martes, 30 de julio de 2024

El infundio, ni aparición ni título

 Foto Julio Ricardo Castaño Rueda


Por Julio Ricardo Castaño Rueda

Sociedad Mariológica Colombiana

 

No les he escrito porque ignoren la verdad, sino porque la conocen y porque ninguna mentira procede de la verdad”. (1Jn 2,21).

 

El 25 de marzo de 1945, Ida Peederman inoculó en la comunidad holandesa el veneno de una mentira instrumental.  Ella trapaceó que había visto a la Santísima Virgen María que se le presentó como “la Señora de todos los Pueblos”.

La respuesta eclesial demoró lo suficiente como para obtener una sana corrección y la invitación a una pronta conversión, situación que no ocurrió.

La Iglesia, madre y maestra, con paciencia pedagógica echó por tierra la cizaña de la falacia y en 1956 expresó, por medio del señor obispo de Haarlem-Ámsterdam, Johannes Petrus Huibers, que declaró con respecto a las falsas apariciones marianas que: non constat de supernaturalitate.

El arraigo de la mala yerba en las conciencias relapsas siguió bebiendo de las fuentes del error hasta embrutecer la razón de la santa obediencia. La respuesta del pastor, y podador, volvió para pontificar de forma explícita. La sesión ordinaria de la Sagrada Congregación para la Doctrina de la Fe (antigua Santa Inquisición) en la asamblea celebrada el 27 de marzo de 1974 señaló el falso ideológico con propiedad: Las resoluciones contra la tramoya montada por Peederman fueron de una claridad meridiana para cualquier bautizado.

1. En cuanto a la resolución doctrinal: OMNES: constat de non supernaturalitate.

2. En cuanto a investigar ulteriormente el fenómeno: OMNES: negative.

Esas decisiones fueron aprobadas por el santo padre Pablo VI durante la audiencia concedida al prefecto de la Sagrada Congregación para la Doctrina de la Fe, cardenal F. Šeper, el 5 de abril de 1974 y se enfatizó: “Todo ello se comunica para que el santo pueblo de Dios y sus pastores saquen las debidas consecuencias”.

Las modas, enemigas de la virtud de la certeza, trajeron al final del siglo XX, una nueva decadencia conceptual con relativismos autoritarios.  En 1996, monseñor, Henny Bomers, en consulta con la Santa Sede, aprobó el culto a la “Señora de todos los Pueblos”, pero el prelado no reconoció las supuestas apariciones.

Error craso y evidente: Si no hay apariciones, no hay título.

La Mariología, ciencia teológica, está sustentada en tres pilares benditos: la Biblia, la tradición y el magisterio. Si ese edificio trinitario no fue edificado en armonía, nada es válido. Nada está perfecto. Nada es verdad.

La prueba del desastre arquitectónico de la fingida mariofonía quedó registrada en los anales del asombro. En el año 2002, el obispo Jos Punt reconoció la autenticidad de la falsa aparición sin consultar a la Santa Sede. El bulo quedó encriptado en las informaciones mediáticas, antagonistas del catecismo. El fraude edificó su trono en las redes sociales donde vive para motivar delirante la velocidad del exabrupto. Ante la arremetida del error envalentonado hubo más desbarajuste dentro del caldero de los desaciertos. En 2005, la Congregación para la Doctrina de la Fe suprimió algunos textos de la inventada oración que Ida Peerdeman le adjudicó a la Santísima Virgen María para justificar su embuste. La supuesta plegaria fue editada porque “no se ajustaban a la doctrina católica”. Es decir que la moneda falsa se legalizó con la circulación.

El equívoco uso de la forma heterodoxa del término corredención aplicado a María Santísima se convirtió en herejía. El vocablo, fuera de su contexto dogmático de las Sagradas Escrituras, terminó por generar una intervención del papa Francisco.

Su Santidad, en la homilía de la misa matutina del 3 de abril de 2020, afirmó: “La Virgen no quiso quitarle ningún título a Jesús… No pidió para sí ser cuasi-redentora o corredentora: no. El Redentor es uno y este título no se duplica”.

De acuerdo con el pontífice. La palabra “corredentora” no puede surgir de un montaje teatral apoyado en las tecnologías del disparate para imponer criterios falsos en la pastoral del catolicismo.

Además, la lista bibliográfica de autores santos y doctos que defienden la sana doctrina de María Corredentora es extensa en los siglos de evangelización con Jesucristo, El Redentor.

Para cerrar el diagnóstico del mal, que enceguece a una sociedad adicta al enredo, el 30 de diciembre de 2020, el obispo de Haarlem, Johannes Hendriks, “tras haber consultado a la Congregación para la Doctrina de la Fe y de acuerdo con ella”, afirmó que: “el uso del título Señora de todos los Pueblos para María es en sí mismo teológicamente lícito”.

Y otra vez, el cambio de rumbo.  El 11 de julio de 2024, el  Dicasterio para la Doctrina de la Fe ratificó el juicio negativo aprobado por Pablo VI en 1974. La entidad declaró no sobrenaturales las supuestas apariciones de “Nuestra Señora de todos los Pueblos” en Ámsterdam.

Quizás esta crisis confusa sirva para retomar los estudios como lo pidió Pío XII en su radio mensaje Inter Complures. Allí fijó unas normas para las tesis mariológicas. El papa deseaba una investigación más profunda sobre la dignidad, oficios y privilegios de María.

En conclusión, el redactor piensa que cada gracia de María, incluida la corredención, es un don de Dios para su esclava.

 

Nota: Material elaborado con información de www.vaticannews.va/es/vaticano/news/2024-07/doctrina-de-la-fe-nuestra-senorade-todos-los-pueblos-amsterdam.html

 


jueves, 25 de julio de 2024

«El que cumple la voluntad de mi Padre... ese es mi hermano y mi hermana y mi madre»

Foto. Julio Ricardo Castaño Rueda.

 

Constitución dogmática sobre la Iglesia «Lumen gentium » §61-62


La Bienaventurada Virgen, predestinada, junto con la Encarnación del Verbo, desde toda la eternidad, cual Madre de Dios, por designio de la Divina Providencia, fue en la tierra la esclarecida Madre del Divino Redentor, y en forma singular la generosa colaboradora entre todas las criaturas y la humilde esclava del Señor*. Concibiendo a Cristo, engendrándolo, alimentándolo, presentándolo en el templo al Padre, padeciendo con su Hijo mientras El moría en la Cruz, cooperó en forma del todo singular, por la obediencia, la fe, la esperanza y la encendida caridad en la restauración de la vida sobrenatural de las almas. por tal motivo es nuestra Madre en el orden de la gracia.

Y esta maternidad de María perdura sin cesar en la economía de la gracia... Pues una vez recibida en los cielos, no dejó su oficio salvador, sino que continúa alcanzándonos por su múltiple intercesión los dones de la eterna salvación. Con su amor materno cuida de los hermanos de su Hijo, que peregrinan y se debaten entre peligros y angustias y luchan contra el pecado hasta que sean llevados a la patria feliz. Por eso, la Bienaventurada Virgen en la Iglesia es invocada con los títulos de Abogada, Auxiliadora, Socorro, Mediadora...

Ninguna criatura puede compararse jamás con el Verbo Encarnado nuestro Redentor; pero así como el sacerdocio de Cristo es participado de varias maneras tanto por los ministros como por el pueblo fiel, y así como la única bondad de Dios se difunde realmente en formas distintas en las criaturas, así también la única mediación del Redentor no excluye, sino que suscita en sus criaturas una múltiple cooperación que participa de la fuente única.

 

*Ese planteamiento abre una tesis de investigación para estudiar el tema de María Corredentora, oficio otorgado por el Altísimo a la Madre del Redentor.

jueves, 18 de julio de 2024

La ofrenda, palabra cumplida

Foto: Julio Ricardo Castaño Rueda

 

Por Julio Ricardo Castaño Rueda                                

Sociedad Mariológica Colombiana

 

“Vuelve a casa y cuenta lo que Dios ha hecho por ti”. (Lc 8, 39).

 

Los promeseros depositan en la Basílica de Nuestra Señora del Rosario de Chiquinquirá (Boyacá), por semana, entre 400 y 600 objetos de cera denominados milagros*.

Eso significa que el número de favores celestiales, al tomar el guarismo más bajo, supera los 57 prodigios diarios. El profundo agradecimiento a Nuestra Señora, por su inagotable intercesión ante la misericordia de su Hijo, es perfectamente verificable por el testimonio continuo de la historia cotidiana. La prueba está viva dentro de los ancestrales comportamientos de un pueblo heroico.

A los fieles raizales se suman los peregrinos de las tierras de oriente como Corea, China y Australia. Los piadosos cruzan los hemisferios del globo terráqueo para venir a colocar su ofrenda en el recinto de los ex votos. Su reconocimiento es el pago humilde a una gracia que no les otorgó la ciencia ni el favor del dinero.  La bendición recibida tiene un nombre asombrosamente complejo e inexplicable para el racionalismo, se llama milagro.

Así de simple. El dedo de Dios se posa sobre la súplica dolorosa de la angustia y cambia el destino de las almas agobiadas. Hay que contemplar a esos romeros que, de hinojos, entregan su gratitud rociada de lágrimas jubilosas.  Ellos narran hechos asombrosos. Dejan sin aliento a sus corazones al cantar las hazañas del Salvador.

La Virgen de Chiquinquirá, en su Villa de los Milagros, cumplirá en diciembre 438 años de vociferar al viento el salmo 125: El Señor ha estado grande con nosotros, y estamos alegres”.

*El dato no incluye misas, flores, veladoras ni otros lugares del templo ni otras iglesias.

jueves, 11 de julio de 2024

La piedra de escándalo

Foto: Julio Ricardo Castaño Rueda.


 Por Julio Ricardo Castaño Rueda

Sociedad Mariológica Colombiana

 

“Ay de los que a lo malo llaman bueno y a lo bueno malo” (Is 5,20)

La Primera Brigada del Ejército Nacional colocó en la Basílica de Nuestra Señora del Rosario de Chiquinquirá (Boyacá) una placa con errores de ortografía, junio 26 de 2024.

Ante el hecho singular, la justa protesta generó una airada reclamación por parte de algunos lectores, defensores a ultranza del pretexto. Para ellos, la respuesta del redactor.

El error tiene dos dimensiones pedagógicas, la corrección y el aprendizaje. El dúo permite establecer la experiencia como la catedra de la enseñanza. Omitir cualquier punto genera el ingreso a la mediocridad como norma de conducta.

Pasar por alto la advertencia del yerro e imponer la disculpa para respaldar la falta es el principio degenerativo del adocenamiento individual e institucional.

El ejemplo queda señalado por el caso en mención. Los autores aún no han tenido la gentileza de cambiar la pieza expuesta. Esto invita a preguntar por qué los laicos deben guardar silencio cómplice ante el despilfarro de los recursos públicos. ¿Callar sólo porque se trata de un reconocimiento a la Rosa del Cielo? No.

 Y los guardianes del sofisma insisten en formalizar la perogrullada con una frase de cajón: “todos somos pecadores y cometemos errores”. Ante semejante conclusión la esperanza opta por el suicidio moral.  ¿Para qué la conversión?, ¿para qué el sacramento de la reconciliación? Es más fácil justificar el defecto para convertir la imperfección en la flaqueza de la perversidad permisiva.

 

 

jueves, 4 de julio de 2024

Dos fiestas y una celebración

La nueva basílica. Foto Julio Ricardo Castaño R.

 

Por Julio Ricardo Castaño Rueda

Sociedad Mariológica Colombiana

Nuestra Señora del Rosario de Chiquinquirá está invitada a los tiempos de veneración patriótica. Los fieles le tienen preparado un festejo especial. Los actos comenzarán el domingo siete de julio con diferentes actos eclesiales y de folclor andino.

El primer agasajo es el sueño cumplido de los chapinerunos, los bogotanos cachacos. Ellos podrán participar de la eucaristía de elevación pública del templo parroquial Nuestra Señora de Chiquinquirá a la dignidad de Basílica Menor para la Arquidiócesis de Bogotá. La santa misa será a las 6:00 p.m., y estará presidida por el señor cardenal Luis José Rueda Aparicio.

La segunda fiesta será el encuentro de los promeseros. Los mil pueblos nacionales se postrarán reverentes y agradecidos ante la Rosa del Cielo. Los frailes dominicos celebrarán el centésimo quinto aniversario de la coronación de la Virgen de Chiquinquirá como Reina y Patrona de Colombia.

Allí, en esos escenarios de la mística y lo popular, el amor se engendrará misericordioso entre los cantos del tiple y la bendición del cura de almas. La gran movilización se inició con los paramillos de San Juan, lluvias cortas que humedecen las trochas arrinconadas en las cordilleras. Esas rutas, transitadas por la memoria ancestral de una historia viva, repiten su turno esencial: la algarabía de la devoción.

Sí, el gentío va rumbo hacia la Ciudad Promesa, Chiquinquirá. La Villa de los Milagros los acoge con sus dichas, penumbras y súplicas. En su santuario, la Madre Inmaculada los aguarda para enseñarles la doctrina de su Hijo Jesús en el confesionario y en el banquete eucarístico, dupla de alegre santidad.