de Colombia”.

4). El 25 de septiembre de 1810. Lealtad al rey.

“Motivos que han obligado al Nuevo Reyno de Granada a reasumir los derechos de la Soberanía, remover las autoridades del antiguo gobierno e instalar una Suprema Junta baxo la sola dominación y en nombre de nuestro soberano Fernando VII, y con independencia del Consejo de Regencia y de qualquiera otra representación. Camilo Torres y Frutos Joaquín Gutiérrez”. Biblioteca Nacional de Colombia.

5).  El 4 de abril de 1811. El presidente constitucional del Estado de Cundinamarca, Jorge Tadeo Lozano de Peralta, firmó la monárquica Constitución de Cundinamarca. La carta dice:

 “Decreto de promulgación. Don Fernando VII, por la gracia de Dios y por la voluntad y consentimiento del pueblo, legítima y constitucionalmente representado, Rey de los cundinamarqueses, etc…”
 
6). Enero de 1812. Guerra civil. Las altezas serenísimas del altiplano, los verdugos de la gentuza, se dividieron en federalistas y centralistas. El presidente del Congreso de las Provincias Unidas, Camilo Torres, y el presidente de Cundinamarca, Antonio Nariño, tomaron las armas en duelo de muerte para dirimir cuál partido usurparía las ventajas monetarias producto del caos institucional.

7).  El 6 de mayo de 1816. Las tropas expedicionarias del rey Fernando VII, bajo el comando de don Miguel de la Torre, llegaron a Santafé de Bogotá. Los señoritos autárquicos recibieron a sus patrones ibéricos con mil gritos de júbilo agradecido.

“…A las diez del día entraron algunos curros a caballo, y a las once entraron los demás, como 200 en todos. En todos los balcones y ventanas pusieron banderas blancas y colchas de lo mismo. Este día fue cuando se conocieron sin rebozo los regentistas y realistas, y fue el día de la transfiguración, como allá en el monte Tabor, porque dentro de una hora – que fue de las diez a las once- se transfiguraron todos de tal modo, que todos los resplandores eran de realistas; aun aquellos patriotas distinguidos se transfiguraron, que por los muchos resplandores yo no conocía a ninguno. Día maravilloso, ya se ve, día en que de nuevo se nos han remachado los grillos y las cadenas; y ahora sí que es de veras nuestra esclavitud. Si antes no teníamos algún alivio, ahora no lo habrá, todo se ha perdido, como dijo Enrique VIII; ya para nosotros no habrá consuelo; caímos en las manos de Faraón; paciencia y barajar. Las mujeres era cosa de ver cómo salieron como locas por las calles con banderitas y ramos blancos, gritando vivas a Fernando VII, entraron en tumulto al Palacio y cubrieron los balcones, y a las once que entraron los curros, ellas desde el balcón le echaban vítores con muchas alegría y algazara…” (Cf. José María Caballero. Diario. Biblioteca de Bogotá. Edición Villegas Editores. Bogotá, 1990. Págs. 212-213).

Y el apego a la realeza siguió en su genuflexión indomable.

8). El 28 de abril de 1831. La lucha contra la dictadura pre monárquica del general Rafael Urdaneta y los suyos finalizó con el Convenio de las Juntas de Apulo, Cundinamarca.

Asombra la conducta resabiada de los próceres de la calamidad. Primero se zafaron de España para redactar una constitución monarquista y recibir las prebendas propias de la aristocracia. No satisfechos con manchar la cordura con sus vicios de nobleza sabanera optaron por la matanza para controlar los recursos del poder feudal. Tarea ejercida contra los labriegos, sus vasallos (1812). Repuestos de la infame catástrofe inventaron una pugna de liberación. Logrado el objetivo gestaron dos contiendas civiles (Córdoba contra el dictador Bolívar - Urdaneta contra los civilistas). La mortandad les sirvió para planear el modo absolutista de colocar a un monarca extranjero en las tierras del gorro frigio para que los gobernara con cetro de hierro.

“…Los planes monárquicos del general Urdaneta exigían la protección de una nación extranjera y el establecimiento de una casta nobiliaria muy trajeada y sin oficio…”

“…Generosamente, monsieur Bresson, el diplomático francés ofreció al fin ‘una corona para Bolívar y por sucesor un hijo del príncipe Luis Felipe de Orleans’. Los miembros del gabinete aceptaron regocijados lo propuesto sin mediar hasta qué punto los conduciría tal ofrecimiento…”  (Cf. Alberto Miramón. Biografía de Sardá y Cronicón del Nuevo Reyno. Biblioteca Familiar Presidencia de la República. Imprenta Nacional de Colombia, 1997. Págs. 111-112).

9). El 18 de marzo de 1836. República de la Nueva Granada. El señor Francisco de Paula Santander le escribió al presidente de la Cámara de Representantes, Juan Clímaco Ordóñez:

“…Una ley que tuvo por objeto la utilidad pública me impuso el deber, de acuerdo con el consejo de gobierno, de aprobar la supresión del convento de predicadores de Chiquinquirá; la misma utilidad pública, de acuerdo con el mismo consejo, me sugirieron la idea de proponer al congreso la supresión de los padres hospitalarios, que la cámara de representantes decretó el año próximo pasado, y la del Convento de la Candelaria de Bogotá, para establecer en Casanare el que ordenó el rey de España cuando gobernaba en estos países; y esa misma utilidad pública me impele a abogar ante el congreso por el colegio de misiones de Cali…”

La república leguleya vivía inclinada y obediente ante las órdenes de un rey que no la gobernaba. Aclamación a rabiar para la debacle.

10). El 21 de mayo 1850. Bogotá, Cundinamarca. La Gaceta Oficial Extraordinaria publicó:

“2. Que la pragmática sanción del 2 de abril de 1767, expedida por Carlos III de España e Indias por la cual se mandó extrañar de todos los dominios de aquel soberano los regulares del Compañía de Jesús, así sacerdotes como adjutores o legos que hubieren hecho la primera profesión, con prohibición expresa de volver a ellos está vigente en la República, asi por ser una de las pragmáticas mencionadas antes, como hallarse comprendida en Recopilación Castellana de que es la ley 38, título 3º., libro 1º.”  Documento Biblioteca Nacional de Colombia.

Cuarenta años después de la trifulca del 20 de julio, el régimen liberticida seguía fiel y obediente a un decreto real. Esos datos ilustran sobre la manía autócrata y estatal de cambiar las realidades por dramatismos de sainete. Conducta que dejó hondos vacíos conceptuales y éticos. Si no existió soberanía en 1810 es una falacia proterva asignarle a una advocación el patronazgo de esa tenebrosa comedia. El amañado intento de cambiar la administración española del Virreinato de la Nueva Granada en favor de los intereses mercantilistas de los criollos fue un episodio criminal.

Las argucias del poder político llaman al 20 de julio “patriotismo”. Las razones de la verdad llaman a la misma fecha “embuste”.

La actualidad lo demuestra. Un ejemplo de la anarquía organizada es la nación fiestera. La Patria Boba celebró dos bicentenarios de independencia en un lapso de nueve años, 2010 y 2019. La imagen populista fue replicada por la agenda mediática de la desmemoria.

Así que involucrar por el arte de la tramoya a la Reina del Cielo en un bochinche de masones resulta por lo menos irresponsable. La piedad popular, sustento del hecho mariológico, no debe ser mezclada en una revuelta de mercaderes, asunto callejero. La ciencia teológica no es compatible con la cuentería.

La presencia de la Virgen raizal tiene una rica hagiografía en las usanzas de la ciudad. Tema que no ampara acciones banderizas en contravía de la voluntad de la Esclava del Señor. El hallazgo del conjunto escultórico de la Sagrada Familia por Bernardino de León abrió el libro de los milagros para una sociedad devota. Ese legado espiritual vive en la memoria de Bogotá desde 1685.

De esa herencia se beneficiaron el capellán de la ermita de Nuestra Señora de la Peña, José Ignacio Álvarez, que firmó el Acta del Cabildo Extraordinario de 1810, y el capellán del Monasterio de la Concepción, Juan Agustín Matallana, firmante de la Constitución de Cundinamarca de 1813. Ambos sacerdotes fueron investigados por el capellán mayor del Ejército Pacificador, don Luis Villabrille. El templo fue clausurado temporalmente y Álvarez arrestado. Se le acusó de participar en el movimiento sedicioso en contra de España. La casa de la Virgen, en lugar despoblado, fue usada por los agitadores para alebrestar al vulgo contra la monarquía hispánica. Las castas del desastre fueron a visitarla después de una masacre de aldeanos* para entonar un mea culpa.

El 23 de enero de 1813.  “…Hoy subió el Cabildo secular en cuerpo hasta La Peña, la fiesta de Nuestra Señora (cosa no vista), en acción de gracias por la victoria…”

El 31 de enero de 1813. “… Hoy fue el presidente a La Peña a cumplir una promesa, con su familia…” (Cf. José María Caballero. Diario. Biblioteca de Bogotá. Edición Villegas Editores. Bogotá, 1990. Págs. 126-128).

* Combate del 9 de enero en Bogotá. Finalización del conflicto iniciado en 1812.

En conclusión, no es válido ese trajín de perturbadores para convertir a la Virgen Prudentísima en patrocinadora de desdichas.

Solución apostólica

Bogotá, consagrada a la Inmaculada Concepción de María, tiene la obligación moral de coronar a la Virgen de la Peña, su amada Patrona. Y cuando Su Santidad vuelva a preguntar por el linaje de la ermita en la loma se deberá contestar con firme humildad: “existe documentación amplia y suficiente”. El expediente comienza con la bula del papa Benedicto XIV que aprobó la Hermandad de Santa María de la Peña, 1750.

Nuestra Señora aguarda por la corrección para interceder ante su Jesús. Él independizará el alma nacional del sofisma institucional porque se escucha la queja del adagio: “Si el gobernante presta atención a las mentiras todos sus oficiales se corrompen”. (Proverbios, 19,12).

jueves, 5 de septiembre de 2019

La Hija de Sión en el salmo 87



Por: Monseñor Olavio López Duque,
vicario de religioso de la Arquidiócesis de Bogotá. (Q. E. P. D).


Introducción.

El tema de la Hija de Sión es uno de esos conceptos que atraviesan la Biblia desde el Antiguo Testamento hasta el Nuevo, dándole unidad a los dos y a la vez enriqueciendo su interpretación con nuevos sentidos. El interés que ha despertado en los especialistas tanto de la Teología como de la Sagrada Escritura no ha llegado al conocimiento de los fieles en general, como tantos otros tópicos de la investigación teológica que se quedan en las obras de investigación, redactadas en tono muy científico que desborda la capacidad del publico. El particular no ha tenido acceso a esos temas por falta de una buena divulgación.

No podemos hablar de falta de interés del público católico en general, sino más bien de falta de información. Y de parte de los entendidos no podemos decir que esa indiferencia hacia ese público, sino más bien es escasez de escritores que divulguen lo que hay en la alta investigación tanto bíblica, como teológica.

Es allí, en este empeño de la divulgación de la doctrina de la Iglesia y de la investigación que esclarece y hace accesible esa doctrina, donde está la razón de ser de nuestra Sociedad Mariológica Colombiana.

En general en todos los temas de teología y de Biblia se está pidiendo con insistencia la exposición que haga asequible al pueblo cristiano los logros de la investigación seria de esta época. Es por ello que se requiere un mayor esfuerzo de los entendidos en estos temas para presentar de manera provechosa la enseñanza tan rica que se ha conseguido con el esfuerzo de tantas personas dedicadas al estudio de la Palabra.


IMPORTANCIA DEL TEMA

El tema de la Hija de Sión va adquiriendo en la Iglesia la importancia excepcional que tiene todo aquello que contribuye a fortalecer las relaciones de la Iglesia con el judaísmo. Por tratarse de un tema eminentemente arraigado en los libros del canon hebreo siempre será de interés para los judíos y un puente para que el intercambio de posiciones al hacerse más claro, contribuya a fomentar las relaciones entre las religiones y estimule el interés de las partes por llegar a la comprensión de los elementos que nos unen, sin excluir de la necesaria atención aquellos que nos separan. En realidad debemos hacer mayor énfasis en los primeros y darles la debida importancia para que mostremos el interés de acercamiento mutuo.

DEFINICIÓN DE LOS TÉRMINOS

La expresión "Hija de Sión" es muy familiar a los profetas que la fueron elaborando lentamente, cuando el término fue pasando de uno a otro y se fue enriqueciendo con nuevas y más variadas connotaciones. El Nuevo Testamento retoma la idea y la centra en María la Madre de Cristo, dando a ella un realce de grandeza y de maternidad universal, a la vez que lanza un rayo de luz sobre los textos anteriores.

Hija de Sión en los profetas viene a significar sencillamente la ciudad de Jerusalén, personificada en la figura de una mujer que la representa. En este sentido no es tanto una persona que es hija de Sión, sino más bien Sión como figura femenina que resalta el valor espiritual de la Sión-ciudad. Estamos ante una expresión que quiere decir no tanto lo que pertenece a Sión, cuanto lo que identifica a los dos términos. Podríamos decir que la expresión dice sencillamente: Sión es una mujer representativa de la ciudad. Con esta personificación la ciudad capital de los judíos adquiere una connotación, de personaje importante, que puede comunicarse con Dios y más aún es la destinataria de los saludos y promesas de Dios a los hombres, que se suponen hijos de ella, viven en la ciudad, de alguna manera son habitantes del reino y mantienen una relación de pertenencia a ella.


EL TEMA MARIANO.

Qué relación pueda tener la Hija de Sión con María de Nazareth es algo que se afirma cada vez más en la teología mariana de estos tiempos. Aparentemente no tendría consistencia una relación de los dos términos que estamos tratando de unir. Por ello fue sorprendente que el Concilio Vaticano II en la presentación exhaustiva de Nuestra Señora en el capítulo VIII de la Lumen Gentium, dedicado a ella como el mayor reconocimiento y alabanza a sus prerrogativas, afirmara con solemnidad que ella es "la excelsa Hija de Sión" (LG. 55).

Es clara la intención del concilio de introducir en la devoción y en la piedad del pueblo católico un título mariano que ya se había vuelto familiar entre los entendidos en los estudios teológicos: La figura de Nuestra Señora representa en el Nuevo Testamento lo que la Hija de Sión representaba en el Antiguo Testamento. Los atributos, los privilegios y la actuación pasan naturalmente de una a la otra.

CONSECUENCIAS PARA LA MARIOLOGÍA.

Al hacer el enlace entre la Hija de Sión de los profetas y la Virgen María adquiere ésta unas raíces bíblicas insospechadas, que han de enriquecer la ciencia mariana y la espiritualidad bíblica. Se hace al mismo tiempo un esfuerzo de iluminación del Antiguo Testamento partiendo desde el Nuevo, haciendo claridad en muchos pasajes que de otra manera hubieran quedado sin un sentido definido y aparecerían como cabos sueltos sin continuidad para la revelación ulterior. Se fortalece considerablemente la unidad de los dos testamentos y se ilumina mucho la espiritualidad mariana, a la vez que se ponen en práctica los principios de interpretación bíblica que recomienda la Iglesia para aprovechar la Biblia en la vida espiritual de la Iglesia.

No sería desde luego este el único tema del Antiguo Testamento que mira directamente a la figura de María, como está presentada por los escritos del Nuevo Testamento. Éste sin embargo se presenta como una línea clara que partiendo de los profetas pasa a los evangelistas San Lucas y San Juan con una continuidad tan natural como tantas otras ideas mesiánicas que hacen la unidad del plan salvador de Dios, ligando los dos Testamentos en una sola palabra: Cristo.

Por todo ello debemos partir del principio de que el tema que nos ocupa es principalmente mesiánico y cristológico en el sentido de que la Hija de Sión es la interlocutora a quien Dios hace las promesas mesiánicas destinadas al pueblo redimido. Todo esto ya está diciendo indirectamente que se trata del pueblo de Dios del Antiguo Testamento que desemboca directamente en el tema Iglesia de Cristo en el Nuevo.

De allí sale otro valor de este capítulo de la Teología Bíblica como es la relación tan íntima de María con la Iglesia, el pueblo de Dios de la nueva alianza. María representando a la Iglesia, María como miembro privilegiado de la Iglesia y como lo veremos en el salmo 87, María madre de esa Iglesia. Esta connotación que relaciona a María con la Iglesia y sobre su oficio en el plan de Dios, le convenía mucho al Concilio que habiendo tomado como uno de sus principales fines profundizar en el misterio de la Iglesia, quería tratar el tema mariano en conexión con ella.


EN EL ANTIGUO TESTAMENTO.

Hay una serie de textos, principalmente de los profetas, que partiendo de la expresión Hija de Sión, la hicieron un tema reiterativo que se puede encontrar en muchas partes del Antiguo Testamento. Los textos que diríamos primordiales son:

Miqueas,         4,10-13 que es el primero cronológicamente.
Zacarías,         2, 14-15 y 9, 9-10
Sofonías,         3, 14- 17 Joel, 2, 21-27.

De todos ellos sacamos estas síntesis: Sión parece haber sido el barrio de los pobres en el ensanche de la ciudad de Jerusalén. Primero aquella y posterior las dos se empezaron a llamar hija para significar su carácter de persona interlocutora a la que se le dirige la palabra de Dios como saludo de alegría, invitación a no temer y promesa de que el señor habitará en medio de ella. Ella además es madre que en un supremo dolor engendra a sus hijos que son pueblos numerosos.

Como todos los temas mesiánicos, este también queda abierto al futuro, en un plano de misterio que lentamente se va desvelando y definiendo y que da la impresión de que está pidiendo una clarificación posterior.

En el tiempo posterior al destierro de Babilonia el termino Hija de Sión, se vuelve sinónimo de Sión y de Jerusalén y pierde por el uso el primer inciso “Hija de, en lo que pudo ser abreviación del término o mejor el convencimiento de que los nombres Sión y Jerusalén ya habían adquirido la connotación de persona importante, e interlocutora ante Dios y de transmisora de las bendiciones del Señor.

LA HIJA DE SIÓN EN EL NUEVO TESTAMENTO.

San Pablo en la Epístola a los Gálatas 4, 21-30 habla de dos ciudades de Jerusalén: la de arriba, la espiritual y la de aquí abajo la física ciudad de Jerusalén con los judíos de ese momento. La primera viene de Sara, es de arriba porque por que su hijo Isaac nació según las promesas hechas por el Señor tanto a ella como a Abraham. La otra ciudad o pueblo viene de Agar, que fue siempre una esclava, cuyo hijo nació por vía natural y humana y representa a los que no se acercan a Cristo, sino más bien se alejan de él.

Estamos en el siguiente paso, en este caminar de la historia de la salvación. Del Antiguo Testamento hemos pasado claramente al cumplimiento de la nueva alianza. Ya se distinguen netamente dos versiones de Jerusalén. La de arriba y la de abajo. El acento pasa de la ciudad de Jerusalén (Sión) a esa creación de Dios que conservando el nombre de Jerusalén, se describe como la madre nuestra y a la vez está representando el destino final de su único pueblo, hecho de todas las naciones del mundo que creen en Cristo.

Siguiendo el desarrollo de la revelación, el evangelio de San Mateo (Mt. 21, 1-10) nos presenta a Cristo entrando solemnemente en Jerusalén, pero de una manera modesta, montado en la burra, que como rey humilde y pacífico, que quiso referirse al pasaje del profeta Zacarías 9,9: "Decid a la hija de Sión: He aquí que tu Rey viene a ti, manso y montado en una asna y un pollino, hijo de animal de yugo". Se trata de dar un recado a la Hija de Sión de parte de Cristo, anunciándole que llega de una manera sencilla y humilde a inaugurar su reino. No se trata de una comunicación a la Jerusalén, como ciudad, porque en el contexto Jerusalén aparece ya como la ciudad alejada del Señor que no ha oído su llamada, (Mt. 23, 37-39), sino más bien a la Jerusalén espiritual, el nuevo reino. Ciertamente en estos textos del Nuevo Testamento no podemos hablar todavía de una referencia mariana explícita, si no de una maternidad espiritual que pertenece al pueblo redimido.

LA REFERENCIA MARIANA EN LOS EVANGELIOS.

En el Evangelio de San Lucas y en el de San Juan no encontramos la expresión hija de Sión,  pero el tema de María la madre de Jesús tiene tal referencia a aquellos pasajes del antiguo testamento, que no queda mayor duda de que estos Evangelistas están haciendo cita implícita a todo el contenido anunciado en aquel título.

Los argumentos son eminentemente de crítica literaria y quedan un poco fuera del alcance y del interés de los no especialistas. Bástenos saber que una cosa es clara para el que lee el evangelio y en general el Nuevo Testamento: este ha sido escrito haciendo referencia continua al Antiguo Testamento, generalmente sin hacer una cita literal de él. Ello no merma en ningún momento la gran originalidad de la historia y de la doctrina de los evangelios. Una claridad meridiana tuvieron los autores inspirados del Nuevo Testamento sobre dos puntos: Primero: la venida de Cristo fue algo tan novedoso que no se encuentra en ningún libro o tradición pagana o del judaísmo contemporáneo, incluida la Biblia judía. Segundo: todo lo que ellos escriben está presentado con el lenguaje y con las figuras del Antiguo Testamento para hacer continuidad con esa historia de modo que no hubiera duda de que no hay un rompimiento con el designio divino de salvación que presenta aquel.

Queda siempre patente la intención de mostrar que la novedad de Cristo estaba en cierta manera contenida y englobada en el texto del Antiguo Testamento. Nunca se pretende sacar toda la doctrina de este, sino que partiendo de la riqueza de la revelación de Cristo, se hace ver que esta novedad no rompe la armonía o el hilo de la revelación antigua, sino que por el contrario es lógica y se compagina con la doctrina contenida en aquella. Para ello los autores sagrados del Nuevo Testamento van haciendo una especie de enlace de las realidades nuevas con las que se contenían en la revelación antigua. Se descubren los tipos del Antiguo Testamento que corresponden a las realidades reveladas por Cristo en el Nuevo. Y al lado de ellos, van mostrando otras realidades, algo más que tipos o sombras de lo futuro, instituciones, personas, oficios que continúan en la revelación cristiana. De estas dos categorías de ilustraciones está llena la revelación cristiana. En algunos casos se menciona explícitamente el nexo que las une; en otros no se menciona por su nombre, pero se insinúa por las citas implícitas tomadas del antiguo. Estos los podemos identificar por el lenguaje utilizado que es copia sea del texto hebreo, sea del texto de la versión griega de los setenta.

El caso de la Hija de Sión es uno de estos últimos. San Lucas ha llenado los dos primeros capítulos de su evangelio de alusiones a los párrafos de los profetas que tratan de aquel tema. Podemos ver algunos.

El saludo del ángel a María de parte de Dios es el mesiánico de los profetas: alégrate, y no es el saludo ordinario de los judíos: Paz, o la paz contigo. La razón de este cambio es la alegría por la bondad de Dios hacia ella. Invitación a no temer porque viene la salvación. Luego la promesa de que el Señor vendrá a morar en medio de ella. Es claro que en este relato se está presentando a María como el pueblo nuevo de las bendiciones del Señor. María es el comienzo del nuevo pueblo de Dios, y el comienzo de la realización de las promesas hechas a aquel pueblo.

Es muy interesante la comparación entre Sofonías 3, 14-18 y Lucas 1, 29-32.

La visita de María a Isabel es otro tema del evangelio de San Lucas que es presentado en función de la representatividad de María como bendición y presencia de Dios, como lo era la Hija de Sión. Estamos en lo más característico de esta figura. María que lleva a Cristo a los demás, con su saludo ha producido el estremecimiento de alegría de Juan el Bautista y ha sido la ocasión para que Isabel reciba un mensaje del significado espiritual de la visita de su prima: un acontecimiento significativo de la historia de la salvación, no una visita común, que no hubiera tenido cabida en el evangelio. Isabel por su parte reconoce que María es la Madre del Señor, es decir, que el Señor ha venido a ella, como lo esperaban los profetas. La proclama bienaventurada porque se han de cumplir en ella todo lo que se ha dicho de parte de Dios, en una clara alusión a las promesas del Antiguo Testamento entre las que se destacan las promesas a Sión-Jerusalén.

María en su canto del magníficat, está representando a la Iglesia, al decir que el Señor ha hecho obras grandes por medio de ella y por esto las generaciones la llamarán bienaventurada. Son alabanzas que se aplican tanto a la Iglesia como a María. Esta unión íntima que tiende a identificar los roles de las dos personalidades y hacer un solo personaje en el plan de salvación es constante en toda la revelación bíblica y se confirma con la presentación que hace el libro del Apocalipsis en el c. 12, en el que se entretejen los temas de la Iglesia y de María.

No podemos afirmar que estas sean conclusiones admitidas por todos los investigadores de la sagrada escritura y de la Teología, no obstante es una opinión que se va haciendo común: San Lucas sin mencionar el título de Hija de Sión, introduce la figura de María en la línea de las afirmaciones veterotestamentarias relativas a este tema.

APLICACIÓN DE TEMA AL SALMO 87.

El tenor del salmo nos introduce de lleno en el contexto de la Hija de Sión. No obstante pertenece a ese grupo de textos donde se ha simplificado el nombre en la sola palabra, Sión. El salmo es la personificación de la ciudad de Jerusalén, que se presenta como mujer privilegiada, madre de todos los pueblos, amada de Dios. Estas características con mayor detalle:

1- Personificación de la ciudad, como alguien a quien se puede hablar o dirigir la palabra, porque se supone que escucha y entiende el contenido de la comunicación. En los versos 3 y 7 se hace referencia a Sión en segunda persona: "Maravillas se dicen de ti". "Todos ponen su morada en ti".

2. La predilección de Dios sobre ella. "Prefiere Dios sus puertas a todas las moradas de Israel". "Es la ciudad de Dios" v. 3, expresión que ha de tener una resonancia importante en toda la literatura cristiana. Ha sido objeto de comentarios favorables por las maravillas que posee, ciertamente como don de Dios. v. 3a. También habría que añadir como don y privilegio de Dios el hecho de que esté enclavada en el centro de montes santos v. 1a.

3-. El tema general del salmo es la salvación de los hombres, a través de esta intervención de Dios, eminentemente futurista y considerada desde el punto de vista del Nuevo Testamento es una profecía mesiánica. La voluntad salvadora de Dios tan claramente enunciada aquí es un tema explícito en toda la escritura y directamente expresado a lo largo de todos los libros sagrados. En nuestro caso la salvación y específicamente la salvación universal es algo obvio en todo el salmo y comprendido en el amor preferencial de Dios hacia Sión v. 2; y en el hecho de que el Señor considere a Egipto (Rahab) y a Babilonia entre los que conocen a Dios. Estos dos pueblos fueron en la historia de Israel sus grandes enemigos. Conocer a Dios, no es sólo conocer su existencia, es entrar en su amistad, más aún es compenetrarse con Él. Pero sobre todo el movimiento de unidad y centralidad en Sión es una manera de expresar el amor universal de Dios a todos los hombres, seguido de su voluntad de llevarlos a todos a su gloria a través de un solo plan de salvación.

4- El tema de Sión, madre de los pueblos, es precisamente el que le da la característica a toda la composición. La Hija de Sión como madre de la humanidad ya está contenida en Is. 60, 4. Aquí se mencionan poéticamente algunos pueblos: Egipto, Babilonia, filisteos, tirios y etíopes, en el versículo 4, pero es claro que se quieren significar todos. Y luego se afirma que todos los pueblos han nacido allí y de cada uno de ellos que se escribirá en el registro correspondiente que ha nacido en Sión. Los príncipes, lo mismo que los hijos de todos aquellos pueblos han puesto su morada allí.

El tenor del salmo es una gran esperanza de unificar todos los pueblos en una misma nación, cuya capital sea Sión, la futura, la nueva, la de arriba.

El sentido mariológico del salmo deberá ser tomado más el Nuevo Testamento y aplicado a él que de su contexto en el antiguo. No nos fijamos tanto en lo que pueda significar aislada del contexto general de la Biblia, cuanto la nueva iluminación que recibe de la revelación del evangelio y posteriormente de la tradición.

Las ideas de María Madre de la Iglesia, madre de todos los hombres, mediadora de todas las gracias deben ser las resonancias que reciben el texto en mención. Ya habíamos insinuado que todos los textos de su género son eminentemente obscuros como toda profecía, es decir, abiertos a la clarificación futura de la realidad cristiana.

APLICACIÓN A LA LITURGIA.

La aplicación más práctica de esta idea nueva será a la Liturgia que últimamente ha empezado a tomar aquellos párrafos de los profetas y este salmo y algún más en sentido mariano y los ha puesto como primeras lecturas de las misas de Nuestra Señora que recientemente se han editado para el uso litúrgico. Para una sana interpretación de esas lecturas en una homilía que parta de ellas será imprescindible tener en cuenta toda la interpretación mariológica que propone el Concilio Vaticano II y que se ha ido consolidando y generalizando entre los comentaristas de la Biblia.

Tomado de la revista Regina Mundi, nro 45.