San Luís María de Griñón de Monfort (1673-1716)
Tratado sobre la verdadera devoción a la Virgen María
María
vivió una vida muy escondida...Su humildad fue tan grande que no experimentó en
la tierra ninguna atracción mayor y más continua que la de esconderse ante si
misma y ante toda criatura, para ser conocida de solo Dios...Dios Padre
consintió que Ella no hiciera ningún milagro en su vida, o por lo menos ningún
milagro espectacular... Dios Hijo consintió que Ella no hablara apenas, aunque El le había comunicado su sabiduría. Dios Espíritu Santo consintió en que sus
apóstoles y evangelistas hablaran muy poco de Ella, siendo necesario para dar a
conocer a Jesucristo, aunque Ella fuera su Esposa fiel.
María es la obra maestra acabada del Altísimo quien se reservó para sí el
conocerla y poseerla... María es el manantial sellado y la esposa fiel del Espíritu
Santo donde Él sólo tiene entrada. María es el santuario y el reposo de la Santísima Trinidad
donde Dios mora con una magnificencia y divinidad mayor que en cualquier otro
lugar del universo, sin exceptuar su morada sobre los querubines y serafines. A
ninguna criatura le es permitida, por muy pura que sea, entrar en este
santuario sino es por un gran privilegio.
Digo con los santos: María es el paraíso terrestre del nuevo Adán...Es el mundo
grande y divino de Dios donde hay bellezas escondidas y tesoros inefables. Es
la magnificencia del Altísimo, donde escondió, como en su seno, al Hijo único y
con Él todo lo que hay de excelente y precioso en el mundo. Oh, qué cosas tan
grandes y escondido ha hecho Dios en esta criatura admirable, como ella misma
se ve obligada a confesar, a pesar de su humildad profunda: “El Poderoso hacho
maravillas por mí.” El mundo no los conoce porque es incapaz e indigno de ello.
No hay comentarios:
Publicar un comentario