
Academia de estudios marianos, fundada el 22 de septiembre de 1959 por el sacerdote alemán Richard Struve Haker, en el Santuario de Nuestra Señora de la Peña de Bogotá, con el permiso de la XIX Conferencia Episcopal Colombiana. La Revista Regina Mundi es su órgano de difusión. www.sociedadmariologicacolombiana.com
jueves, 15 de diciembre de 2022
jueves, 8 de diciembre de 2022
La Inmaculada, principio de la redención
Por
Julio Ricardo Castaño Rueda
Sociedad
Mariológica Colombiana
La concepción impoluta de la
Santísima Virgen María fue el preámbulo para una súplica de urgente santidad: “Venga
a nosotros tu Reino”. (Mt 6,10).
La humanidad vencida y divorciada
de su Creador por la dupla del pecado, desobediencia y vanidad, necesitaba obtener
una renovación restauradora en su origen femenino.
Eva, la fémina indiscreta y
carne de Adán, permitió que la astuta serpiente la convenciera de comer el
fruto prohibido. El garoso mordisco abrió la puerta a la condenación eterna. La
gustativa insubordinación de un capricho al paladar rompió la gracia divina
otorgada a su ser. La luz del Espíritu se oscureció en el interior de la obra
maestra de la Divinidad, el hombre.
La reparación de esa catastrófica felonía requería de una
invención superior e innovadora, una especie de blindaje, virtud impenetrable
para las fuerzas de la iniquidad. La coraza, diseño celestial, es la derrota
permanente del Maligno. Son hilos de pureza tejidos en la rueca de la humildad.
Así, la mujer castísima fue gestada bajo el omnipotente arte
de la oposición misericordiosa contra la vileza de la maldad. (Gén 3,15). La
flamante criatura, procreada para la gracia universal, fue concebida sin macula
en la perennidad del amor de Dios. Ella sería la primicia de un anuncio salvador.
María Purísima, aurora de la esperanza santificante, ofició su preparación para
la esclavitud corredentora.
La pulcritud del fiat engendró al Redentor, su unigénito.
jueves, 1 de diciembre de 2022
La Virgen desconocida
Por Julio Ricardo
Castaño Rueda
Sociedad Mariológica
Colombiana
Nuestra Señora de la Peña, la estatuaria de Dios para el pueblo de
Santafé de Bogotá, enfrenta un reto de ausencias. La amnesia cultural de la
capital la ignora. La urbe, inundada por la desinformación de la imagen y la
dictadura del ciberespacio, no tiene sitio para la dimensión de lo
trascendental. Además, el bellísimo santuario, joya de los Andes, engarzado en
la loma oriental no usa los medios para difundir su rica historia y su compleja
estructura mariológica.
Por esos motivos, entre sus empinados senderos, la gente se pregunta dónde
encontrar información sobre aquel tesoro colonial y celestial. Los turistas,
los lugareños y los promeseros, extranjeros y raizales, llegan, con algo de
esfuerzo en la sumatoria, a las cuatrocientas personas en promedio para las dos
eucaristías de la semana. 12 y 4 de la tarde, en el día del Señor.
Y la queja de los peregrinos entró a estos rincones de la academia con
cierto acento de desilusión y tribulación. “Subimos el pasado domingo, 27 de
noviembre, a la santa misa y en el saloncito de atención no hay novenas,
estampas ni medallas alusivas a la Patrona”, afirmó uno de sus leales devotos.
El inconveniente, con
rostro de problema, tiene una solución, vigente:
“…La mayoría de nuestros santuarios están
dedicados a la piedad mariana. Aquí, la Virgen María abre de par en par los
brazos de su amor maternal para escuchar la súplica de cada uno y concederla”,
expresó el papa Francisco en la Universidad Lateranense de Roma, en el I
Congreso Internacional para Rectores y Operadores de Santuarios, 2018. El
milagro viene por el empedrado camino de la esperanza…
jueves, 24 de noviembre de 2022
lunes, 21 de noviembre de 2022
Dio fe al mensaje divino y concibió por su fe
Agustín de Hipona, obispo
Sermón 25, 7-8: PL 46, 937-938
Os pido que atendáis a lo que dijo Cristo, el Señor, extendiendo la mano sobre sus discípulos: Éstos son mi madre y mis hermanos. El que cumple la voluntad de mi Padre, que me ha enviado, ése es mi hermano, y mi hermana, y mi madre. ¿Por ventura no cumplió la voluntad del Padre la Virgen María, ella, que dio fe al mensaje divino, que concibió por su fe, que fue elegida para que de ella naciera entre los hombres el que había de ser nuestra salvación, que fue creada por Cristo antes que Cristo fuera creado en ella?
Ciertamente, cumplió santa María, con toda perfección, la voluntad del Padre, y, por esto, es más importante su condición de discípula de Cristo que la de madre de Cristo, es más dichosa por ser discípula de Cristo que por ser madre de Cristo. Por esto, María fue bienaventurada, porque, antes de dar a luz a su maestro, lo llevó en su seno.
Mira si no es tal como digo. Pasando el Señor, seguido de las multitudes y realizando milagros, dijo una mujer: Dichoso el vientre que te llevó. Y el Señor, para enseñarnos que no hay que buscar la felicidad en las realidades de orden material, ¿qué es lo que respondió?: Mejor, dichosos los que escuchan la palabra de Dios y la cumplen. De ahí que María es dichosa también porque escuchó la palabra de Dios y la cumplió; llevó en su seno el cuerpo de Cristo, pero más aún guardó en su mente la verdad de Cristo. Cristo es la verdad, Cristo tuvo un cuerpo: en la mente de María estuvo Cristo, la verdad; en su seno estuvo Cristo hecho carne, un cuerpo. Y es más importante lo que está en la mente que lo que se lleva en el seno.
María fue santa, María fue dichosa, pero más importante es la Iglesia que la misma Virgen María. ¿En qué sentido? En cuanto que María es parte de la Iglesia, un miembro santo, un miembro excelente, un miembro supereminente, pero un miembro de la totalidad del cuerpo. Ella es parte de la totalidad del cuerpo, y el cuerpo entero es más que uno de sus miembros. La cabeza de este cuerpo es el Señor, y el Cristo total lo constituyen la cabeza y el cuerpo. ¿Qué más diremos? Tenemos, en el cuerpo de la Iglesia, una cabeza divina, tenemos al mismo Dios por cabeza.
Por tanto, amadísimos hermanos, atended a vosotros mismos: también vosotros sois miembros de Cristo, cuerpo de Cristo. Así lo afirma el Señor, de manera equivalente, cuando dice: Éstos son mi madre y mis hermanos. ¿Cómo seréis madre de Cristo? El que escucha y cumple la voluntad de mi Padre del cielo, ése es mi hermano, y mi hermana, y mi madre. Podemos entender lo que significa aquí el calificativo que nos da Cristo de «hermanos» y «hermanas»: la herencia celestial es única, y, por tanto, Cristo, que siendo único no quiso estar solo, quiso que fuéramos herederos del Padre y coherederos suyos.
miércoles, 16 de noviembre de 2022
"El Hijo del hombre, no tiene dónde reposar la cabeza"
Sacrum commercium, 19 y 20 . Alianza de San
Francisco con la dama Pobreza. (Trad: Salvador Biain, o.f.m.- BAC 399- Madrid,
1998, 7ª edición –reimpresión-)
Enamorado de tu belleza, el hijo del
altísimo Padre se unió solamente contigo en el mundo y te halló fidelísima en
todo. En efecto, antes de que Él descendiera a la tierra procedente de la
patria luminosa, ya le tenías dispuesto un lugar adecuado, un trono donde
sentarse y un lecho en que descansar: la Virgen pobrísima de la que nació,
iluminando este mundo. Cierto es que saliste fielmente al encuentro del recién
nacido, de suerte que en ti y no entre delicias hallara Él su morada preferida.
Fue puesto -dice el evangelista- en un pesebre, porque no había sitio para Él
en la posada. Y lo acompañaste siempre, sin separarte jamás de Él durante toda
su vida, de modo que -cuando apareció en la tierra y vivió entre los hombres-,
mientras las zorras tenían madrigueras y las aves del cielo nidos, Él, en
cambio, no tuvo dónde reclinar la cabeza. Después, cuando abrió su boca para
enseñar -Él que en otro tiempo había despegado los labios de los profetas-, de
entre las muchas cosas que habló, fuiste tú la primera a quien alabó, la
primera a quien enalteció al decir: Dichosos los pobres en el espíritu, porque
de ellos es el reino de los cielos (Mt 5,3).
Además, en el momento de elegir a
algunos testigos fidedignos de su santa predicación y gloriosa vida para la salvación
del género humano, no escogió, ciertamente, a unos ricos mercaderes, sino a
pobres pescadores, dando a entender con semejante predilección cómo deberías tú
ser estimada de todos. Finalmente, para que se hiciera patente a todos tu
bondad, tu magnificencia, tu fortaleza y dignidad; para dejar en claro que tú
aventajas a todas las virtudes, que sin ti no puede haber ninguna y que tu
reino no es de este mundo, sino del cielo, fuiste tú la única que permaneciste
unida al Rey de la gloria cuando todos sus elegidos y personas queridas lo
abandonaron cobardemente.
Pero tú, como fidelísima esposa y
tiernísima amante, no te separaste ni un solo instante de su compañía; incluso
te mantenías más firmemente unida a él cuando veías que era más despreciado de
todos. Y en verdad que, si tú no lo hubieras acompañado, nunca habría podido
recibir Él un menosprecio tan universal. Sólo tú le consolabas. No lo
abandonaste hasta la muerte, y una muerte de cruz. Y en la misma cruz -desnudo
ya el cuerpo, extendidos los brazos y elevadas las manos y los pies- sufrías
juntamente con Él, de suerte que en el Crucificado nada aparecía más glorioso
que tú.
jueves, 10 de noviembre de 2022
María en la luz del Verbo hecho hombre
Concilio Vaticano II
Constitución sobre la Iglesia “Lumen Gentium”, § 63,65
La Virgen Santísima, por el don y la
prerrogativa de la maternidad divina, que la une con el Hijo Redentor, y por
sus gracias y dones singulares, está también íntimamente unida con la Iglesia.
La Madre de Dios es tipo de la Iglesia en el orden de la fe, de la
caridad y de la unión perfecta con Cristo. Pues en el misterio de la
Iglesia, que con razón es llamada también madre y virgen, precedió la Santísima
Virgen, presentándose de forma eminente y singular como modelo tanto
de la virgen como de la madre. Creyendo y obedeciendo, engendró en la tierra al
mismo Hijo del Padre, y sin conocer varón, cubierta con la sombra del Espíritu
Santo, como una nueva Eva, que presta su fe exenta de toda duda, no a la
antigua serpiente, sino al mensajero de Dios. Dio a luz al Hijo, a quien Dios
constituyó “primogénito entre muchos hermanos” (Rm 8,29), esto es, los fieles,
a cuya generación y educación coopera con amor materno…
Mientras la Iglesia ha alcanzado en
la Santísima Virgen la perfección, en virtud de la cual no tiene “mancha ni
arruga” (Ef 5,27), los fieles luchan todavía por crecer en santidad, venciendo
enteramente al pecado, y por eso levantan sus ojos a María, que resplandece
como modelo de virtudes para toda la comunidad de elegidos. La Iglesia,
meditando piadosamente sobre ella y contemplándola a la luz del Verbo hecho
hombre, llena de reverencia, entra más a fondo en el soberano misterio de la
encarnación y se asemeja cada día más a su Esposo. Pues María, que por su
íntima participación en el misterio de la salvación reúne en sí y refleja en
cierto modo las supremas verdades de la fe, cuando es anunciada y venerada,
atrae a los creyentes a su Hijo, a su sacrificio y al amor del Padre. La
Iglesia, a su vez, glorificando a Cristo, se hace más semejante a su excelso
Modelo, progresando continuamente en la fe, en la esperanza y en la caridad, y
buscando y obedeciendo en todo a la voluntad divina.
jueves, 3 de noviembre de 2022
La gracia de la sagrada esclavitud recorre como un rayo el mundo ¿Se quiere sumar?
Redacción Gaudium Press
Hay una gracia que presagia
la aurora azul celeste del Reino de María.
de todo el mundo, y por una gracia que ya presagia la aurora azul clara del Reino de María, muchas personas comienzan a tomar un primer contacto con San Luis María de Montfort y con la maravillosa devoción por él descrita y promovida, la sagrada esclavitud mariana.
Son decenas de miles que se
están consagrando a Nuestra Señora, aquí y allá, según el método enseñado por
este santo, en un hecho que presagia el advenimiento de la era marial por él
preconizada.
En estas líneas queremos
simplemente enfatizar un aspecto de esa devoción, que tal vez ayude un poco a
entenderla, o a que sea más eficaz.
Dice el santo francés que
esta practica de la sagrada esclavitud mariana – que él enseña en el Tratado de
la Verdadera Devoción a la Virgen – permite ‘construir’ la santidad, no a la
manera en que un escultor con cincel y martillo va tallando la dura roca, sino
en la forma en que un artista vacía el yeso líquido en un molde: Esta última
‘técnica’ es más rápida, y el resultado se ajusta rápida y perfectamente al
molde, que es la Virgen. El artista es efectivamente el Espíritu Santo, Autor
de toda y cualquier santidad.
Siendo el ‘molde’ de esta
devoción la propia Madre de Dios, es claro que las estatuas surgidas de este
molde tendrán calcados aspectos de la belleza de Aquella que es destacada por
las Escrituras como la Mujer vestida de Sol,
Pero el hombre siempre es
el hombre; e incluso después de conocerla y amarla, pone sus problemas a esta
devoción. La palabra “esclavo” le parece contrariar su dignidad, una dignidad
que en nuestros días ha buscado fuera de Dios, donde no la podrá encontrar. Él
no quiere dejarse moldear; incluso en materia de vida espiritual, él quiere
‘construir’. Él no quiere dejarse llevar, el quiere conducir. Está demasiado
acostumbrado a seguir sus planes, a iluminarse con sus luces, a ejecutar sus
deseos y quereres. Y resulta que esta devoción es más un “dejarse llevar”, por
el Espíritu Santo y su esposa la Virgen. Entonces, pidamos antes que nada
docilidad.
Docilidad que es lo más de
acuerdo a la teología, que nos dice que la acción de los dones del Espíritu
Santo es aquella en que Él y sus dones son el motor primero y que el hombre es
mero instrumento, que como la vibrante guitarra presta sus cuerdas, pero se
deja tocar por el experto.
Pidamos la docilidad de
ser Jacob, no Esaú
Pero no, tenemos mucho aún
de Esaú, creemos demasiado e ilusamente en la potencia de nuestro brazo, en lo
certero de nuestro arco, en la agilidad de nuestros pasos. Sin embargo, fue
Jacob el que recibió la bendición del padre, aquel que se dejó arropar por las
argucias de su madre, aquel que confió en su madre, que vació en el molde de su
madre. Pidamos a la Virgen ser cada vez más Jacobs y menos Esaús.
Esa docilidad a la voz del
Espíritu Santo, no es solo con lo que nos viene ‘de arriba’, sino lo que nos
viene ‘de los lados’; es decir, no es solo la esclavitud ‘vertical’, sino
también la esclavitud ‘horizontal’. Dios busca no solo horadar nuestra
caparazón autosuficiente y voluntariosa con – por ejemplo – la lectura del
Evangelio, sino también con la palabra de un amigo inspirado, o los mil canales
que él puede usar para entrar en contacto con nosotros, en el contacto con los
hermanos.
El esclavo de María, en su
docilidad, siente eso, sabe eso.
El esclavo de María no es
como ciertos hermanos separados que dicen: “solo Dios”. No. Es Dios, Cristo, la
Virgen, un santo, un buen guía aquí en la Tierra, un buen hermano, con los que
debemos tener actitud de esclavo para escuchar, conocer y seguir la voz de
Dios.
A la manera de Cristo, que
se hizo esclavo, que fue esclavo de todos, hasta la muerte.
Y en esa actitud esclava –
no la de quien alega derechos adquiridos, sino en la que dócil se pone en
actitud humilde y servil ante la voz de Dios – baja el Espíritu Santo al alma,
como bajó a la Virgen, la humilde esclava del Señor.
No es tanto querer ser y
hacer; es dejar que la Virgen sea y haga en nos. Es verdaderamente asumir la
condición de esclavo y calcañar de la Virgen. Es confiar en que Ella hará
la obra, por encima de nuestras miserias. Y no confiar en las miserias para
hacer la obra de Dios y de Ella.
Por Saúl Castiblanco
sábado, 29 de octubre de 2022
jueves, 27 de octubre de 2022
El encanto del salterio
Por Julio Ricardo
Castaño Rueda
Sociedad Mariológica
Colombiana
El santo rosario no deja
de latir en el corazón del credo cristiano. Su cadencia evangélica inunda cada
rincón del orbe católico.
Su silente reflexión es
la voz del Verbo encarnado. Su historia vive en cada episodio del hombre
contemporáneo. La dignidad del catolicismo lo busca para darle otro motivo de
santidad a su actividad apostólica.
La pobreza y la dicha de
las naciones lo recitan como parte del equipaje por la senda de la vida. La
niñez crece bajo su amparo tutelar, herencia de sus mayores. La juventud lo
lleva en su pecho para las jornadas sin fronteras. Los adultos, convencidos del
favor del cielo, lo propagan en calles y capitales.
El rosario despierta a
los sonidos de la jungla amazónica. Los Andes lo guardan como el tesoro dulce
de su calor de hogar. La tropa patriótica, marcha de guerra, lo porta como
parte de su equipo de combate. Los exiliados lo llevan de la mano para abrir la
brecha en la pesada incertidumbre del desarraigo.
Sí, el santísimo
salterio de María es la riqueza insondable del creyente en Cristo e hijo de la
Iglesia. Las decenas, con su rítmico pasar, desgranan los horarios y las
latitudes. No importan las razas, los idiomas o las distancias. La comunidad
orante no se apaga.
El trajín santificador
de la meditación bíblica, sobre los misterios de la vida Salvador, pasa por los
templos, los hospitales, los cementerios, los santuarios marianos y por el
anonimato inmenso del sendero de la fe.
martes, 25 de octubre de 2022
jueves, 20 de octubre de 2022
El fervor de los alfareros
Foto Julio Ricardo Castaño Rueda
Por Julio Ricardo Castaño Rueda
Sociedad Mariológica Colombiana
Los promeseros de Ráquira guardan
entre sus saberes de arcilla una tradición colonial, secreto del pueblo de
olleros. Ellos suben a pie la cuesta que los separa de la Villa de los Milagros
para rezar el santo rosario con devoción de peregrinos.
El primer sábado de mes
madrugan a buscar a sus paisanos, compadres y vecinos de la mansión para el
príncipe chibcha, Tinjacá. Juntos desafían, con la infantería de la devoción,
los 400 y tantos metros de altitud que los separan del risueño valle
chiquinquireño.
El paso fuerte de agitados
resoplidos es acompañado con una plegaria de cruzados, el santo rosario. La
camándula, de tagua y crucero mariano, les soporta el conteo de los misterios y
las avemarías en una travesía sin tregua contra el cansancio.
Ascienden felices en una
competencia de alegrías. La edad y la chicha, el fiambre y el paisaje se unen a
esa fila de familias aferradas al valioso legado de sus mayores. La paz
campesina de las veredas los anima en su transcurrir de viajeros por el
evangelio.
Las preces, perfectamente
entonadas en los labios de las matronas o de impertérritos abuelos, se escuchan
al compás de la marcha. El salterio de María recuerda los misterios de la vida
de Cristo por la sinuosa carretera. El eco de sus voces, lejanas y apagadas,
marca los kilómetros con la pulcritud penitencial de los devotos de la Chinca.
El rosario es su llave maestra
para implorar misericordia en la basílica de la Patrona. Allá llegarán,
jadeantes y victoriosos, a pagarle una promesa a la Rosa del Cielo que
intercedió ante su Niño Jesús por las necesidades de su pueblo consentido, los
hijos del barro.
miércoles, 19 de octubre de 2022
jueves, 13 de octubre de 2022
El santo rosario, expresión de la hombría
Por Julio Ricardo Castaño Rueda
Sociedad Mariológica Colombiana
El ser masculino es el regalo del Verbo, hecho carne, a la humanidad,
obra perfecta de sus manos.
Ese modelo, de hombre orante, rescata y propaga los valores de la
virilidad que se encuentran injertados en la honestidad de la humildad, el
servicio, el respeto, la constancia y la firmeza.
El éxito de su propagación por los cinco continentes es la respuesta a
esa necesidad inaplazable de volver a Dios, Trino y Uno, clemente y
misericordioso por medio del salterio mariano.
El gran retorno ha sido del orden patriarcal. El paterfamilias es el encargado de restaurar el equilibrio moral en
una sociedad inoculada por todo tipo de errores perniciosos y herejías.
Por esa razón el varón de hinojos, apoyado por la fuerza vital de su
hogar, (esposa, hijas, madre, hermanas, abuelas y tías) obtiene el soporte y el
eje para esta cruzada por la obediencia al Creador. Tarea dedicada al apostolado
dentro de la santa madre Iglesia, madre y maestra.
Y es la Iglesia católica, guardiana del depósito de la fe, la que convida
a meditar las Sagradas Escrituras para no negociar con la verdad, que no es
tema de opinión sino norma de vida eterna.
El Movimiento Rosario de Hombres Colombia decidió complementar el peso de
las preces en la camándula con algunas meditaciones sobre el noble linaje del
antropocentrismo.
Quedan, pues, estas a disposición de los valientes defensores de las virtudes
teologales y su herencia apostólica.
Misterios Gozosos (lunes y
sábado)
1. La encarnación del
Hijo de Dios.
Meditación:
“Y el Verbo se hizo hombre y habitó entre
nosotros. Y hemos contemplado su gloria, la gloria que corresponde al Hijo
unigénito del Padre, lleno de gracia y de verdad”. (Jn 1,14)
2. La visitación de
Nuestra Señora a santa Isabel.
Meditación:
“Y Dios creó al hombre a su imagen; lo creó a
imagen de Dios. Hombre y mujer los creó”. (Gn 1,27)
3. El nacimiento del
Hijo de Dios.
Meditación:
“Porque el Hijo del hombre vino a buscar y a
salvar lo que se había perdido”. (Lc 19,10).
4. La presentación del
Niño Jesús en el templo.
Meditación:
“El hierro con hierro se aguza, y el hombre con su
prójimo se afina”. (Pr 27,17).
5. La pérdida del Niño
Jesús y su hallazgo en el templo.
Meditación:
“El Señor afirma los pasos del hombre cuando le
agrada su modo de vivir”. (Sl 37,23).
Misterios Dolorosos
(martes y viernes)
1. La oración de
Nuestro Señor en el Huerto de Getsemaní.
Meditación:
“Cuán dichoso es el hombre a quien Dios corrige. No
menosprecies la disciplina del Todopoderoso”. (Job 5,17).
2. La flagelación del
Señor.
Meditación:
“Honroso es al hombre evitar la contienda, pero no
hay necio que no inicie un pleito”. (Pr 20,3)
3. La coronación de
espinas.
Meditación:
“Es mejor refugiarse en el Señor que confiar en el
hombre”. (Sl 118,8).
4. El camino del Monte
Calvario cargando la cruz.
Meditación:
“Hay caminos que al hombre le parecen rectos, pero
que acaban por ser caminos de muerte”. (Pr 14,12)
5. La crucifixión y muerte
de Nuestro Señor.
Meditación:
“Jesús le respondió: —Escrito está: No solo de pan
vive el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios”. (Mt 4,4).
Misterios Gloriosos
(miércoles y domingo)
1. La resurrección del
Señor.
Meditación:
“De hecho, ya que la muerte vino por medio de un
hombre, también por medio de un hombre viene la resurrección de los muertos”. (1
Cor 15,21).
2. La ascensión del
Señor.
Meditación:
“¿Qué tal si vieran al Hijo del hombre subir
adonde antes estaba?” (Jn 6, 62).
3. La venida del
Espíritu Santo.
Meditación:
“Yo sé que nada hay mejor para el hombre que
alegrarse y hacer el bien mientras viva; y sé también que es un don de Dios que
el hombre coma o beba y disfrute de todos sus afanes”. (Qo 3 12,13).
4. La asunción de
Nuestra Señora a los cielos.
Meditación:
“Luego Dios el Señor dijo: no es bueno que el
hombre esté solo. Voy a hacerle una ayuda adecuada”. (Gn 2,18).
5. La coronación de la
Santísima Virgen.
Meditación:
“La angustia abate el corazón del hombre, pero una
palabra amable lo alegra”. (Pr 12,25).
Misterios Luminosos
(jueves)
1. El bautismo
en el río Jordán.
Meditación:
“De todo hombre se espera lealtad. Más vale ser
pobre que mentiroso”. (Pr 19,22).
2. La auto revelación en las bodas de Caná.
Meditación:
“El corazón del hombre traza su rumbo, pero sus
pasos los dirige el Señor”. (Pr 16,9).
3. El anuncio del
Reino de Dios invitando a la conversión.
Meditación:
“¿Qué es el hombre, para que en él pienses? ¿Qué
es el ser humano, para que lo tomes en cuenta?” (Sl 8,4).
4. La transfiguración
de Nuestro Señor.
Meditación:
“Porque hay un solo Dios y un solo mediador entre
Dios y los hombres, Jesucristo hombre”. (1 Ti 2,5).
5. La institución de
la Sagrada Eucaristía.
Meditación:
“Por eso también ustedes deben estar preparados,
porque el Hijo del hombre vendrá cuando menos lo esperen”. (Mt 24,44).
miércoles, 12 de octubre de 2022
viernes, 7 de octubre de 2022
El rosario, varonil ejemplo
Por Julio Ricardo
Castaño Rueda
Sociedad Mariológica
Colombiana
El Movimiento Rosario de Hombres está creciendo de forma primaveral en
Colombia, el Jardín Mariano. El surco
está abierto en el corazón de los fieles.
La iniciativa, de empuje mundial, tomó rápidamente una fuerza vital de
regreso a la tradición ortodoxa y cristiana de la santa Iglesia católica.
El retorno al asombro por descubrir el valor de la masculinidad, razón
superior del Dios encarnado en Santa María virgen, es la oportunidad feliz de
volver a la misión con la herramienta de la evangelización, el salterio
mariano.
La novedosa dinámica estableció su liderazgo en diferentes ciudades
nacionales con su fervor sin tregua y su concepción humilde. Las preces se
recitan de rodillas frente al templo parroquial o la catedral.
Urbes de nobles linajes como Santa Marta, Medellín, Ibagué, Cali, Pasto,
Pereira, Bucaramanga, la Villa de los Milagros, Bogotá y Soacha entre muchas
otras capitales, son hoy las generosas anfitrionas del santo rosario.
La respuesta viril de los padres de familia, hijos, hermanos, abuelos y
niños en tan variados lugares de la geografía nacional son la muestra pacífica
del coraje laico.
El hombre colombiano y sus pervivencias históricas han entrado de lleno
en el compromiso de llevar a cada hogar el dulce pan del evangelio de Cristo.
Este oficio misionero se cobijó bajo el amparo tutelar de Nuestra Señora del
Rosario de Chiquinquirá.
jueves, 6 de octubre de 2022
jueves, 29 de septiembre de 2022
El sacrificio de los ángeles
Por Julio Ricardo Castaño Rueda
Sociedad Mariológica Colombiana
“…He aquí, yo envío un ángel delante de ti,
para que te guarde en el camino y te lleve al lugar que yo he preparado…” (Ex
23,20).
El conjunto escultórico de Nuestra Señora de la Peña fue separado de sus
ángeles acompañantes por el cantero Luis de Herrera en junio de 1716.
Las figuras, de porte angelical, eran parte del milagro del 10 de agosto
de 1685. Ellas resultaron incluidas en el inventario del relato de las crónicas
de la época. ¿Cuántos eran?, qué formas tenían en su alto relieve?,
¿representaban a los arcángeles Rafael y Gabriel? ¿el ángel custodio? ¿La legión angélica de María?
Las respuestas fueron aniquiladas por el martillo y el cincel de los ayudantes
del oficio de la cantería. El cuestionario continúa con otras dudas.
Cuando se tomó la decisión de separar las efigies de la Sagrada Familia
de la roca principal se decidió eliminar la parte de los ángeles. Motivo: el
transporte desde la cima del cerro El Aguanoso hasta la loma de los Laches.
La razón de esa determinación puede ser cuestionada. ¿La supresión fue
producto de la impericia de los ayudantes de Herrera?, ¿quizás un mal golpe
averió a la escultura? ¿O simplemente fue un dictamen juicioso sobre la
conveniencia del traslado por el borde de un precipicio?
Lo difícil del asunto lo
resuelve el tiempo que gastó el maestro en separar a san Miguel del bloque primario.
La tarea le costó cuatro meses de una delicada y precisa labor. Comenzó el 22
de junio y terminó el 21 de octubre de 1716. El dato apunta a una hipótesis.
Solo extraer una de las estatuas consumió inmensos recursos económicos y
temporales en el más arisco e inhóspito sitio de las laderas orientales del
viejo Santafé de Bogotá. Bien podrían haber optado por la oblación de los
guardianes.
El hecho contundente de conservar
a san Miguel marca, desde el inicio de la devoción, una predilección por el
gran protector de la Iglesia católica.
“…Entonces se entabló
una batalla en el cielo: Miguel y sus Ángeles combatieron con el Dragón.
También el Dragón y sus Ángeles combatieron, pero no prevalecieron y no hubo ya
en el cielo lugar para ellos. Y fue arrojado el gran Dragón, la Serpiente
antigua, el llamado Diablo y Satanás, el seductor del mundo entero; fue
arrojado a la tierra y sus Ángeles fueron arrojados con él…” (Ap. 12, 7-9).
El detalle de la pieza,
escogida para su posterior preservación en un templo digno, es que Miguel porta
en sus manos y sostiene contra su pecho una custodia y su hostia magna.
La historia es diáfana
hubo una preferencia notoria. El conjunto superior está compuesto por la
Inmaculada que sostiene a su Hijo, unigénito, El Redentor, en compañía de su
castísimo esposo, san José. Esa agrupación quedó perpetuamente unida.
El 30 de noviembre de
1716, la piedra del ángel abrió la marcha del peligrosísimo descenso. Miguel marchó
sobre las andas llevadas por los valientes cargueros. San Miguel obtuvo ese
privilegio, el de sobrevivir al mazo, para servir de centinela a la voluntad
divina. Sus devotos, durante los siguientes dos siglos, le celebraron la fiesta
el 29 de septiembre porque los otros ángeles fueron sacrificados para poder
edificarle una ermita a Nuestra Señora de la Peña.
jueves, 15 de septiembre de 2022
La dolorosa de Bogotá
Foto archivo Santuario de la Peña
Por Julio Ricardo Castaño Rueda
Sociedad Mariológica Colombiana
La historia de Nuestra Señora de la Peña abarca un espacio geográfico de la cordillera donde la santa cruz escribió un milagro de redención. El punto inicial está sobre el escarpado filo del Aguanoso y finaliza en la hondonada de Los Laches. En esa línea, de la orografía oriental, se redactó una crónica de 337 páginas, una hoja por año. El territorio mariano se compone de tres elementos esenciales: las ruinas de la Ermita Vieja, el templo santuario y la parroquia.
La trilogía guarda y enseña momentos vitales de la primera advocación raizal capitalina, la Virgen santafereña.
La catequesis de esa obra celestial tiene por centro el lábaro. María Santísima permanece firme junto al calvario de la Perla de los Andes. Ese crucifijo, hierro gigante, ha impuesto una condecoración de fuego cuyo estigma grabó una impronta de trauma, dúo doliente.
La primera llaga es controversial por las variables conductuales y sociales de un pueblo devoto. Las carnestolendas trajeron el sincretismo del neopaganismo a las lomas. Ese folclor, misterioso y bello, se usó como disculpa para aislar a la urbe de sus raíces.
La segunda úlcera es cruel pues se trata de un olvido aprendido, impuesto y amnésico. La desmemoria es una ofensa cultural para una metrópoli centinela de una joya de diseño divino. La ciudad le dio la espalda a su capilla tutelar con una velocidad de ausencia voraz.
Hoy, en la fiesta de Nuestra Señora de los Dolores, la doncella de la Peña guarda en su corazón un crucifijo ignorado, pero repleto de un infinito acto de misericordia, el perdón por amor.