En el
centenario de la Virgen
de Chiquinquirá
Enrique W.
Fernández
Bogotá,
noviembre de 1886.
Oh Virgen augusta! Tu gloria del mundo los ámbitos
llena,
Los ángeles cantan al pie de tu trono perenne loor,
Los hombres te llaman salud del enfermo, consuelo del
triste,
La casa de oro, la puerta del cielo, la Madre de Dios;
Tu faz a nosotros convierte que en densas tinieblas
estamos,
Aviva en nuestra alma, Señora, del bien la fecunda
pasión,
Despliega tu manto y que cubra la vasta extensión de
la tierra,
Y a ricos y a pobres y a sabios y a necios ampare tu
amor.
Nosotros, enfermos de toda tristeza y de todo pecado,
Nosotros, viajeros sin tregua abrumados de mal y
dolor,
Que vamos, a oscuras, rondando en la turbia corriente
del tiempo,
A ti suspiramos, oh Virgen: aplaca la ira de Dios!
Un pueblo reunido celebra hoy, gozoso, tu gran
centenario
Y todo él te invoca, rendido de hinojos al pie de tu
altar:
Escucha sus
ruegos, alarga su vida, bendice sus obras
Y toda Colombia disfrute ya, Oh Virgen, del bien de la
paz.
1.
Alusión al
templo de Chiquinquirá, que según opinión de los inteligentes es una de las
mejores construcciones de la
República.
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