Por Julio Ricardo Castaño Rueda
Sociedad Mariológica Colombiana
El
anunció de la encarnación del Señor, misterio entregada por el ángel Gabriel a la Santísima Virgen
María, se ha convertido en una moda de oración repetida a capricho del error.
¿De
dónde surge esa manía reformista para profanar la declaración de amor de Dios
por la humanidad? La respuesta es sorprendente: de los católicos esnobistas.
Ellos
decidieron rezar el avemaría en soterrado duelo contra la humilde Constitución Apostólica
Fidei depositum para la publicación
del Catecismo de la Iglesia Católica escrito
en orden a la aplicación del Concilio Ecuménico Vaticano II. Juan Pablo, obispo. Siervo de los siervos de Dios para perpetua
memoria. (1992).
Entonces
en aras de un ejercicio didáctico que intenta, nuevamente, remover vigas en las
voces ajenas se suplica de hinojos rezar el avemaría como lo manda la Iglesia.
Lo
correcto es: “Dios te salve María llena eres de gracia el Señor es
contigo;” y no “el señor ESTÁ
contigo”.
Lo
correcto es: Santa María, Madre de Dios, Y no “Santa María, Madre de Dios y mamita
nuestra o prima nuestra”.
Lo
correcto es ruega por nosotros,
pecadores,
ahora y en la ahora
de nuestra muerte. Amén. Y no “ruega por nosotros LOS pecadores”.
ahora y en la ahora
de nuestra muerte. Amén. Y no “ruega por nosotros LOS pecadores”.
Los desajustes doctrinales y gramaticales no se
detienen en su misión de aniquilar la tradición que se sustenta en la Biblia y en más de 500 años
de evangelización con el santo rosario.
La situación pasó a ligas mayores. Algunos
presbíteros e importantes prelados decidieron darle una estocada al corazón del
avemaría.
Por ejemplo, “alégrate
María en el misterio de la visitación y por este medio recordamos a los pobres
desplazados de Colombia” y sigue un discurso de sonsonete ideológico que se une
con la tercera parte del avemaría en un ruego forzado de esperanzas políticas.
Lo
doloroso de ese injerto es que los peregrinos que llegan de rodillas para
visitar a la Patrona
al Santuario Mariano Nacional de Nuestra Señora del Rosario de Chiquinquirá se
quedan estupefactos. Los romeros oyeron a un obispo dominico con su “alégrate
María” apoyada en una consigna socialista. “Señor, enséñanos a orar" (Lucas 11, 1).
Y
como la voluntad del Altísimo aún está vigente y se expresa en el catecismo sería
bueno releer el texto: “En comunión con la Santa Madre de Dios”,
numerales 2673 a
2677.
“Dios
te salve María
llena eres de gracia
el Señor es contigo;
bendita tú eres
entre todas las mujeres,
y bendito es el fruto
de tu vientre, Jesús.
Santa María, Madre de Dios,
ruega por nosotros, pecadores,
ahora y en la ahora
de nuestra muerte. Amén”.
llena eres de gracia
el Señor es contigo;
bendita tú eres
entre todas las mujeres,
y bendito es el fruto
de tu vientre, Jesús.
Santa María, Madre de Dios,
ruega por nosotros, pecadores,
ahora y en la ahora
de nuestra muerte. Amén”.
En conclusión, la palabra de Dios y la sana
doctrina de la Iglesia
católica no son cuestiones pasajeras o de opinión que deben adaptarse al gusto
del consumidor de cultos.
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