Por Julio Ricardo Castaño Rueda
Sociedad Mariológica Colombiana
San Luis María de Montfort fue el sacerdote escogido por Dios para crear
una regla de beatitud. El estudio profundo de esa norma se logra al examinar
con atención dos obras hermanas en su simple complejidad y quizás paralelas en
el tiempo.
Se trata de los libros el Tratado de la Verdadera Devoción a la Santísima Virgen y el Secreto de
María. Estos fueron redactados para explicar y guiar el alma hacia el reino
de Jesucristo.
En sus páginas, la expresión pedagógica de la virtud suprema tiene una
estructura gramatical que puede ser leída y aplicada por cualquier bautizado.
“…existen también prácticas interiores que tienen gran eficacia
santificadora para aquellos a quienes el Espíritu Santo llama a una elevada
perfección. Todo se resume en obrar siempre: por María, con María, en María y
para María, a fin de obrar más perfectamente por Jesucristo, con Jesucristo, en
Jesucristo y para Jesucristo”.
Así, el misterio de la idea escrita en una sintaxis llana se resume en el
uso de cuatro preposiciones que tienen funciones específicas en la dinámica de
la consagración. Esos vocablos van unidos, invariablemente, a un sustantivo
especial, el nombre de la Virgen Madre, María. La articulación de los términos,
irrevocablemente, conduce al origen del Verbo, Jesucristo.
Lo difícil de esa lectura maravillosa es interiorizar las palabras para
generar una conducta neumatológica. Acción constante del bien actuar en la vida
del individuo.
La semántica, de esas preposiciones escogidas, va unida a la devoción
humilde por la Santísima Virgen María. Ella, sustancia de criatura inmaculada,
lleva al encuentro total con su Hijo, la sabiduría encarnada.
Esa vivencia, cuya función es abrir la puerta del cielo, quedó notificada
en lo estipulado en el manual oficial de la Legión de María, capítulo VI
numeral 5. La misión es fomentar su aplicación en el trabajo legionario, ora et labora. La herramienta, diseñada por Montfort, siempre será
utilizada para tallar a Cristo con el buril del servicio legionario dentro de
la escuela de María, recinto del cual no se puede salir porque se entra
libremente para graduarse como siervo del amor. Esa vocación, la de la esclavitud
mariana, se puede redactar con ejemplos:
La preposición En. Denota en qué lugar, tiempo o modo se realiza lo
expresado por el verbo a que se refiere.
María está en Jesús. La
encarnación sucedió en María.
La preposición Con. En su tercera acepción dice: Expresa las circunstancias
con que se ejecuta o sucede algo.
“Entraron en la casa; vieron al niño
con María su madre y, postrándose, le adoraron…” (Mt. 2, 11).
La preposición Por. Denota el modo de ejecutar algo.
Por María vino Jesús al mundo.
La preposición Para. Denota la aptitud y capacidad de una persona.
María es para Jesús.
En conclusión, escribe Montfort, “Por Ella deben, pues, hallar a Jesucristo
las personas santas que deben resplandecer en santidad. Quien halla a María,
halla la vida (Prov. 8,35), es decir, a Jesucristo, que es el Camino, la Verdad
y la Vida (Jn 14,6).
Pocas palabras, profundo sentido: es la clave para alcanzar la perfección.
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