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Foto Archivo particular |

Academia de estudios marianos, fundada el 22 de septiembre de 1959 por el sacerdote alemán Richard Struve Haker, en el Santuario de Nuestra Señora de la Peña de Bogotá, con el permiso de la XIX Conferencia Episcopal Colombiana. La Revista Regina Mundi es su órgano de difusión. www.sociedadmariologicacolombiana.com
jueves, 3 de abril de 2025
La Virgen de la Peña, tradición y familia
martes, 25 de marzo de 2025
El anuncio de la nombradía
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Foto Julio Ricardo Castaño Rueda |
miércoles, 19 de marzo de 2025
Hallazgo poético en el templo parroquial de Nuestra Señora de Las Aguas
Por José Luis Ortiz-del-Valle Valdivieso Santa Fe de Bogotá, 13 de marzo de 2025 AD
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Fotos José Luis Ortiz del Valle V. |
Una tarde del enero pasado, recorría las calles de la vieja Santa Fe de Bogotá de la mano de mi hija Sara, cuando al caminar nos encontramos en la plazoleta que precede la bella construcción colonial del templo de Nuestra Señora de Las Aguas (hoy calle 19 con carrera 29). Al ver las puertas abiertas, como hace muchos años no estaban, inmediatamente entramos en el lugar santo para sorprendernos con las maravillas del arte colonial que alberga: su altar mayor, finamente tallado y hojillado, de exuberante belleza y majestuosidad sinigual; sus frescos, parcialmente descubiertos, evidencian la especial devoción santafereña por Nuestra Madre del Cielo y de la tierra y, por supuesto, el excelso desarrollo del arte pictórico en la Santa Fe que antaño erigiera el santuario; las preciosas imágenes de la Santísima Virgen y de los santos, flanqueando la nave mayor… es decir, nos transportamos por la gracia divina y por el arte que ella inspiró, a esa época en que la Santa Fe era no solo el nombre de esta villa sino el signo y el carácter bajo los cuales ella surgió y prosperó: ¡Nuestra Santa Fe Católica, por la gracia de Dios!
Al revisar con más detalle las imágenes y en particular la de la Virgen del Carmen, en el costado sur de la nave central, hallé debajo de su pedestal un pequeño cuadro adosado a la pared, quien sabe hace cuántos años, que contiene una esquela coronada por el escudo de la Orden del Carmelo y el título de “La Flor del Carmelo”, casi ilegible ya por el rigor de tiempo y del clima. Mirándolo más de cerca pude distinguir que se trata del magnífico soneto datado del Siglo de Oro que, en palabras inspiradas, del presbítero-poeta Pedro Calderón de la Barca, fue llamado originalmente “La Primera Flor del Carmelo” y el que, casi a escondidas, sigue honrando humildemente en este suelo hispánico de América a la Virgen del Carmen:
“¿Ǫuién eres, ¡oh Mujer!, que aunque rendida al parecer, al parecer postrada,
no estás sino en los cielos ensalzada, no estás sino en la tierra preferida?
Pero, ¿qué mucho, si de Sol vestida, qué mucho, si de estrellas coronada, vienes de tantas luces ilustrada, vienes de tantos rayos guarnecida?
Cielo y tierra parece que, a primores, se compitieron con igual desvelo, mezcladas sus estrellas y sus flores;
Para que en Ti tuviesen Cielo y tierra, con no sé qué lejanos resplandores de flor del Sol plantada en el Carmelo.”
jueves, 13 de marzo de 2025
El tejido de la anarquía
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Foto Julio Ricardo Castaño Rueda |
Por Julio Ricardo Castaño Rueda
Sociedad Mariológica Colombiana
“En aquellos días no había rey en Israel; cada uno hacía lo que a sus ojos
le parecía bien”. (Jue 17, 6).
Los católicos cibernautas, en su gran mayoría, se enredaron entre las
sombras de las redes sociales. Sus
pronósticos, diatribas y sesgadas especulaciones son una cruzada de calumnias
contra la santa Iglesia católica.
La expedición a la mentira se transformó en la moda nefasta de la
desinformación. La campaña del sofisma está patrocinada por la nauseabunda
secta de la egolatría, los hijos de la viuda.
Así, el embrollo de las noticias falsas es la editorial de la duda. La
incertidumbre del titubeo moral entra plena en las conciencias relapsas de los
defensores del error, capricho del libertinaje.
Ese desenfreno es el vicio bendecido por la costumbre de legalizar la
infamia. Hoy esa depravación es la regla informática de una sociedad cuyo comunismo
impuso el pecado como logro superior de su abominación. Y, ante esa aberración
de la decadencia global, el remedio surge del magisterio de la Iglesia. El papa
León XIII en su carta encíclica Supremi
apostolatus, de septiembre
de 1883, pontificó:
“El apostolado supremo que Nos está confiado y las circunstancias difíciles
por las que atravesamos, Nos advierten a cada momento e imperiosamente Nos
empujan a velar con tanto más cuidado por la integridad de la Iglesia cuanto
mayores son las calamidades que la afligen.
Por esta razón, a la vez que Nos esforzamos cuanto sea posible en defender
por todos los medios los derechos de la Iglesia y en prevenir y rechazar los
peligros que la amenazan y asedian, empleamos la mayor diligencia en implorar
la asistencia de los divinos socorros, con cuya única ayuda pueden tener buen
resultado Nuestros afanes y cuidados.
Y creemos que nada puede conducir más eficazmente a este fin, que, con la
práctica de la Religión y la piedad hacernos propicia a la excelsa Madre de
Dios, la Virgen María, que es la que puede alcanzarnos la paz y dispensarnos la
gracia colocada como está por su Divino Hijo en la cúspide de la gloria y del
poder, para ayudar con el socorro de su protección a los hombres que en medio
de fatigas y peligros se encuentran en la Ciudad Eterna. colocada como está por
su Divino Hijo en la cúspide de la gloria y del poder, para ayudar con el
socorro de su protección a los hombres que en medio de fatigas y peligros se
encuentran en la Ciudad Eterna…”
María Santísima de Chiquinquirá intercede por la salud del pueblo
de Dios.
miércoles, 5 de marzo de 2025
María en el Tiempo de Cuaresma
Foto Julio Ricardo Castaño Rueda |
La Virgen, ausente,
silenciosa y silenciada durante el ministerio público de Jesús, aparece en el
momento cumbre de la cruz
Por: n/a | Fuente:
educadormarista.com
* Cuaresma: el tiempo de
cuaresma es un tiempo para escuchar más de cerca la Palabra del Señor; es
además, tiempo de oración y de profundización en el bautismo. Son estos
elementos los que nos llevan a que sea también un tiempo de penitencia. No se
logra llegar a lo esencial sin dejar a un lado ‘otras cosas que valen menos’.
* María: la liturgia nos
presenta en este tiempo a la Virgen como modelo de creyente que medita y
escucha la Palabra de Dios.
* María, obediente a la
voluntad del Padre, camina también Ella hacia la cruz.
* María: ha sido vista
así por la tradición cristiana muy cerca a la cruz. Es verdad que existe un
ropaje que nos dificulta ver a María como creyente obediente al Padre, creyente
que hace también un camino de fe y de subida a Jerusalén. La presencia de las
procesiones cuaresmales, la presencia de María en esas procesiones, con tanta
fuerza, responde a una teología válida: María sentida y celebrada como creyente
fiel, como compañera privilegiada del Hijo que se entrega. Catequesis y celebración
tienen el deber de realizar el deber que subyace.
* María: en el camino
cuaresmal, la figura de María aparece con sobriedad, con discreción, con
sigilo, casi de puntillas. El centro de la cuaresma es la profesión bautismal y
los compromisos que ella supone. En definitiva, el centro cuaresmal es la
preparación a la pascua. En el camino, como una más, pero como creyente
significativa, está María. No es un adorno cuaresmal. Es un modelo. Ella ha
recorrido también ese camino. Como lo recorrió su Hijo, como lo tiene que
recorrer cualquiera que sea seguidor de Cristo.
* Cuaresma: es un camino
que los fieles recorren “entregados” más intensamente a escuchar la Palabra de
Dios y a la oración (SC 109). De este modo, se convierten los fieles en
auténticos discípulos de Cristo. Pero no basta escuchar, hay que retener y
meditar en el corazón, como María, la palabra que nos es dada. Sólo el corazón
que retiene la palabra, como la semilla que cayó en tierra buena, produce
frutos de vida eterna.
SUGERENCIAS PARA LAS
CELEBRACIONES
La liturgia cuaresmal
pide que se respete al máximo las lecturas del leccionario y el misal. Sólo una
justa cusa permite que se celebre una fiesta de la Virgen. Esto no quiere decir
que María esté ausente del camino cuaresmal. El misal y el leccionario de Misas
de la Virgen María prevén la posibilidad de celebraciones marianas en la
cuaresma. Indican, además, los títulos marianos que conviene celebrar en este
tiempo santo de la cuaresma. Es pedagógico tener en cuenta las sugerencias allí
contenidas para ligar a María al tiempo litúrgico.
Centralidad del
discipulado.
La nota característica de
la cuaresma es el discipulado. Quien sigue a Jesús es el que escucha su palabra
y la pone en práctica. En este sentido María se presenta como la discípula del
Señor. Ella tuvo que pasar de ser madre biológica a ser madre creyente y fiel.
Juan nos presenta a María
como compañera junto a la cruz del Señor. Ausente, silenciosa y silenciada
durante el ministerio público de Jesús, aparece en el momento cumbre de la
cruz. Cumple así lo que el Hijo había anunciado: “el que quiera ser mi discípulo
de verdad, que cargue con su cruz y me siga; y donde yo esté, estará él”.
jueves, 27 de febrero de 2025
Una carta escrita con el Espíritu del Dios vivo: María y el Espíritu Santo
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Foto Julio Ricardo Castaño Rueda |
Por: Papa Francisco | Fuente: Vatican.Va
Catequesis del 13 de noviembre de 2024.
Queridos hermanos y hermanas, ¡buenos días!
Entre los diversos medios con los que el Espíritu Santo lleva a cabo su obra de santificación en la Iglesia - Palabra de Dios, Sacramentos, oración - hay uno especial, y es la piedad mariana. En la tradición católica existe este lema, este dicho: «Ad Iesum per Mariam», es decir, «a Jesús por María». La Virgen nos muestra a Jesús. Ella nos abre las puertas, ¡siempre! La Virgen es la madre que nos lleva de la mano a Jesús. La Virgen nunca se señala a sí misma, la Virgen señala a Jesús. Y esto es la piedad mariana: a Jesús a través de las manos de la Virgen.
San Pablo define la comunidad cristiana como una «carta de Cristo redactada por nuestro ministerio, escrita no con tinta, sino con el Espíritu del Dios vivo; no en tablas de piedra, sino en tablas de corazones de carne» (2 Cor 3,3). María, como primera discípula y figura de la Iglesia, es igualmente una carta escrita con el Espíritu del Dios vivo. Precisamente por eso, ella puede ser «conocida y leída por todos los seres humanos» (2Cor 3,2), incluso por aquellos que no saben leer libros de teología, por esos «pequeños» a los que Jesús dice que se les revelan los misterios del Reino, ocultos a los sabios (cf. Mt 11,25).
Al decir su « sí» - cuando María acepta y dice al ángel: «sí, hágase la voluntad del Señor» y acepta ser la madre de Jesús – es como si María dijera a Dios: «Aquí estoy, soy una tablilla para escribir: que el Escritor escriba lo que quiera, que haga lo que quiera conmigo el Señor de todas las cosas» [1]. En aquella época, la gente solía escribir en tablillas enceradas; hoy diríamos que María se ofrece como una página en blanco en la que el Señor puede escribir lo que quiera. El «sí» de María al ángel -como escribió un conocido exégeta- representa «el ápice de todo comportamiento religioso ante Dios, ya que ella expresa, de la manera más elevada, la disponibilidad pasiva combinada con la disponibilidad activa, el vacío más profundo que acompaña a la mayor plenitud» [2].
He aquí, pues, cómo la Madre de Dios es un instrumento del Espíritu Santo en su obra de santificación. En medio de la interminable profusión de palabras dichas y escritas sobre Dios, la Iglesia y la santidad (que muy pocos o nadie son capaces de leer y comprender en su totalidad), ella sugiere sólo dos palabras que todos, incluso los más sencillos, pueden pronunciar en cualquier ocasión: «Aquí estoy» y «fiat». María es la que dijo «sí» al Señor, y con su ejemplo y su intercesión nos anima a decirle también nuestro «sí» cada vez que nos encontremos ante una obediencia que actuar o una prueba que superar.
En todas las épocas de su historia, pero especialmente en este momento, la Iglesia se encuentra en la misma situación en la que estaba la comunidad cristiana tras la Ascensión de Jesús a los cielos. Tiene que predicar el Evangelio a todas las naciones, pero está esperando la «potencia de lo alto» para poder hacerlo. Y no olvidemos que, en aquel momento, como leemos en los Hechos de los Apóstoles, los discípulos estaban reunidos en torno a «María, la madre de Jesús» (Hechos 1,14).
Es cierto que también había otras mujeres con ella en el cenáculo, pero su presencia es diferente y única entre todas. Entre ella y el Espíritu Santo existe un vínculo único y eternamente indestructible, que es la persona misma de Cristo, «concebido por obra y gracia del Espíritu Santo y nació de Santa María Virgen», como recitamos en el Credo. El evangelista Lucas subraya intencionadamente la correspondencia entre la venida del Espíritu Santo sobre María en la Anunciación y su venida sobre los discípulos en Pentecostés, utilizando algunas expresiones idénticas en ambos casos.
San Francisco de Asís, en una de sus oraciones, saluda a la Virgen como «hija y sierva del altísimo Rey y Padre celestial, madre de nuestro santísimo Señor Jesucristo, esposa del Espíritu Santo» [3]. ¡Hija del Padre, Madre del Hijo, Esposa del Espíritu Santo! No se podía ilustrar con palabras más sencillas la relación única de María con la Trinidad.
Como todas las imágenes, también ésta de “esposa del Espíritu Santo” no debe absolutizarse, sino tomarse por la parte de verdad que contiene, y es una verdad muy hermosa. Ella es la esposa, pero es, antes que eso, la discípula del Espíritu Santo. Esposa y discípula. Aprendamos de ella a ser dóciles a las inspiraciones del Espíritu, sobre todo cuando nos sugiere que «nos levantemos con prontitud» y vayamos a ayudar a alguien que nos necesita, como hizo ella inmediatamente después de que el ángel la dejara (cf. Lc 1,39). ¡Gracias!
[1] Comentario al Evangelio de Lucas, fragm. 18 (GCS 49, p. 227).
[2] H. Schürmann, Das Lukasevangelium, Friburgo en Br. 1968: trad. ital. Brescia 1983, 154.
[3] Fonti Francescane, Asís 1986, n. 281.
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jueves, 20 de febrero de 2025
“Virgen santa, ¿en dónde es?”
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Foto Julio Ricardo Castaño Rueda. |
Por Julio Ricardo Castaño Rueda
Sociedad Mariológica Colombiana
“Renovaos en el espíritu de vuestra mente” (Ef 4,.23).
El día martes, el Convento del Carmen de Villa de Leiva oficia una misa en
honor de la Virgen de Chiquinquirá, cuya intercesión milagrosa se injertó en la
historia del Solar de Castilla en América.
El encanto de esa ceremonia pasa inadvertido para los fieles y viajeros. Sólo
unos pocos devotos saben el motivo de la ceremonia precedida por el santo rosario
y seguida de la adoración al Santísimo. El encuentro de espiritualidad se
realiza en honor de la patrona del cantón leivano. Sin embargo, los feligreses,
raizales y foráneos, afirman en sus ingenuas aseveraciones: “la misa es en la iglesia
del Carmen”. El yerro es común y debe ser corregido.
El templo de Nuestra Señora del Rosario de Chiquinquirá, Mamá Linda
Renovada, fue anexado al Real Monasterio de San José del Carmen en cuyo
interior se encuentra la capilla del Carmen.
Las carmelitas descalzas con dineros del convento de Chiquinquirá (Boyacá)
y bajo la dirección de los frailes dominicos, sus capellanes en el siglo XIX,
construyeron sobre la calle 14 una iglesia más grande como testimonio
imborrable de un portento que cambió el diseño urbanístico de la Villa de
Leiva. El prodigio, un fenómeno de renovación de unas manchas amorfas de
pintura sobre lienzo se presentó el 27 de diciembre de 1836 y terminó el 5 de
enero de 1837. La imagen, restaurada por gracia divina, representa a Nuestra
Señora de Chiquinquirá. Y si la duda persiste basta con observar sobre la puerta
lateral de la edificación. Allí se colocó una estatua de santo Domingo de
Guzmán, fundador de la Orden de Predicadores, y no de san Simón Stock, el del
escapulario.