Foto Julio Ricardo Castaño Rueda.

Academia de estudios marianos, fundada el 22 de septiembre de 1959 por el sacerdote alemán Richard Struve Haker, en el Santuario de Nuestra Señora de la Peña de Bogotá, con el permiso de la XIX Conferencia Episcopal Colombiana. La Revista Regina Mundi es su órgano de difusión. www.sociedadmariologicacolombiana.com
miércoles, 22 de septiembre de 2021
Academia de Estudios Marianos, 62 años
miércoles, 15 de septiembre de 2021
El rezandero contra el Verbo
Por Julio Ricardo Castaño Rueda
Sociedad Mariológica Colombiana
“No añadan ni quiten nada de lo
que yo les ordeno”. Dt 4,2.
La palabrería se volvió la conducta de una costumbre sin mística cristiana.
El vocablo de la heterodoxia orante se convirtió en moda, muletilla,
jeringonza, denuesto y capricho.
La conducta repetitiva de los rezos sin criterio adaptada al mercantilismo
religioso de la búsqueda del fenómeno, (escarcha, luces, sonidos, etc.), impone
un espectacular acto de arte dramático o en su defecto un trastorno histriónico
con gestos y gemidos dolorosos en la entonación del santo rosario.
El palabrero aprovecha el escenario: el templo. El Santísimo, expuesto o
reservado, es sometido a una serie de súplicas sin coherencia ni tregua. La
jerga empleada tiende a ser el conjuro superior que administra la justicia o la
cólera divina al rogar por las almas condenadas.
Ese ejemplo, tan de boga en la vida parroquial, tiene tres espacios
desoladores en el reglón de la práctica religiosa. Primero, la expresión
“mamita María”. Esta se usa como distintivo del buen católico para llamar la
atención sobre su exquisito conocimiento de la doctrina mariana. Y resulta ser
un egocentrismo dictatorial en contravía del dogma. Rota la relación íntima del
neuma con la Palabra viene el segundo tema sombrío. El feligrés recita la avemaría
a su acomodo. La mutila y la rellena de frases insulsas cuyas añadiduras
espontáneas dependen del estado emocional de quien preside. Principio del caos.
El tercer campo, donde desemboca esa riada de errores, es el salterio de
María. La meditación de los misterios de la vida de Cristo queda seriamente
condicionada a la necesidad del noticiero, el funeral familiar, la peste
mundial, la urgencia del desempleo o el secreto tenebroso del adulterio.
El cuadro, escrito a pinceladas de asombro y protesta, es impuesto por el
abuso del director de la asociación y sus consejeros. Ellos apoyan con
genuflexiones el desastre llevado a la condición de logro radical. La retahíla,
adiestrada sobre la Biblia, el magisterio de la Iglesia, la patrística y el
olvidado catecismo es un hecho galopante en la confusión reinante de un mundo
sin liderazgo.
¡Ay! de aquel que intente volver el rosario al estado natural establecido
por la Iglesia. Si por milagro no es lapidado recibirá una andanada argumental
repleta de comentarios extraídos de las redes sociales y su gestor la Internet,
el oráculo del siglo digital.
La razón simple del consejo, la sana lógica dialéctica, la invitación a la lectio
divina son rápidamente aplastadas por un torrente de vicios extraídos de los cultos
cuyo ídolo omnipotente es la opinión, el ocaso de la posmodernidad.
El sectarismo fanático, tan criticado anteriormente, es la fuente
nutricional del error elevado a la potencia de la vanidad. Basta un retiro de
fin de semana para que el participante salga profundamente convencido de sus
cualidades de hijo de Dios.
Por tanto, ese heredero prodigio, se convierte por la gracia santificante
de su credo reformista en profeta del Apocalipsis, rey de la sacristía sanador de
dolencias ocultas, apologista paulino y asesor de la Santísima Trinidad para
asuntos teológicos.
En síntesis, sin María Inmaculada, la Madre del Verbo Encarnado, se
trastoca el Evangelio, tarea de herejes.
martes, 7 de septiembre de 2021
La Legión de María, la esclava amada por Jesús
Por Julio Ricardo
Castaño Rueda
Sociedad Mariológica
Colombiana
“Hagan lo que Él les
diga”. (Juan 2,5).
Frank Duff en 100
minutos de oración gestó un siglo de virtud y valentía. Él alistó a los
primeros legionarios de María en Myra House, Francis Street, Dublín (Irlanda).
La reunión pionera se inició a las ocho de la noche del 7 de septiembre de
1921.
La fuerza extraordinaria
del coraje, sometida a la estricta disciplina de la oración, formó un ejército
de almas heroicas para servir a la Iglesia católica en un combate sagrado contra
las fuerzas del mal. La dinámica de esa
gesta es el espíritu del fiat, gracia de la Madre de Dios. Ella llamó a los
apóstoles de los últimos tiempos. Así lo entendió el padre de Montfort en su
obra el Tratado de la verdadera devoción
a la Santísima Virgen.
“…56 Pero, ¿qué serán estos servidores, esclavos e hijos de María? Serán
fuego encendido (Sal 104 [103],4; Heb 1,7), ministros del Señor que prenderán
por todas partes el fuego del amor divino. Serán flechas agudas en la mano
poderosa de María para atravesar a sus enemigos: como saetas en manos de un
guerrero. (Sal 127 [126]”.
La misión para esa falange de misioneros, la generación del centenario,
es vivir alimentados por el espíritu de María Inmaculada porque la mística del
amor así lo indica. Afirma el manual: “El espíritu de la Legión de María es el
de María misma. Y de manera particular anhela la Legión imitar su profunda humildad, su
perfecta sumisión, su dulzura angelical, su continua oración, su absoluta
mortificación, su inmaculada pureza, su heroica paciencia, su celestial
sabiduría, su amor a Dios intrépido y sacrificado; pero, sobre todo, su fe…” para
que terminada la lucha de la vida, nuestra legión se reúna sin pérdida alguna
en el reino de tu amor y gloria.
La esperanza, de esa promesa final,
se guardó en el corazón de Nuestra Señora del Rosario de Chiquinquirá, la Reina
de Colombia.