Sor Isabel Díaz, O.P.
Quién podrá dignamente cantar a tu
grandeza
¡Oh Reina de los cielos! ¡Lucero del
alba! ¡Luz!
Por madre en el Calvario te dieron con
presteza a Juan,
Al fiel amigo, al pie de aquella cruz.
Y pasaron los siglos, y en múltiples
regiones
Posaste regia planta ¡oh celestial
señora!
Dejando en muchas almas sus bellas
ilusiones
Y pruebas muy ardientes de amor, hora
tras hora.
Y llegaste a este valle, a tan bello
Santuario
Esmaltado de flores y prados de esperanza
A sembrar la gloriosa semilla del
rosario
Y a darle a este mundo una dulce
confianza.
Entre tantas plegarias de una mujer
sencilla,
Te rendiste amorosa bajo la luz del día.
Como madre nos diste esta gran maravilla
Que inundó nuestras almas de una inmensa
alegría.
De pobre y tosca concha, salió la perla
hermosa.
De roto y burdo lienzo, tu imagen oh
Señora.
Como el sol muy radiante te yergues
misteriosa
Y extasiada se queda aquella que te
implora.
Y siempre la inocencia, fue el niño
Miguelito
El primero en mirarte y gritar: María
Ramos,
Clamaba con ternura y goces sobre
humanos.
Isabel y María Ramos cayeron de
rodillas,
Pensando si era cierto lo que veían sus
ojos.
No volvían de su asombro esas almas
sencillas
Y casi sin sentido continuaban de
hinojos.
María Ramos gritaba: al fin mi Reina
hermosa
Te miro en tu belleza donde yo te
rezaba,
Destacada entre brumas de luz
esplendorosa,
Oh Rosa de los cielos como yo te
anhelaba.
Y sigue siempre amante prodigando tus
gracias
Desde este tu santuario, llamando al
mundo entero,
Sanando al pobre enfermo, quitando las
desgracias
A los que fiel te piden con una amor
sincero.
Hace ya cuatro siglos ¡Oh Virgen muy
amada!
Y nunca te has cansado de hacernos mil
favores,
Derramando tus dones do Reina inmaculada,
Como en los festivales, una lluvia de
flores.
Por eso te pedimos Señora muy querida
Que mires nuestra patria tan llena de
amargura,
Da le la paz completa y el respeto a la
vida,
Vuelve a ella tus ojos de infinita
ternura.
Protege a tu Colombia, ¡oh Virgen del
Rosario!
Danos luz, fortaleza en este triste
suelo.
Y con amor, de hinojos aquí ante tu
Santuario,
Te rogamos, Señora, nos lleves hasta el
cielo.
Ofrenda para la Patrona , el 25 de
diciembre de 1986.
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