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Diseño: Jaime Alfonso Castaño Rueda |
“Vosotros, pues, sed perfectos como es perfecto vuestro Padre celestial”. (Mt 5,48)
La santidad es un derecho del hombre porque es imagen y semejanza de Dios. La sustancia del Creador, su aliento divino, fecundó el alma para escribir un decreto de predestinación a la gloria eterna.
La Legión de María comprende esa norma vital como una ocupación cotidiana del combate espiritual, un ejército en orden de batalla. Su manual, en el capítulo II, lo expresa con una claridad de místico objetivo:
"La Legión de María tiene como fin la gloria de Dios por medio de la santificación personal de sus propios miembros mediante la oración y la colaboración activa -bajo la dirección de la Jerarquía- a la obra de la Iglesia y de María: aplastar la cabeza de la serpiente infernal y ensanchar las fronteras del reinado de Cristo”.
El oficio del legionario comprende la destrucción del pecado como un fin próximo, alcanzable, verificable y publicable. El logro humilde tiene la bendición del cumplimiento al decálogo del Sinaí, la práctica de los sacramentos, la ejecución silente de las obras de misericordia y el poder del rosario. Este esfuerzo, demoledor de circunstancias pecaminosas, lo ratifica el compendio en el capítulo XI:
“La Legión pone su principal empeño no en realizar una obra particular exterior, sino en la santificación interior de sus miembros”.
La manufactura de la gracia rompe el discurso de las sociedades posmodernas que convirtieron la santidad en una utopía moral. La Legión de María demuestra que ser santo es una tarea de la voluntad divina porque obedece al mandamiento de la Inmaculada: Juan 2,5.
Gracias por tan nutritivo documento que alimenta el deseo de ser legionario de verdad, como quiere Nuestra Señora; resalto el trabajo constante de santificación personal, " por sus frutos los conoceréis", "lo que abunda en el corazón", que nuestras obras sean consecuencia de la conversión constante, del deseo de agradar a Dios primeramente, con la fuerza del Espíritu Santo en obediencia a la obediencia misma que es la Santísima Virgen María, reunidos en comunidad como enseñó Jesús para que los frutos sean eternos
ResponderEliminarGracias por ese documento tan especial dónde recuerda porque somos legionarios, que honor tan grande.
ResponderEliminarComo legionarios debemos estar dispuestos a trabajar por la paz.
ResponderEliminarFelicitaciones a todos los Legionarios por conquistar un año más de la lucha a que fueron llamados por el Cielo. Que Nuestro Señor Jesucristo los siga guiando y su Santísima Madre los auxilie siempre!!!
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