Por Julio Ricardo Castaño Rueda
Sociedad Mariológica Colombiana
La
preferencia quedó injertada en la Arquidiócesis que tiene 75 templos, entre
parroquias y capillas, que llevan el nombre de Nuestra Señora bajo distintos
títulos. La mayoría de sus advocaciones son foráneas por razones del impulso
evangelizador que trajo los tesoros de la Iglesia al Nuevo Reino de Granada. En sus calles
castellanas se escuchan nombres tan tradicionales, forasteros y santafereños
como Nuestra Señora del Rosario, de Egipto, de las Nieves, del Carmen, de
Belén, de Monserrat, de la
Candelaria.
Esa
riqueza de la onomástica mariana permite formular una pregunta: ¿existe una
mariología bogotana raizal? La contestación bien podría ser un silencio
incomodo por la ausencia de la axiología propia del terruño. Conducta que puede
ser remplazado por la especulación y la adivinanza. Para evitar ese rubor
acusador se intentará resolver el acertijo bajo ciertas pautas que le den
claridad conceptual al asunto.
Primero.
La mariofanía ocurrió dentro de los límites del antiguo centro urbano, sin
municipios anexos ni Distrito Capital, para evitar confusiones con los pueblos
cercanos confiscados por el arrollador urbanismo sabanero de la Metrópoli.
Segundo.
El fenómeno consta en la historia civil y eclesial que puede ser verificada por
múltiples fuentes, incluida la tradición oral.
Tercero.
Tiene aprobación de la Iglesia
con su respectivo recinto sacro donde recibe honra.
Cuarto.
No se incluyen las advocaciones colombianas que han sido adoptadas por su legado
ancestral como por ejemplo: Nuestra Señora de Chiquinquirá, del Topo, de las
Lajas. Ni las que aún están por estudiar como la Virgen de Los Laches.
(Figura aparecida en una piedra, cuyo altar es la ventana de una casa).
Este
cronista, hasta la fecha, solo ha logrado encontrar cuatro imágenes que cumplen
con los requisitos exigidos para la prueba. La primera, bajo el misterio de la Inmaculada Concepción.
La segunda fue gestada por el amor al santo rosario. La tercera y, principal,
resultó precedida por la
Sagrada Familia y la última presentó un prodigio de
renovación que involucró a los huérfanos.
Hecha
la salvedad, este artículo solo mostrará el sustento para una tesis autóctona.
La investigación queda a cargo del lector que podrá profundizar a su gusto en
esos campos de Dios.
Rolas de pura cepa
El
milagro pionero surgió por causa de un error. En 1610, don Juan de Cabrera
abandonó una piedra donde alcanzó a tallar una parte de una estatua de la Inmaculada para la Catedral Primada.
El escultor se equivocó en la dureza del material.
El
bloque a medio trabajar fue utilizado como puente sobre un riachuelo montañero
que pasaba cerca del convento franciscano de la Recoleta de San Diego, a
las afueras de Santafé.
La
pisoteada pieza, talla y pontón, presentó un prodigio que la insertó en la Historia … Aquí termina el
oficio del redactor y comienza la tarea del lector. Los datos son:
Nombre: Nuestra Señora del Campo
Lugar: Templo parroquial de San Diego (carrera 7A nro 26 47).
Bibliografía: Juan Flórez
de Ocáriz. Genealogías del Nuevo Reino de Granada. Prensas de la Biblioteca Nacional.
Bogotá, 1943.
Novena a María Santísima Madre de Dios y
Nuestra Señora del Campo. Santafé de
Bogotá, 1787.
En
el libro de monseñor, Álvaro Fandiño Franky, titulado: El padre Almanza, un signo de
santidad en la historia de Colombia. Editorial El Mensajero del Corazón de
Jesús (Bogotá, 1995) se publicó un documento muy valioso sobre el tema.
Fiestas: El 2 de julio para conmemorar su llegada al templo de San
Diego (1627) y la otra el primero de
mayo como recuerdo de su intervención contra la peste del polvillo en el siglo
XVIII.
2. Don Juan Cotrina, un comerciante viudo que se ordenó sacerdote, invitó
al famoso artista bogotano, Antonio Acero de la Cruz , a pintar a la Virgen del Rosario bajo una
advocación inventada por él. El cuadro resultó del agrado de las autoridades y del
vecindario.
El
3 de febrero de 1644, el presbítero Cotrina obtuvo la licencia del señor arzobispo
fray Cristóbal de Torres, O.P., para fundar la ermita de Nuestra Señora de las
Aguas.
El
toponímico surgió de su cercanía con el río Vicachá, que los expertos en semántica
del grupo linguístico chibcha traducen como: “El resplandor de la noche”. La
corriente, canalizada y castellanizada, hoy pasa por el frente del templo con
el nombre de San Francisco.
En
una de las moradas parroquiales se generó el suceso del “Espeluco de las Aguas”.
Esta es una historia que aún pervive en la memoria de los ciudadanos. La
narración tiene una enseñanza sobre el
exceso de vanidad dentro de un soberbio irrespeto a la Virgen María.
Nombre: Nuestra Señora de las Aguas.
Lugar: Templo parroquial Nuestra Señora de las Aguas. (Carrera 2A nro 18A-88).
Bibliografía: José Ignacio Perdomo
Escobar. Breve guía turística e
historia de la parroquia de Nuestra Señora de las Aguas de Bogotá.
Editorial Prensa Católica. Bogotá, 1980.
Pedro María
Ibáñez. Crónicas de Bogotá. Tercer
Mundo Editores. Tomo I. Bogotá, 1989.
3. En 1685, don Bernardino de León encontró en los cerros orientales un
bloque de roca con las figuras de la Sagrada Familia de Nazaret acompañadas de dos
ángeles. Las estatuas fueron arrancadas por un cantero. Luego cruzaron de forma
misteriosa por un pasadizo por donde no cabían. Y más adelante, bajaron a
hombro por el filo de un despeñadero hasta su capilla de Los Laches. El
arzobispo, don Antonio Sanz Lozano, dio licencia para la veneración de las
imágenes, el día de carnestolendas de 1686. El resto de la descripción es muy
apasionante. Tanto que el padre Ricardo Struve le dedicó más de una década a
estudiar ese conjunto escultórico porque es único en el mundo.
Nombre: Nuestra Señora de la Peña , Patrona de Bogotá.
Lugar: Templo Santuario Nuestra Señora de la Peña. Monumento Nacional. (Carrera
7A Bis Este 7A-50).
Bibliografía: P. Juan Agustín Matallana. Historia metódica y compendiosa del origen, aparición y obras
milagrosas de las imágenes de Jesús, María y José de la Peña que se veneran en su
ermita extramuros de la ciudad de Santafé de Bogotá, Provincia de
Cundinamarca en la
Nueva Granada. Imprenta de Zalamea Hermanos. Bogotá, 1895.
Ricardo
Struve Haker. Cuadernos históricos de la Peña.
Bogotá , 1952.
Ricardo
Struve Haker El Santuario Nacional de Nuestra Señora de la Peña.
Imprenta Nacional de
Colombia. Bogotá, 1955.
Fiestas: 10 de agosto. Antiguamente, también se celebraba el
domingo de quincuagésima. Fiesta de las carnestolendas.
4. El ex presidente Marco Fidel
Suárez, en su relato El sueño de
Chiquinquirá, dejo constancia de un fenómeno particular. “…aquí mismo
en Santafé, en el asilo del hospicio, cuidado por las hermanas de la caridad,
tuvimos hace poco la sorpresa de ver en uno de los lados del piso alto del
patio principal un cuadro que es una verdadera maravilla.
En una tabla de cortas dimensiones, de
dibujo muy regular, de expresión pasmosa, que representa a la Virgen con un niño en el
regazo, no en figura del Niño Jesús, sino de un muchachito que puede
representar a uno de los del asilo, por su expresión y facciones. La tabla
estuvo también mucho tiempo desconocida y sirviendo para poner las planchas
calientes en una de las oficinas, la cual hubo de destruir la pintura y sus
rastros. Al fin, reparando mucho en el cuadro, observaron tenuísimas huellas,
que movieron a ponerlo en lugar adecuado, donde ha reaparecido admirablemente,
de manera que hoy es una pintura muy notable y clara, expuesta al culto en el
lugar que dijimos, entre focos de luz y enredaderas de flores. Las angélicas
hermanas, que son madres de esas quinientas criaturas, llaman a la imagen con
el nombre de Nuestra Señora de los Huérfanos…”
Nombre y lugar: Capilla Nuestra Señora de los Huérfanos. (Carrera 19
nro 11-43. Parque España).
Y
aún queda por conocer a Santa María de Vitelma. Capilla ubicada en el camino
viejo a San Cristóbal nro 8-56/58.
Ante
estas pinceladas contra la amnesia, ¿querrán los capitalinos volver el
esplendor autóctono de sus más caras tradiciones? ¿O dejarán que la academia de
estudios marianos se dedique solitaria a la exploración profunda de los
archivos íntimos de la nacionalidad?
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