Julio Ricardo Castaño Rueda
Sociedad Mariológica de Colombia
Hoy, en la Colombia diversa, es común referirse a la Santísima Virgen María, Madre de Dios, por medio de una especie de mote coloquial: “mamita María”.
El uso indiscriminado de la muletilla justifica la mediocre pasión por la banalidad. Los casos se multiplican con la fuerza arrasadora de la televisora. Las gentes cándidas suelen repetir cual aves psitaciformes, llamadas loras, lo que oyeron. Así, no es extraño que el término “mamita María” haga carrera entre las voces del embuste.
Los directores de ciertas agrupaciones de rezanderos, asociaciones de ley y sin Dios, lanzan frases de este calibre: “…Mamita María y el arcángel san Miguel se me aparecieron anoche en la sala de la casa y me dijeron que un terremoto destruirá a Bogotá…” “…Mamita María me puso en los labios que no te hables con la señora del 412 porque vive en unión libre…” “…Mamita María va a ser un milagro el próximo 13 en la casita de san José…” “…Mamita María me regaló escarcha azul para la buena suerte…”
A estas alturas del texto “…no saben las almas ni los ojos. Si admiración o espanto. Sentir o padecer…” según se canta en la tercera estrofa del Himno Nacional. Admiración por la inmensa capacidad para ignorar la sana, rica y extensa doctrina sobre el tema o espanto por la cantidad de sofismas predicados detrás de una inocente camándula.
¿Será mucho pedir que al menos se tenga en cuenta la Sagrada Escritura en los pasajes del evangelista san Lucas (1,27) donde dice: “…La Virgen se llamaba María…” y más adelante, en Lucas (1,48), la Reina del Cielo proclamó: “…Desde ahora me llamarán Bienaventurada todas las generaciones…” Y que por sintaxis se puede decir sin temor a equivocarse: “La Bienaventurada Virgen María”.
La petición se hace con base en lo expuesto por su Santidad Pablo VI en la Exhortación apostólica marialis cultus para la recta ordenación y desarrollo del culto a la Santísima Virgen María.
“…38. Después de haber ofrecido estas directrices, ordenadas a favorecer el desarrollo armónico del culto a la Madre del Señor, creemos oportuno llamar la atención sobre algunas actitudes culturales erróneas. El Concilio Vaticano II ha denunciado ya de manera autorizada, sea la exageración de contenidos o de formas que llegan a falsear la doctrina, sea la estrechez de mente que oscurece la figura y la misión de María; ha denunciado también algunas devociones culturales: la vana credulidad que sustituye el empeño serio con la fácil aplicación a prácticas externas solamente; el estéril y pasajero movimiento del sentimiento, tan ajeno al estilo del Evangelio que exige obras perseverantes y activas. Nos renovamos esta deploración: no están en armonía con la fe católica y por consiguiente no deben subsistir en el culto católico. La defensa vigilante contra estos errores y desviaciones hará más vigoroso y genuino el culto a la Virgen: sólido en su fundamento, por el cual el estudio de las fuentes reveladas y la atención a los documentos del Magisterio prevalecerán sobre la desmedida búsqueda de novedades o de hechos extraordinarios; objetivo en el encuadramiento histórico, por lo cual deberá ser eliminado todo aquello que es manifiestamente legendario o falso; adaptado al contenido doctrinal, de ahí la necesidad de evitar presentaciones unilaterales de la figura de María que insistiendo excesivamente sobre un elemento comprometen el conjunto de la imagen evangélica, límpido en sus motivaciones, por lo cual se tendrá cuidadosamente lejos del santuario todo mezquino interés…”
Pero la documentación no tiene cabida entre las poltronas de la beatería esnobista. Se alega, para justificar el desastre conceptual, que el tema de “mamita María” es parte de la piedad popular… lo cual es un infundio total.
La piedad del pueblo empieza en donde la tradición mantiene vigente la oración de los humildes. En esos lugares santos cobran vigencia las palabras del papa Pablo VI en su Carta a los rectores de los santuarios marianos (mayo de 1971) “…Pidamos pues a la Virgen que obtenga para los cristianos de hoy una fe pura, fuerte, inviolable, paciente y fiel en la oscuridad y la prueba, esa fe de la cual dijo san Juan que es ‘nuestra victoria sobre el mundo’…”
La fe responsable, la que no busca en el amuleto ni en el sortilegio el don del prodigio, se observó en el Santuario de Nuestra Señora del Rosario de Chiquinquirá cuando una romería de campesinos, de pata al suelo, entró de rodillas a la Basílica después de haber caminado tres días para llevarle una manda a su Patrona. Esa herencia bendecida se mantiene intacta entre los siglos y pervive en octubre de 2013.
La devoción es simple de comprender. La virtud del peregrino no requiere de apariciones en paredes manchadas, tumultos de milagreros, ni embelecos de la mal llamada “Nueva Era” donde se mezcla lo sagrado y lo profano bajo la guía infame de la mentira.
Y si se requiere de la compasión, para referirse a la Santísima Virgen María en lenguaje vernáculo, ¿por qué no usar las denominaciones nacionales? La Reina de Colombia, Reina Nacional, La Chinca, La Patrona, La Señorita de Chiquinquirá, Mamá Linda Renovada, La Renovada de Villa de Leiva, La Virgen de Chiquinquirá, Virgen del Rosario de Chiquinquirá, La Virgen Chiquinquireña, La Virgen Nacional, La Señoritica, Nuestra Señora del Rosario de Chiquinquirá de La Estrella, Antioquia.
Pero si prefieren el toque extranjero, al que es tan adicta la sociedad de la Patria Boba, pues para la misma advocación los hermanos de Venezuela, en el Estado Zulia, la llaman: “La Chinita, la Chinga, Chinata, Chiquita, La Chiquinquirá, La Chinca, Reina Morena, Virgen Morena, Virgen Goajira, Sagrada Dama del Saladillo, Saladillerita, Virgen Chinata, Chiquinquireña, Mama Chinga, Reina Mestiza, Virgen Guaquera, Virgen de San Juan de Dios, La Chiquita de Maracaibo, Reina de Reinas, Santa Patrona, Patrona de Maracaibo, Patrona del Zulia, Virgen Chiquita, Virgen del Lago, Reina del Lago, Redentora de la Tablita, Chinitinata”.
Si eso no les basta por tener sabor a folclor, a lo cual algunos criollos son tan alérgicos, aún hay más en favor del cambio a la ortodoxia onomástica. La lista de los gloriosos títulos de la venerable Virgen María parece interminable. Se citarán algunos, en mayúscula sostenida para indicar, en un grito de súplica, una sugerencia para cambiar el modismo de “mamita María” por la pulcritud del respeto.
MADRE DE DIOS, VIRGEN DE LAS VÍRGENES, MADRE DE CRISTO, MADRE DE LA DIVINA GRACIA, MADRE CASTÍSIMA, MADRE PURÍSIMA, MADRE SIN MANCHA.
MADRE SIN CORRUPCIÓN, MADRE AMABLE, MADRE ADMIRABLE, MADRE DEL BUEN CONSEJO, MADRE DEL CREADOR, MADRE DEL SALVADOR, VIRGEN PRUDENTÍSIMA, VIRGEN VENERADA, VIRGEN, DIGNÍSIMA DE SER ALABADA.
VIRGEN PODEROSA, VIRGEN CLEMENTE, VIRGEN FIEL, ESPEJO DE JUSTICIA, TRONO DE SABIDURÍA, CAUSA DE NUESTRA ALEGRÍA, VASO ESPIRITUAL.
VASO DE HONOR, VASO INSIGNE DE DEVOCIÓN, ROSA MÍSTICA, TORRE DE DAVID, TORRE DE MARFIL, CASA DE ORO, ARCA DE LA ALIANZA, PUERTA DEL CIELO, ESTRELLA DE LA MAÑANA, SALUD DE LOS ENFERMOS, REFUGIO DE LOS PECADORES, CONSUELO DE LOS AFLIGIDOS, AUXILIO DE LOS CRISTIANOS.
REINA DE LOS ÁNGELES, REINA DE LOS PATRIARCAS, REINA DE LOS PROFETAS, REINA DE LOS APÓSTOLES, REINA DE LOS MÁRTIRES, REINA DE LOS CONFESORES, REINA DE LAS VÍRGENES, REINA DE TODOS LOS SANTOS, REINA CONCEBIDA SIN PECADO ORIGINAL, REINA LLEVADA AL CIELO EN CUERPO Y ALMA, REINA DEL SACRATÍSIMO ROSARIO.
REINA DE LA PAZ, NUESTRA SEÑORA DEL ROSARIO, MARÍA AUXILIADORA, NUESTRA SEÑORA DE LA MERCED, VIRGEN DE LAS VICTORIAS, VIRGEN DE LA DIVINA ESPERANZA NUESTRA, NUESTRA SEÑORA DE LA CRUZ, NUESTRA SEÑORA DEL SANTÍSIMO SACRAMENTO.
NUESTRA SEÑORA DEL BUEN SOCORRO, CONCILIADORA DE LAS GRACIAS, CONCILIADORA DE TODAS LAS GRACIAS, NUESTRA SEÑORA DEL SUPREMO PERDÓN, NUESTRA SEÑORA DEL RESCATE, CONSOLADORA DE LOS AFLIGIDOS, NUESTRA SEÑORA DE LOS BUENOS ESTUDIOS, VIRGEN DE LOS DOLORES.
VIRGEN DOLOROSA, VIRGEN INMACULADA, NUESTRA SEÑORA DEL SAGRADO CORAZÓN, NUESTRA SEÑORA DEL PERPETUO SOCORRO, REINA DEL MUNDO, NUESTRA SEÑORA DEL ROSARIO, REINA DE LOS CORAZONES, CORREDENTORA, NUESTRA SEÑORA DE LA MISERICORDIA, NUESTRA SEÑORA DE LA PIEDAD, MADRE DE LA MISERICORDIA, MADRE DE PIEDAD, ASIDUA LIBERTADORA DE LOS HOMBRES, MADRE DE LA ESPERANZA.
ABOGADA NUESTRA AMOROSÍSIMA, HIJA PRIMOGÉNITA DEL PADRE, ESPOSA PREDILECTA DEL ESPÍRITU SANTO, STELLA MARIS, MADRE CELESTIAL, MADRE BENIGNÍSIMA.
MADRE DE TODAS LAS CRIATURAS, MADRE DEL AUTOR DE LA PAZ, PERPETUO SOCORRO, MADRE DEL ETERNO SACERDOTE, REINA DEL CIELO, NTRA. SEÑORA DEL REFUGIO.
ASIENTO DE LA SABIDURÍA, NTRA. SEÑORA DE LA SALUD, NTRA. SEÑORA DE LAS GRACIAS, NTRA. SEÑORA DE LOS DESAMPARADOS, MADRE DE LA DIVINA PROVIDENCIA.
VIRGEN DE LOS MILAGROS, VIRGEN DEL SACRATÍSIMO CORAZÓN DE JESÚS, REINA DEL CLERO, DEFENSA DE LA IGLESIA, MADRE DE LOS HUÉRFANOS, REINA DE LAS VICTORIAS.
VIRGEN SOBERANA DEL PARAÍSO, MADRE DIVINA, REPARADORA DEL GÉNERO HUMANO, ABOGADA DEL GÉNERO HUMANO, MEDIADORA PODEROSÍSIMA, SALUD DEL MUNDO.
DISPENSADORA DE LOS TESOROS DE DIOS, LIRIO PURÍSIMO, DEPOSITARIA DE TODAS LAS GRACIAS, MADRE AMOROSÍSIMA, LIBERTADORA DE LOS FIELES DIFUNTOS.
NTRA. SEÑORA DE LA HUMILDAD, NTRA. SEÑORA DEL BUEN CONSEJO, MEDIADORA DE TODAS LAS GRACIAS, REINA DE TODAS LAS GRACIAS, NTRA. SEÑORA DEL SUFRAGIO.
NTRA. SEÑORA DEL CENÁCULO, SEÑORA DE LOS ERMITAÑOS.
NTRA. SEÑORA DE LA ALEGRÍA, MADRE DE LA CONFIANZA, REINA DEL UNIVERSO.
El lector tendrá la gentileza de perdonar si no se continúa con el listado, que bien podría dar para escribir un libro.
Al final, se les implora de hinojos a los católicos que tengan consideración con doña mamita María, la tendera del barrio, porque ella ya no sabe si le piden una cerveza o un milagro.
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