Por Julio Ricardo Castaño Rueda
Sociedad Mariológica Colombiana
Las festividades en honor de la Patrona de Bogotá, Nuestra Señora de la
Peña, tuvieron su esplendor y su olvido con las carnestolendas, desde el
domingo de quincuagésima hasta el martes de carnaval.
Paradójicamente, la efeméride del 10 de agosto de 1685 quedó como parte
del inventario folclórico de la capellanía. La conmemoración del hallazgo de la
escultura de la Santísima Virgen María, su Hijo, su esposo José y la corte de
ángeles por parte del platero don Bernardino de León dejó de ser parte de la
ciudad capital y por ende del país.
La razón está en el mes de Octavio Augusto porque este
tiene sus días especiales repletos de acontecimientos y preparativos oficiales.
Eso terminó por colocar un telón sobre el festejo patronal.
Las fechas, impuestas por las circunstancias de su fama,
coparon las páginas de los periódicos. La fundación de Bogotá (6 de agosto), la
Batalla de Boyacá (7 de agosto), la Independencia del Ecuador (10 de agosto) y la
Asunción de Nuestra Señora, la apoteosis de María, (15 de agosto).
Además, el santuario celebró con sus fieles otras fiestas del calendario
litúrgico que tenían una relevancia especial para la historia de la advocación.
Ellas son: san José (19 de marzo), la Anunciación (25 de marzo), san Miguel
Arcángel, guardián de la ermita, (29 de septiembre), la Inmaculada Concepción, (8
de diciembre) y la Sagrada Familia, (30 de diciembre). El punto final lo colocó un presidente de Colombia, con
apellido de hagiografía. Él cumplía años con la bogotanísima Virgen de la Peña.
Ella optó por ceder su día a las alegrías de una patria amnésica.
Muy cierto: se olvidó el festejo a la Patrona de esta ciudad aunque celebramos a cada uno de los componentes del milagroso hallazgo en distintas fechas. Quienes lo sabemos la llevamos siempre!!.
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