Foto Julio Ricardo Castaño Rueda |
Academia de estudios marianos, fundada el 22 de septiembre de 1959 por el sacerdote alemán Richard Struve Haker, en el Santuario de Nuestra Señora de la Peña de Bogotá, con el permiso de la XIX Conferencia Episcopal Colombiana. La Revista Regina Mundi es su órgano de difusión. www.sociedadmariologicacolombiana.com
lunes, 23 de diciembre de 2024
miércoles, 18 de diciembre de 2024
Oración a la Virgen de la Dulce Espera
Foto archivo particular |
La Santísima Virgen de la dulce espera bendice y protege a todas las mujeres embarazadas, en especial a aquellas que se encomiendan a ella a través de la oración.
María, tú que eres bendita entre todas las mujeres,
que recibiste cobijo al ascender al Cielo, y estar junto al Padre Todopoderosoacudo a ti buscando protección, porque confío en ti, y en tu santo manto.
Además, hoy me acerco con una petición especial,para que logres concederme tener un bebé en mi vientre,que crezca sano y salvo, y que el parto también suceda sin problema algunopara recibirlo con todo el amor que tengo, porque deseo esto con todo mi corazón.
Además, así podré educarlo con mucha responsabilidad,y mostrarle el camino del bien, el cual tú nos mostraste con tu hijo,para así ser otro hijo de Dios, cumpliendo su voluntad en mi vida conduciendo a ese niño, con tu ejemplo, Santa Madre.
Te agradezco por escucharme hoy, y siempre, confío en que me concederás esto que tanto deseo, porque eres madre,y sabes que es el mayor deseo de una mujer; hoy lo deseo, y sé que me encuentro preparada para afrontarlo.
Lleva mi plegaria a casa del Todopoderoso, para que me conceda el milagro.
Amén.
jueves, 12 de diciembre de 2024
Eva y María
Foto Julio Ricardo Castaño Rueda |
Del tratado de san Ireneo; obispo contra las herejías
(Libro 5, 19,1; 20, 2; 21, .1: SC 153,, 248,250. 260-264)
El Señor vino y se manifestó en una verdadera condición humana que lo sostenía, siendo a su vez ésta su humanidad sostenida por él, y, mediante la obediencia en el árbol de la cruz, llevó a cabo la expiación de la desobediencia cometida en otro árbol, al mismo tiempo que liquidaba las consecuencias de aquella seducción con la que había sido vilmente engañada la virgen Eva, ya destinada a un hombre, gracias a la verdad que el ángel evangelizó a la Virgen María, prometida también a un hombre.
Pues de la misma manera que Eva, seducida por las palabras del diablo, se apartó de Dios, desobedeciendo su mandato, así María fue evangelizada por las palabras del ángel, para llevar a Dios en su seno, gracias a la obediencia a su palabra. Y si aquélla se dejó seducir para desobedecer a Dios, ésta se dejó persuadir a obedecerle, que la Virgen María se convirtió en abogada de la virgen Eva.
Así, al recapitular todas las cosas, Cristo fue constituido cabeza, pues declaró la guerra a nuestro enemigo, derrotó al que en un principio, por medio de Adán, nos había hecho prisioneros, y quebrantó su cabeza, como encontramos dicho por Dios a la serpiente en el Génesis: Establezco hostilidades entre t¡ y la mujer, entre tu estirpe y la suya; ella te herirá en la cabeza, cuando tú la hieras
Con estas palabras, se proclama de antemano que aquel que había de nacer de una doncella y ser semejante a Adán habría de quebrantar la cabeza de la serpiente. Y esta descendencia es aquella misma de la que habla el Apóstol en su carta a los Gálatas: La ley se añadió hasta que llegara el descendiente beneficiario de la promesa.
Y lo expresa aún con más claridad en otro lugar de la misma carta, cuando dice: Pero cuando se cumplió el tiempo, envió Dios a su Hijo, nacido de una mujer. Pues el enemigo no hubiese sido derrotado con justicia si su vencedor no hubiese sido un hombre nacido de mujer. Ya que por una mejer el enemigo había dominado desde el principio al hombre, poniéndose en contra de él.
Por esta razón el mismo Señor se confiesa Hijo del hombre, y recapitula en sí mismo a aquel hombre primordial del que se hizo aquella forma de mujer: para que así como nuestra raza descendió a la muerte a causa de un hombre vencido, ascendamos del mismo modo a la vida gracias a un hombre vencedor.
jueves, 5 de diciembre de 2024
El véspero con raigambre inmaculista
Foto: Julio Ricardo Castaño Rueda |
Por Julio Ricardo Castaño Rueda
Sociedad Mariológica Colombiana
“Porque
tú eres mi lámpara, oh Señor; el Señor alumbra mis tinieblas”. (2 Sam 22, 29).
Zipaquirá, la ciudad de las huellas de sal,
tiene en sus rincones coloniales a decenas de vendedores voceando la promoción
de velas de colores.
El paquete, de nueve unidades de la Fabrica
Imperial, cuesta 2000 pesos y bajará de precio por la necesidad de la
tradición. Tenderos y feriantes aprovecharon el Evangelio para cautivar
clientes en la temporada decembrina. La ocasión oferta las banderas plasmadas
con imágenes de la Virgen. Estas se colocarán en puertas y ventanas de millones
de hogares nacionales sin importar la guerra, como la de 1854, que los persigue
con su trajín de macabro acoso.
La razón del acontecimiento lumínico tiene un
peso histórico para las familias porque se aproxima la fiesta de las luces, la
noche de las velitas. En el noctámbulo siete de diciembre, vísperas del
aniversario de la declaración dogmática de la Inmaculada Concepción, Colombia
se engalana con las candelas sin mancha, herencia de sus mayores.
La primicia inmaculista, que sacudió feliz a
la devoción de los abuelos, quedó consignada en el Diario político y militar
de don José Manuel Restrepo, 20 de febrero de 1855.
“…Llegó hoy el correo de Europa con la noticia de que el
Papa declaró en 8 de diciembre último ante una reunión de 51 cardenales, 37
arzobispos y 57 obispos convocados en Roma de varias partes del mundo, ‘que es
un dogma de fe su concepción, por privilegio y gracia especial de Dios, en
virtud de los méritos de Jesucristo, Salvador del género humano, fue preservada
y exenta de toda mancha de pecado original’. El Papa hizo esta declaratoria con
mucha pompa y solemnidad. Un repique general de campanas anunció en Bogotá a
los devotos de la Concepción de María, tan piadosas nuevas, que serán
celebradas en las iglesias de la Nueva Granada; todas son católicas, y hasta
ahora no se ha erigido templo ni capilla alguna de otra religión que la
católica romana...” (Cf. Tomo IV 1849-1858.
Imprenta Nacional. Bogotá, 1954. Pág. 544). Son 169 años de una alegría mariana. El regocijo
enciende la oración junto al pesebre para abrigar el corazón de la esperanza.