jueves, 26 de octubre de 2017

Te saludo llena de gracia



San Juan Damasceno (c. 675-749).
Homilía sobre la Natividad de la Virgen.

Esta mujer será Madre de Dios, puerta de la luz, fuente de vida; destruirá la acusación que pesaba sobre Eva. Esta mujer, "los ricos de entre los pueblos buscarán su rostro", los reyes de las naciones se prosternarán ante ella ofreciéndole obsequios… pero la gloria de la Madre de Dios es interior: es el fruto de su vientre. Mujer tan digna de ser amada, tres veces bienaventurada, " eres bendita entre las mujeres y el fruto de tu vientre es bendito". Hija del rey David y Madre de Dios Rey del universo, la obra maestra en la que el Creador se regocija…, serás la cumbre de la naturaleza. Porque tu vida no será para ti, no has nacido para ti misma, sino que tu vida será para Dios.

Viniste al mundo para él, servirás para la salvación de todos los hombres, cumpliendo el designio de Dios fijado desde antiguo: la encarnación del Verbo, su Palabra, y nuestra divinización. Todo tu deseo es alimentarte de la palabra de Dios, fortalecerte con su sabia, "como verde olivo en la casa de Dios", "un árbol plantado al borde de la acequia", tú "el árbol de la vida" que "dio fruto a su tiempo"… El que es infinito, ilimitado, vino para quedarse en tu seno; Dios, el niño Jesús, se alimentó de tu leche. Eres la puerta siempre virginal de Dios; tus manos tienen a tu Dios; tus rodillas son un trono más elevado que los querubines… Eres la cámara nupcial del Espíritu, "la ciudad del Dios vivo, en la que se regocijan las aguas del río", es decir el efluvio de los dones del Espíritu. Eres "toda hermosa, la amada" de Dios.

(Referencias bíblicas: Sal 44,13; 71,11; Mt 2,11; Lc 1,42; Is 62,5; Sal 51,10; 1,2; cf Gn 2,9, Ap 22,2; cf Ez 44,2; Sal79,2; cf Ct 1,4; Sal 45,5; Ct 4,7).



jueves, 19 de octubre de 2017

La Virgen Nacional, geografía de una romería.

  
Por Julio Ricardo Castaño Rueda
Sociedad Mariológica Colombiana.

Un lector indaga sobre los viajes de Nuestra Señora del Rosario de Chiquinquirá y formula las siguientes preguntas: ¿Cuáles han sido los tronos en que ha estado expuesto el sagrado lienzo? Sabemos de Suta, Capilla de la Renovación, basílica, Tunja y Bogotá, pero ¿hay otros sitios?

La primera parte necesita de unas páginas para responder y la segunda es un sí de viajero. Hay más de 100 lugares registrados por la documentación histórica, memoria de la nacionalidad, que requieren ser numerados para evitar las tediosas repeticiones producto de los periplos por los antiguos caminos de Boyacá y Cundinamarca.

El método utilizado para solucionar el cuestionamiento consiste en seguir las rutas usadas por las peregrinaciones con la Santísima Virgen María de Chiquinquirá. A partir de la segunda salida y hasta la décima solo se reseñarán los destinos que no hubiere visitado antes para evitar confusiones y poder tener un dato numérico exacto.

Para mayor precisión se incluyeron las zonas veredales de los municipios donde la Madre de Dios recibió las honras de sus hijos. El motivo es que los vecinos de los emplazamientos donde se harían pausas para el reposo y la oración salieron a su encuentro para agradecer favores.

El final de cada recorrido terminó en los templos parroquiales señalados por la programación del desfile. El altar o el atrio fueron los  escogidos para la veneración por parte de los fieles en cabeza de sus párrocos, las autoridades eclesiales, civiles y militares. La función religiosa se interrumpió en el año de 1816 cuando las circunstancias de la Patria Boba así lo impusieron.
La lectura siguiente, para cualquier colombiano medianamente formado en los mapas escolares de su país, no requiere cartas de navegación, planisferios y sistemas de posicionamiento global. La remembranza afectiva bastará para andar por los siglos hasta desembocar en las trochas que labraron la nacionalidad mariana.

A paso de promesero comenzó la travesía, desde finales del siglo XVI hasta los albores del XXI:

El 3 de diciembre de 1587. Nuestra Señora del Rosario de Chiquinquirá salió de la capilla de los aposentos de Chiquinquirá  con rumbo para Tunja. La peregrinación pedestre visitó los pueblos de indios de:

1. Tinjacá.

2. Suta. (Suta de Santana, Sutamarchán).

3. Sáchica.

4. Cucaita. 

Al llegar a Tunja estuvo:

5. Ermita de Santa Lucía.

6. Iglesia Mayor (Santiago Apóstol) en la Capilla de Pedro Rodríguez de Carrión.

El 18 de agosto de 1633. Nuestra Señora del Rosario de Chiquinquirá salió de su capilla hacia Tunja.  Época de la Peste de Santos Gil. Estuvo en:

7. Monquirá.  (Situado a una legua de Villa de Leiva).

8.  Villa de Leiva, Capilla de Santa Bárbara, aposentos de Diego de Guevara**.

9. Samacá.

10. Sora.

El arzobispo de Santafé de Bogotá, Bernardino de Almanza, ordenó su traslado a la capital del virreinato. (El 11 de septiembre de 1633).

La Virgen partió para:

11. Turmequé.

12. Puente sobre el río Teatinos. (Puente de Boyacá).

13. Chocontá.

14. Sesquilé.

15. Gachancipá.

16. Tocancipá.

17. Sopó.

18. Usaquén. Ingresó a Santafé de Bogotá y visitó:

19. Recoleta de San Diego.

20. Catedral Primada.

21. Iglesia de las Nieves.

22. Convento de Nuestro Padre San Francisco.

23. Iglesia del Convento de Nuestra Señora del Rosario de la Orden de Predicadores (Santo Domingo)*.

Al regreso, en 1636, recibió el vasallaje de los pueblos:
24. Suba.

25. Chía.

26. Cajicá.

27. Zipaquirá.

28. Cogua.

29. Tausavita. (Tausa).

30. Sutatausa.

31. Ubaté.

32. Fúquene.

33. Susa.

34. Simijaca (Cundinamarca).


El 21 de abril de 1816. La tercera salida de la Patrona estuvo marcada por el secuestro sacrílego ordenado por el mercenario francés Manuel Serviez. El lienzo fue guardado en un cajón en el viaje hasta Cáqueza. Los frailes dominicos la acompañaron siempre, oficio de guardianes.

La tropa de campesinos, aterrada por la masacre de Cachirí y alimentada por las mentiras de sus patrones, siguió a la zaga de una desbandada hacia los Llanos Orientales. Los soldados encargados de transportar a la Virgen estuvieron en:

35. La Casa de La Concordia**, cerca de Simijaca.

36. Cucunubá.

La Santísima Virgen María de Chiquinquirá permaneció ocho días en Chocontá. José Manuel Groot en su Historia Eclesiástica y Civil de Nueva Granada refiere que allí se le celebraron varias misas con salves. Además, anotó que Serviez le perdonó la vida a un desertor que pidió esa gracia por intercesión de la Virgen. Medida que seguramente fue noticia entre los campesinos que huían del reclutamiento forzado.

37. Puente del Común, Chía.

Por Santafé de Bogotá siguieron a paso de fuga.

38. Campamento a orillas del río Tunjuelo donde pernoctaron.

39. Chipaque.

40. Alto de Sáname. Cáqueza, Cundinamarca. La Virgen de Chiquinquirá fue rescatada por los carabineros de Fernando VII. (8 de mayo). Este es el sitio más lejano que, hasta la fecha, acogió al lienzo original de la Patrona Nacional.

 41. La Virgen Morena fue llevada al templo parroquial de Nuestra Señora de la Concepción de Cáqueza.

42. Usme.

43. San Carlos o Iglesia de San Ignacio, Santafé de Bogotá. La Virgen se quedó en aquel templo.

44. Convento de Santa Inés*.

45. Convento de La Concepción.

46. Iglesia de Santa Clara. (Hoy museo).

47. Templo del Carmen.

48. Convento de La Enseñanza.*
El 2 de julio, la Virgen retornó a Chiquinquirá bajó la protección de las banderas españolas.

El 9 de mayo de 1841. Nuestra Señora del Rosario de Chiquinquirá salió del templo principal para Bogotá. Estuvo en la iglesia de San Ignacio. El 25 de agosto regresó por la ruta de Zipaquirá.

El 4 de septiembre de 1841. Nuestra Señora del Rosario de Chiquinquirá viajó para Tunja. Estuvo en Villa de Leiva mes y medio. Volvió a su morada, el 16 de noviembre de 1841.

Convento de las Carmelitas Descalzas.

49. Clausura.

50. Iglesia del Carmen.

El 28 de junio de 1919. Nuestra Señora del Rosario de Chiquinquirá salió de su templo para Bogotá. La romería que la trajo en hombros la coronó como Reina y Patrona de Colombia, el 9 de julio de 1919 en el atrio de la Catedral Primada. El evento contó con el apoyo del material fílmico y fotográfico.

51. Boquerón de la Palestina. (Frontera entre Boyacá y Cundinamarca).

52. Puente de Simijaca.

53. Sitio Chapinero. (Susa).

54. Cerro de Fúquene.

55. Sitio Los Naranjos.

56. Sitio Pompeya. (Ubaté).

57. Camellón del Rocío. (Sutatausa).
58. Alto de Tierra Negra. (Nemocón).

59. Checua. (Vereda de Nemocón).

60. Cruce de caminos Chiquinquirá, Suesca  y Cucunubá.

61. Puente de los Mortiños. (Cogua).

62. Escuela Rural del Mortiño. (Cogua).

63.  Boquerón.  (Límite entre Zipaquirá y Cajicá).

64. Estación del Tren de La Caro. (Chía).

65. Sitio Tolea.

66. La Cita. (Usaquén).

67. Sitio San José.

68. Templo de Chapinero. (Nuestra Señora de Lourdes).

69. Puente sobre el río Arzobispo. (Parque Nacional).

70. Parque de la Independencia.

71. Plaza de Bolívar.

72. Desfile en Bogotá.  (La “Apoteosis de Nuestra Portentosa Virgen Nacional”, el 18 de julio).

La Virgen coronada regresó el 21 de julio.

73. Colegio Santa Eufrasia.

74. Barrio Marly. (Primera piedra para el templo votivo).

75. El Retiro, límite de la Parroquia de Chapinero.
76. Sitio La Cueva cerca de la hacienda de la Morea, Chía.

77. Casa de la familia Grajales en el Puente del Común, Chía.

78. Sitio La Diana. (Punto en que se apartaba de la carretera el camino de Sopó, hasta la entrada de Tocancipá).

79. El Dorado. ** (Gachancipá).

80. Puente Caro. **  (Sesquilé).

81. Tres Esquinas** de Sesquilé.

82. Suesca.

83. Sitio Santa Rosita. (Chocontá).

84. Sitio San Carlos. (Chocontá).

85. Villapinzón.

86. Alto de Albarracín.

87. Ventaquemada. (Boyacá).

88. Sitio El Moral.
 
89. Sitio La Siberia.

90. Parque de la República. (Tunja).

91. Templo de San Ignacio. (Tunja).

92. Templo de Santo Domingo. (Tunja).

93. Templo de San Francisco. (Tunja).

94. Monasterio del Topo. (Tunja).
95. Alto de San Lázaro. (Tunja).

96. Camino de Pijaos.  (A una legua de Samacá).

97. Alto de Churuvita**.

98.  Sitio El Pedregal**. (Villa de Leiva).

99. Aposentos de Sutamarchán.

100. Despedida, límite entre Tinjacá y Ráquira.

101. Sitio El Rosal**. (Cerca de Chiquinquirá).

102.  Quinta Las Perlas**.

103. El Toldo**.

104. Alto de las Cruces**.

105. La Balsa. (Puente).

El 4 de diciembre de 1954. Nuestra Señora del Rosario de Chiquinquirá volvió a Bogotá para presidir el Tercer Congreso Mariano Nacional.

106. La Reina del Cielo recibió los honores militares en el cruce del ferrocarril con la Autopista Norte. (Calle 92).

107. Estadio El Campín (Campo Mariano).

El 6 de diciembre de 1962. Nuestra Señora del Rosario de Chiquinquirá viajó a Bogotá para participar de la plegaria nacional por el éxito del Concilio Vaticano II. A su morada retornó el 9 de diciembre de 1962.

108. Desfile desde el cruce del ferrocarril con la Autopista Norte hasta su templo de Marly.
109. Procesión encabezada por el presidente de la República desde Marly hasta la Plaza de Bolívar.

110. La Reina del Cielo fue entronizada entre las columnas del Capitolio Nacional.

El 9 de julio de 1999. Nuestra Señora del Rosario de Chiquinquirá llegó a Bogotá de noche transportada por un carro de bomberos. Visitó su templo parroquial votivo y desfiló hasta la Plaza de Bolívar. Luego entró a la Catedral Primada.Regresó el 11 de julio.

111.  Batallón  de Infantería Mariscal Antonio José de Sucre, Chiquinquirá.

El primero de septiembre de 2017. Visita a Bogotá para su encuentro con el santo padre Francisco. Viajó en helicóptero.

112. Estadio Municipal, Primero de Septiembre. Chiquinquirá.

113. Aeropuerto Internacional El Dorado, Bogotá.

114. Capilla del Sagrario, Bogotá.

Al finalizar esta correría por el recuerdo se destaca que los pueblos guardan bellas copias del cuadro de la Patrona. Son el testimonio de los brillantes pinceles de la escuela santafereña. Son los trazos que sigue el arte de las reminiscencias. Matices del territorio donde la Madre Dios colocó su trono para convertirla en su amada Colombia, la patria tricolor.

*Esta edificación fue demolida producto de la demencial furia de la piqueta que quiso progresar al aniquilar el patrimonio cultural de una nación.

**El lector chiquinquireño tendrá por tarea contarnos si este sitio aún existe como toponímico de la región.




jueves, 12 de octubre de 2017

Las preces de la iluminación



Por Julio Ricardo Castaño Rueda
Sociedad Mariológica Colombiana.


Las tesis expresadas por don Marco Suárez ante el redactor descubren matices inexplorados de los hechos que  presidieron el tejido histórico de un milagro que no detiene la dinámica del asombro.

El tema propuesto, para esta ocasión, indaga sobre la búsqueda de María Santísima en un sitio abandonado adonde nadie iría. Doña María Ramos dio un ejemplo de esa conducta tan poco usual en su época y en el presente.

Las preguntas de María Ramos a la Virgen María se convirtieron en una oración suplicante que gestó un prodigio: “¿Hasta cuándo, Rosa del Cielo, habéis de estar tan escondida? ¿Cuándo será el día en que os manifestéis y dejéis ver al descubierto, para que mis ojos se regalen en vuestra soberana hermosura, que llena de gustos y alegrías mi alma?” 

El encuentro, entre la devota y la Virgen, lo explicó Suárez de la siguiente manera: “Lo primero que hizo ella fue restablecerle su trono (colgó el lienzo, cuando lo encontró, en la choza-capilla de los aposentos de Chiquinquirá) para visitarla, contemplarla y  orarle.

Lo segundo fue aceptar la ausencia de la imagen de María en el cuadro.  Y luego dio inicio a la tarea que, de manera oculta, Dios tenía preparada para ella: confiar, amar, suplicar, llorar, persistir y orar.

La tercera parte es cuando entró en la intimidad con María Santísima. En ese punto hay una conexión poco común. La seguridad de saberse escuchada. Eso me hace acordar de una cita bíblica, la del ciego al que preguntó Jesús: ‘¿qué quieres que haga por ti?’ (Marcos 10-51). Y él responde: que vea Señor y así ocurrió. Si María Santísima le hubiera hablado a Ramos, posiblemente le hubiera preguntado: ‘¿qué quieres que haga por ti, hija mía? Y ella le habría respondido: quiero verte, madre mía’.

Ramos, en medio de la incertidumbre, pudo confiar y por su fe logró ser escuchada, fue atendido su deseo: lo oculto se hizo visible y lo lejano, cercano. No solo para ella, sino para todos los hijos e hijas de la Madre de Dios. 

Por eso, hablar de la historia del milagro sin analizar los acontecimientos que vivió María Ramos es un grave error. Gracias a Dios que nos permite reflexionar, escribir y compartir estos datos que enriquecen la crónica de la advocación de nuestra Madre del Rosario de Chiquinquirá.

Además, en la mayoría de las manifestaciones de la Santísima Virgen, es Ella quien toma la iniciativa de mostrase. Escoge el lugar, las personas, la fecha y la manera. En el caso del lienzo de la Virgen de Chiquinquirá no ocurrió así. Al contrario es María Ramos la que se encargó de buscarla. María Ramos es quien le habló a la Virgen y no Ella a Ramos.  María es quien le pide y la Virgen escucha en silencio. María Ramos cumplió con la misión de orar y la mariofonía se presentó. Me llama mucho la atención este suceso y lo que aprendemos de él. Del lienzo se ha encargado Dios y de nosotros se encarga nuestra madre desde el lienzo.

Ramos buscó encontrarse con María Santísima, pero en medio de esa acción halló a una María oculta. Intento pensar en las palabras de Ramos: ‘Madre mía, te he estado buscando para que me hagas compañía en mis oraciones y no puedo verte, pero a pesar de tu aparente ausencia te pido que me acompañes y que algún día me permitas contemplarte, para tenerte la dicha de tu presencia’ ”. Finalizó Suárez.


Marco, con sus planteamientos, enciende una luz en la tierra de la iluminación. La lámpara invita a seguir en la investigación  marilógica que requiere escudriñar en los hechos previos, causa irrefutable de un portento, que se renueva en la devoción de un pueblo mariano.

jueves, 5 de octubre de 2017

Las rasgaduras en la tela de Chiquinquirá. (Parte II).



Por Julio Ricardo Castaño Rueda
Sociedad Mariológica Colombiana.

El tema de las roturas en el lienzo de la Virgen del Rosario de Chiquinquirá a veces genera confusión porque las opiniones se elevan a la categoría de “verdad”.

El punto de la diferencia conceptual surge cuando el guía le explica a la romería, inquieta por el afán: “El cuadro de la Virgen de Chiquinquirá se renovó y se le cerraron los agujeros que tenía”.

Lo segundo no es consecuencia de lo primero porque son dos texturas distintas. Materiales del cuerpo sí, pero independientes en su funcionalidad. El primero es pintura al temple y el segundo algodón. El uno es imagen y el otro, soporte.

La semántica de la palabra agujero da una luz sobre el problema: Abertura más o menos redondeada en alguna cosa”. El diccionario de la RAE indica que el hueco estaría en la tela y no el resquebrajamiento de la pintura por envejecimiento. El artista utilizó el Blanco de España (carbonato de calcio, CaCO3) para la capa pictórica a la cual mezcló cola como aglutinante y aplicó colores de origen orgánico. (Cf. María Cecilia Álvarez White. Chiquinquirá, arte y milagro).  Las pinceladas se deterioraron por causa de las lluvias y las figuras se destiñeron hasta desaparecer. La misteriosa restauración dio origen a un prodigio inagotable en la capilla de la encomienda de Catalina García de Irlos.

Ahora, de regreso a los orificios, hay pruebas de las perforaciones antes y después de la renovación. El cura doctrinero, Juan Alemán de Leguizamón, en su declaración de 1588, habló de que para 1578, ya había agujeros en la manta. Razón, entre otras, por la que fue retirado de la capilla de los Aposentos de Suta y enviado a Chiquinquirá donde ocurrió la maravilla. (Cf. Proceso eclesiástico sobre la milagrosa renovación de la imagen de Nuestra Señora del Rosario de Chiquinquirá y hechos portentosos que se siguieron).

La inspección ocular del ex ministro Octavio Arizmendi Posada y Francisco Gil Tovar encontró pequeños huecos esparcidos por el lienzo (mayo de 1986), según consta en su libro Chiquinquirá 400 años, página 172.

¿Son las mismas rajaduras de antaño en hogaño? Imposible saberlo ya que la tela sufrió las caricias de los promeseros sin contar con los trajines del bandolerismo decimonónico y los sacrilegios del hampa. Durante tres siglos, cuando se descubría para su veneración, miles de manos refregaron camándulas, niños, y herramientas de labranza sobre su superficie. Comportamiento que debió convertirlo en olvido al desaparecerlo de la faz de la tierra. Los frailes dominicos le colocaron el cristal que lo protege de sus devotos, las devociones y de los iconoclastas modernos en 1897.

¿Y si se cerraron los rotos de 1578 en 1586? Si eso ocurrió no se puede probar por razones obvias porque ¿cuáles aberturas se sellaron?..

María Ramos que declaró en 1587, dos veces sobre el fenómeno, y los testigos de 1588 y 1589, no corroboraron el dato del taponamiento de los orificios. Ellos no nombraron ese zurcido o creación del faltante por mano divina.

Además, en el presente hay hoyos. Este cronista captó con su cámara de fotografía el que existe debajo del brazo derecho de san Antonio de Padua. (Sept. 2017). Esas evidencias demuestran que estuvo y está roto en varias partes.

Sin embargo, y pese a todo el peso de la realidad, la tradición oral sostiene que “se cerraron los boquetes”.

Ese punto requiere de autorizadas citas:

El cronista de Indias, Juan Flores de Ocáriz, en  Las Genealogías del Nuevo Reyno de Granada, publicadas en Madrid, España, (1674) señaló: “…El lienzo referido, maltratado de haber andado arrastrado y con tres agujeros que milagrosamente se han ido cerrando…”

Años más tarde, fray Pedro de Tobar y Buendía, O.P., en su  Verdadera histórica relación del origen, manifestación y prodigiosa renovación por sí misma y milagros de la imagen de la Sacratísima Virgen María Madre de Dios Nuestra Señora del Rosario de Chiquinquirá escribió: “…el haberse observado, que comenzaron desde entonces a cerrársele las roturas y agujeros…” y dio la fecha, el 5 de enero de 1589. (Cf. Edición facsimilar de la primera edición de 1694. Instituto Caro y Cuervo. Bogotá, 1986. Pág. 89).

Lo anterior certifica que la regeneración de los trazos no es -no puede ser- igual a sutura de rotos. Por tanto afirmar que: “El cuadro se renovó y hubo un cerramiento de las cisuras” es una ligereza, yerro que debe ser erradicado del léxico turístico.

¿Cambia la historia por la sugerencia que invita a la precisión en la narrativa de los acontecimientos? La respuesta categórica es no.

La resurrección de Nuestro Señor Jesucristo muestra que sus llagas, producto de la crucifixión, seguían vigentes. Ellas eran el certificado absoluto de una promesa de redención. Material probatorio que necesitó un pescador de Galilea, llamado Tomás, para exclamar: “Señor, mío y Dios mío”.

El signo del Altísimo sobre la obra diseñada por el pincel de un platero, Alonso de Narváez, requiere un aula. Sala útil para explicar un capítulo inédito de Mariología, ciencia teológica, que se escribió sobre una manta muisca, más ancha que larga, el 26 de diciembre de 1586.