Cerro María Ramos, Chiquinquirá. Foto:J.R.C.R.
Por Julio Ricardo Castaño Rueda
Sociedad Mariológica Colombiana
«Los santos y las santas han sido
siempre fuente y origen de renovación en las circunstancias más difíciles de la
historia de la Iglesia» (Exhortación Apostólica Christifideles Laici 16, 3).
La Villa de los Milagros
volvió a escuchar la voz histórica de la esperanza en una homilía del pasado 4
de junio. El párroco del templo de la Renovación, fray Fabio Alexis Sánchez
Morales, O.P., informó a la feligresía sobre el probable inicio formal de un
próximo proceso de canonización para María Ramos.
El desarrollo de ese procedimiento deberá pasar por cuatro etapas establecidas por la Iglesia para el caso. Sierva de Dios, venerable, beata y santa. El tiempo de aprobación para cada estadio requiere de estudios y aprobaciones específicas por parte del alto clero.
La Santa Sede, por medio de la Congregación para las Causas de los Santos, tendrá en sus manos el rumbo de esa solicitud. Por tanto, queridos amigos de Chiquinquirá, la noticia es interesante y bienvenida. Solo falta que se haga oficial. Entonces sí, la oración, la paciencia y los gastos pecuniarios se podrán extender por años y siglos, lo cual será normal.
Mientras el reloj de las devociones desgrana el pasar de las generaciones nacionales bien podría la ciencia forense, acompañada de historiadores y arqueólogos, empezar por resolver el enigma primario, ¿dónde está la tumba de la señora Ramos?
Ella falleció en 1623 y no se guardó memoria exacta del lugar de su sepulcro. Pasaron 399 años y las flores del olvido vuelven a retoñar.
Sea o no reconocida oficialmente como Santa, María Ramos ocupa un lugar privilegiado en el corazón de nuestra historia.
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