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Foto Julio Ricardo Castaño Rueda |
“¡Oh llena de gracia y bendita entre todas las mujeres, María! Te rogamos
que extiendas la mano de tu maternal protección sobre nosotras tus hijas, que
nos reunimos cabe tu trono de Reina, como falanges dóciles a tus mandatos y
resueltas a realizar con tu auxilio en nosotras y en nuestras hermanas el ideal
de la verdad y de la perfección cristiana.
En Ti se fijan llenos de admiración nuestros ojos ¡oh Niña Inmaculada,
predilecta del Padre! ¡Oh Virgen Esposa del Espíritu Santo! ¡Oh ternísima Madre
de Jesús! Obtennos de tu Divino Hijo el que podamos reflejar en nosotras tus
excelsas virtudes en toda edad y condición.
Haz que seamos rectas y puras en los sentimientos y en las costumbres; y
para con nuestros esposos, dulces, afectuosas y comprensivas; con nuestros
hijos madres diligentes, vigilantes y sabias; administradoras cuidadosas de
nuestros hogares domésticos, ciudadanas ejemplares en nuestra amada patria;
hijas fieles de la Iglesia,
dispuestas a dejarnos guiar por ella en el pensamiento y en la acción.
Ayúdanos ¡oh Madre nuestra amorosísima! a ser en verdad observantes de los
deberes de nuestro estado y a hacer de nuestras moradas centros de vida
espiritual y de caridad activa, escuelas de formación de las conciencias y
jardines de todas las virtudes. Asístenos con el fin de que también en la vida
social y política sepamos ser ejemplos de fe profunda, de práctica cristiana
constante y amable, de incorrupta integridad, y de justo equilibrio basado en
los más sólidos principios religiosos.
Bendice nuestros propósitos y nuestros esfuerzos; y del mismo modo que Tú
nos incitas a ellos, así también con tu ayuda nos sea dado contemplar sus
abundantes frutos en el tiempo y en la eternidad. Así sea.
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