martes, 25 de marzo de 2025

El anuncio de la nombradía


Foto Julio Ricardo Castaño Rueda
Por Julio Ricardo Castaño Rueda 

Sociedad Mariológica Colombiana 

“…y guardáis las tradiciones con firmeza, tal como yo os las entregué…” (1Cor 11, 2).

 El saludo omnipotente del Creador a María cambió las relaciones históricas entre el cielo y la tierra de Israel al agregar un sentido superior a la onomástica. La salutación angélica le añadió al significativo nombre de la Virgen una expresión suigéneris, la llamó “llena de gracia”.

La denominación kecharitomene amplió la dimensión profunda del Evangelio en el significado del apelativo dado a la doncella de Nazaret. (“Y el nombre de la Virgen era María”. Lc 1, 26). Además, la santa iglesia católica, bajo la guía de su docto magisterio, instituyó la fiesta del Santísimo Nombre de María (12 de septiembre) incluido el superlativo en respetuoso homenaje a la Madre de Dios.

Sin embargo, algunos líderes de grupos parroquiales colombianos motivados por la insania de los modismos esnobistas insisten en vivir en contravía de las sagradas escrituras. Ellos imponen, dentro de sus clases de catecismo, un adjetivo sustantivado que rompe la tradición bíblica con una frase deplorable: “la mamita María”. Esta expresión coloquial genera dos situaciones críticas, una pregunta y una negación pecaminosa. La interpelación radica en ¿cuál mamita María? La multiplicidad de las respuestas puede hacer sonrojar de vergüenza a cualquier hereje. Y la abjuración persistente divorcia y aleja al feligrés innovador del sentido sagrado de la Palabra.

En síntesis, la solución para la muletilla siniestra, aún dicha con cariño, sería aplicar el primer mandamiento de la esclava del Señor, “Hágase en mí según tu palabra”. (Lc 1, 38).

miércoles, 19 de marzo de 2025

Hallazgo poético en el templo parroquial de Nuestra Señora de Las Aguas

 

Por José Luis Ortiz-del-Valle Valdivieso Santa Fe de Bogotá, 13 de marzo de 2025 AD


Fotos José Luis Ortiz del Valle V.

Una tarde del enero pasado, recorría las calles de la vieja Santa Fe de Bogotá de la mano de mi hija Sara, cuando al caminar nos encontramos en la  plazoleta  que precede la bella construcción colonial del templo de Nuestra Señora de Las Aguas (hoy calle 19 con carrera 29). Al ver las puertas abiertas, como hace muchos años no estaban, inmediatamente entramos en el lugar santo para sorprendernos con las maravillas del arte colonial que alberga: su altar mayor, finamente tallado y hojillado, de exuberante belleza y majestuosidad sinigual; sus frescos, parcialmente descubiertos, evidencian la especial devoción santafereña por Nuestra Madre del Cielo y de la tierra y, por supuesto, el excelso desarrollo del arte pictórico en la Santa Fe que antaño erigiera el santuario; las preciosas imágenes de la Santísima Virgen y de los santos, flanqueando la nave mayor… es decir, nos transportamos por la gracia divina y por el arte que ella inspiró, a esa época en que la Santa Fe era no solo el nombre de esta villa sino el signo y el carácter bajo los cuales ella surgió y prosperó: ¡Nuestra Santa Fe Católica, por la gracia de Dios!

Al revisar con más detalle las imágenes y en particular la de la Virgen del Carmen, en el costado sur de la nave central, hallé debajo de su pedestal un pequeño cuadro adosado a la pared, quien sabe hace cuántos años, que contiene una esquela coronada por el escudo de la Orden del Carmelo y el título de “La Flor del Carmelo”, casi ilegible ya por el rigor de tiempo y del clima. Mirándolo más de cerca pude distinguir que se trata del magnífico soneto datado del Siglo de Oro que, en palabras inspiradas, del presbítero-poeta Pedro Calderón de la Barca, fue llamado originalmente “La Primera Flor del Carmelo” y el que, casi a escondidas, sigue honrando humildemente en este suelo hispánico de América a la Virgen del Carmen:


“¿Ǫuién eres, ¡oh Mujer!, que aunque rendida al parecer, al parecer postrada,

no estás sino en los cielos ensalzada, no estás sino en la tierra preferida?


Pero, ¿qué mucho, si de Sol vestida, qué mucho, si de estrellas coronada, vienes de tantas luces ilustrada, vienes de tantos rayos guarnecida?


Cielo y tierra parece que, a primores, se compitieron con igual desvelo, mezcladas sus estrellas y sus flores;


Para que en Ti tuviesen Cielo y tierra, con no sé qué lejanos resplandores de flor del Sol plantada en el Carmelo.”


 

jueves, 13 de marzo de 2025

El tejido de la anarquía

Foto Julio Ricardo Castaño Rueda

 Por Julio Ricardo Castaño Rueda

Sociedad Mariológica Colombiana


“En aquellos días no había rey en Israel; cada uno hacía lo que a sus ojos le parecía bien”. (Jue 17, 6).


Los católicos cibernautas, en su gran mayoría, se enredaron entre las sombras de las redes sociales.  Sus pronósticos, diatribas y sesgadas especulaciones son una cruzada de calumnias contra la santa Iglesia católica.

La expedición a la mentira se transformó en la moda nefasta de la desinformación. La campaña del sofisma está patrocinada por la nauseabunda secta de la egolatría, los hijos de la viuda.

Así, el embrollo de las noticias falsas es la editorial de la duda. La incertidumbre del titubeo moral entra plena en las conciencias relapsas de los defensores del error, capricho del libertinaje.

Ese desenfreno es el vicio bendecido por la costumbre de legalizar la infamia. Hoy esa depravación es la regla informática de una sociedad cuyo comunismo impuso el pecado como logro superior de su abominación. Y, ante esa aberración de la decadencia global, el remedio surge del magisterio de la Iglesia. El papa León XIII en su carta encíclica Supremi apostolatus, de septiembre de 1883, pontificó:

“El apostolado supremo que Nos está confiado y las circunstancias difíciles por las que atravesamos, Nos advierten a cada momento e imperiosamente Nos empujan a velar con tanto más cuidado por la integridad de la Iglesia cuanto mayores son las calamidades que la afligen.

Por esta razón, a la vez que Nos esforzamos cuanto sea posible en defender por todos los medios los derechos de la Iglesia y en prevenir y rechazar los peligros que la amenazan y asedian, empleamos la mayor diligencia en implorar la asistencia de los divinos socorros, con cuya única ayuda pueden tener buen resultado Nuestros afanes y cuidados.

Y creemos que nada puede conducir más eficazmente a este fin, que, con la práctica de la Religión y la piedad hacernos propicia a la excelsa Madre de Dios, la Virgen María, que es la que puede alcanzarnos la paz y dispensarnos la gracia colocada como está por su Divino Hijo en la cúspide de la gloria y del poder, para ayudar con el socorro de su protección a los hombres que en medio de fatigas y peligros se encuentran en la Ciudad Eterna. colocada como está por su Divino Hijo en la cúspide de la gloria y del poder, para ayudar con el socorro de su protección a los hombres que en medio de fatigas y peligros se encuentran en la Ciudad Eterna…”

María Santísima de Chiquinquirá intercede por la salud del pueblo de Dios.

 

 

 

miércoles, 5 de marzo de 2025

María en el Tiempo de Cuaresma

Foto Julio Ricardo Castaño Rueda

 


La Virgen, ausente, silenciosa y silenciada durante el ministerio público de Jesús, aparece en el momento cumbre de la cruz

Por: n/a | Fuente: educadormarista.com

* Cuaresma: el tiempo de cuaresma es un tiempo para escuchar más de cerca la Palabra del Señor; es además, tiempo de oración y de profundización en el bautismo. Son estos elementos los que nos llevan a que sea también un tiempo de penitencia. No se logra llegar a lo esencial sin dejar a un lado ‘otras cosas que valen menos’.

* María: la liturgia nos presenta en este tiempo a la Virgen como modelo de creyente que medita y escucha la Palabra de Dios.

* María, obediente a la voluntad del Padre, camina también Ella hacia la cruz.

* María: ha sido vista así por la tradición cristiana muy cerca a la cruz. Es verdad que existe un ropaje que nos dificulta ver a María como creyente obediente al Padre, creyente que hace también un camino de fe y de subida a Jerusalén. La presencia de las procesiones cuaresmales, la presencia de María en esas procesiones, con tanta fuerza, responde a una teología válida: María sentida y celebrada como creyente fiel, como compañera privilegiada del Hijo que se entrega. Catequesis y celebración tienen el deber de realizar el deber que subyace.

* María: en el camino cuaresmal, la figura de María aparece con sobriedad, con discreción, con sigilo, casi de puntillas. El centro de la cuaresma es la profesión bautismal y los compromisos que ella supone. En definitiva, el centro cuaresmal es la preparación a la pascua. En el camino, como una más, pero como creyente significativa, está María. No es un adorno cuaresmal. Es un modelo. Ella ha recorrido también ese camino. Como lo recorrió su Hijo, como lo tiene que recorrer cualquiera que sea seguidor de Cristo.

* Cuaresma: es un camino que los fieles recorren “entregados” más intensamente a escuchar la Palabra de Dios y a la oración (SC 109). De este modo, se convierten los fieles en auténticos discípulos de Cristo. Pero no basta escuchar, hay que retener y meditar en el corazón, como María, la palabra que nos es dada. Sólo el corazón que retiene la palabra, como la semilla que cayó en tierra buena, produce frutos de vida eterna.

 

SUGERENCIAS PARA LAS CELEBRACIONES

 

La liturgia cuaresmal pide que se respete al máximo las lecturas del leccionario y el misal. Sólo una justa cusa permite que se celebre una fiesta de la Virgen. Esto no quiere decir que María esté ausente del camino cuaresmal. El misal y el leccionario de Misas de la Virgen María prevén la posibilidad de celebraciones marianas en la cuaresma. Indican, además, los títulos marianos que conviene celebrar en este tiempo santo de la cuaresma. Es pedagógico tener en cuenta las sugerencias allí contenidas para ligar a María al tiempo litúrgico.

Centralidad del discipulado.

La nota característica de la cuaresma es el discipulado. Quien sigue a Jesús es el que escucha su palabra y la pone en práctica. En este sentido María se presenta como la discípula del Señor. Ella tuvo que pasar de ser madre biológica a ser madre creyente y fiel.

 La devoción a María no es un puro grito del alma o del sentimiento del creyente. Es la admiración de la obra de Dios en María, la llena de gracia.

 Compañera de la cruz.

Juan nos presenta a María como compañera junto a la cruz del Señor. Ausente, silenciosa y silenciada durante el ministerio público de Jesús, aparece en el momento cumbre de la cruz. Cumple así lo que el Hijo había anunciado: “el que quiera ser mi discípulo de verdad, que cargue con su cruz y me siga; y donde yo esté, estará él”.

 Esta dos notas son fundamentales en la presentación de María durante la cuaresma y en las celebraciones que se hagan.

 Existen muchas cofradías que en estos días realizan su principal actividad. Es recomendable que se insista en una catequesis que acentúe lo esencial. Ganaremos todos, especialmente los cofrades. María será para ellos un camino de discipulado y los conducirá hacia la verdadera meta del cristiano: el acontecimiento de la muerte y de la resurrección de Jesús.

 Celebrando a María, celebramos el misterio de la salvación.