
Academia de estudios marianos, fundada el 22 de septiembre de 1959 por el sacerdote alemán Richard Struve Haker, en el Santuario de Nuestra Señora de la Peña de Bogotá, con el permiso de la XIX Conferencia Episcopal Colombiana. La Revista Regina Mundi es su órgano de difusión. www.sociedadmariologicacolombiana.com
jueves, 31 de agosto de 2023
martes, 22 de agosto de 2023
Benedicto XVI, papa Ángelus (22-08-2010)
Queridos hermanos y hermanas:
Ocho días después de la solemnidad de su Asunción al cielo, la liturgia nos invita a venerar a la santísima Virgen María con el título de «Reina». Contemplamos a la Madre de Cristo coronada por su Hijo, es decir, asociada a su realeza universal, tal como la representan muchos mosaicos y cuadros. También esta memoria cae este año en domingo, cobrando una luz mayor gracias a la Palabra de Dios y a la celebración de la Pascua semanal. En particular, el icono de la Virgen María Reina encuentra una confirmación significativa en el Evangelio de hoy, donde Jesús afirma: «Hay algunos que son los últimos y serán los primeros, y hay otros que son los primeros y serán los últimos» (Lc 13, 30). Se trata de una típica expresión de Cristo, referida varias veces por los Evangelistas, con fórmulas parecidas, pues evidentemente refleja un tema muy arraigado en su predicación profética. La Virgen es el ejemplo perfecto de esta verdad evangélica, es decir, que Dios humilla a los soberbios y poderosos de este mundo y enaltece a los humildes (cf. Lc 1, 52).
La pequeña y sencilla muchacha de Nazaret se ha convertido en la Reina del mundo. Esta es una de las maravillas que revelan el corazón de Dios. Naturalmente la realeza de María depende totalmente de la de Cristo: él es el Señor, a quien, después de la humillación de la muerte en la cruz, el Padre ha exaltado por encima de toda criatura en los cielos, en la tierra y en los abismos (cf. Flp 2, 9-11). Por un designio de la gracia, la Madre Inmaculada ha sido plenamente asociada al misterio del Hijo: a su encarnación; a su vida terrena, primero oculta en Nazaret y después manifestada en el ministerio mesiánico; a su pasión y muerte; y por último a la gloria de la resurrección y ascensión al cielo. La Madre compartió con el Hijo no sólo los aspectos humanos de este misterio, sino también, por obra del Espíritu Santo en ella, la intención profunda, la voluntad divina, de manera que toda su existencia, pobre y humilde, fue elevada, transformada, glorificada, pasando a través de la «puerta estrecha» que es Jesús mismo (cf. Lc 13, 24). Sí, María es la primera que pasó por el «camino» abierto por Cristo para entrar en el reino de Dios, un camino accesible a los humildes, a quienes se fían de la Palabra de Dios y se comprometen a ponerla en práctica.
En la historia de las ciudades y de los pueblos evangelizados por el mensaje cristiano son innumerables los testimonios de veneración pública, en algunos casos incluso institucional, de la realeza de la Virgen María. Pero hoy queremos sobre todo renovar, como hijos de la Iglesia, nuestra devoción a Aquella que Jesús nos ha dejado como Madre y Reina. Encomendamos a su intercesión la oración diaria por la paz, especialmente allí donde más golpea la absurda lógica de la violencia, para que todos los hombres se persuadan de que en este mundo debemos ayudarnos unos a otros como hermanos para construir la civilización del amor. Maria, Regina pacis, ora pro nobis!
martes, 15 de agosto de 2023
La humilde Virgen es ascendida hasta el trono de gloria
monje cisterciense, obispo
Homilía mariana VIII (SC 72, Huit homélies mariales, Cerf, Paris, 1960),
Honoremos con homenaje asiduo a la Reina del Cielo, Madre de la vida, fuente de misericordia, que desborda de delicias y se apoya en su Bien-Amado. Alabémosla, aunque nuestra alabanza sea imperfecta. (…)
Elevada más alto que los árboles del Paraíso y exaltada más allá que las extremas cimas de las más grandes montañas, entra en los cielos con increíble majestad, sostenida por los coros de las jerarquías celestes y circundada con las danzas de vírgenes. (…) ¡Felices, Señor, los que habitan en tu casa! Te alabarán por los siglos de los siglos. En ti será alabada también, no Eva (…), sino María, que ha dado la vida, es madre y nodriza de todos, es vida de vivientes. En ti será alabada tu Madre.
¡Qué escuchen los mansos y se alegren! (…) La humilde Virgen sube, coronada, hasta el trono de gloria. ¡Qué escuchen los humildes y se alegren! Se derrumba el que se elevó presumiendo de sí mismo. María se hace ofrenda, librándose entera a la plenitud de la gracia. La bienaventurada Virgen, con su inigualable mérito, se tiene presencia del Creador, intercediendo en nuestro favor con su poderosísima oración. (…)Resplandecerá en todo su esplendor, la que desde su seno virginal, puerta sellada, iluminó al mundo con Dios, Rey degloria.
jueves, 10 de agosto de 2023
La Peña, el monte de Dios
Por Julio Ricardo Castaño Rueda
Sociedad Mariológica Colombiana
“Porque durante el día la Nube de Yahveh
estaba sobre la Morada”. (Ex 40, 38)
Las ruinas de la ermita de la Peña Vieja perviven bajo el amparo delicado
de las nieblas y nubes del páramo de El Verjón. El ritmo del vértigo sobre ese punto
escabroso, de amnesia y portento, es una remembranza latente de la alianza del
Altísimo con el pueblo bogotano.
jueves, 3 de agosto de 2023
María, la Señora de la Gracias
Redacción (Gaudium Press)
Después de crear el cielo, / los ángeles y el
firmamento, / Dijo Dios: “Que sea hecha la gracia, / y se cubran con mi
aliento”.
“Es para los racionales, / los hombres,
también los ángeles; / que esas meras criaturas, / se aviven en mi sangre”.
La gracia es sublime misterio, / que inyecta
la savia divina. / Es como si un bello día, / volviese a la vista un ciego.
La gracia es la sangre azul, / que corre por
venas divinas; / misteriosa transfusión, / que fecunda nuestras vidas.
La gracia a la lámina de acero, / impregna de
un rojo destello, / la enciende, abrasa y calienta, / haciéndola espada de
fuego.
La gracia es el pasaporte, / que abre las
puertas celestes; / en las murallas del fuerte, / convence a angélicas huestes.
Cristo adquirió la gracia, / gimiendo en el
alto Madero, / bañándolo de carmesí, / con la Virgen en pleno duelo.
La crea su Administradora, / para que regale
a toda hora; /Inmaculada Tesorera, / María la Corredentora.
Reina de la espléndida Gracia, / de las
fábulas y el Universo, / con la gracia riges la Historia, / para hacer de la
Tierra un Sueño.
Es solo que la pidamos, / para alcanzar el
consuelo, / para triunfar del pecado, / para morar en su seno.