Benedicto XVI, papa
Encíclica «Spes salvi» § 50.
Santa María…, el anciano Simeón te habló de
la espada que traspasaría tu corazón (cf. Lc 2,35), del signo de contradicción
que tu Hijo sería en este mundo. Cuando comenzó después la actividad pública de
Jesús, debiste quedarte a un lado para que pudiera crecer la nueva familia… de
los que hubieran escuchado y cumplido su palabra (Lc 11,27s). No obstante toda
la grandeza y la alegría de los primeros pasos de la actividad de Jesús, ya en
la sinagoga de Nazaret experimentaste la verdad de aquella palabra sobre el
“signo de contradicción” (cf. Lc 4,28ss). Así has visto el poder creciente de
la hostilidad y el rechazo que progresivamente fue creándose en torno a Jesús
hasta la hora de la cruz, en la que viste morir como un fracasado, expuesto al
escarnio, entre los delincuentes…
Recibiste entonces la palabra: “Mujer, ahí
tienes a tu hijo” (Jn 19,26). Desde la cruz recibiste una nueva misión. A
partir de la cruz te convertiste en madre de una manera nueva: madre de todos
los que quieren creer en tu Hijo Jesús y seguirlo. La espada del dolor traspasó
tu corazón. ¿Había muerto la esperanza? ¿Se había quedado el mundo
definitivamente sin luz, la vida sin meta? Probablemente habrás escuchado de
nuevo en tu interior en aquella hora la palabra del ángel, con la cual
respondió a tu temor en el momento de la anunciación: “No temas, María” (Lc
1,30). ¡Cuántas veces el Señor, tu Hijo, dijo lo mismo a sus discípulos: no
temáis!…
En la hora de Nazaret el ángel también te
dijo: “Su reino no tendrá fin” (Lc 1,33). ¿Acaso había terminado antes de
empezar? No, junto a la cruz… te convertiste en madre de los creyentes. Con
esta fe… te has ido a encontrar con la mañana de Pascua. La alegría de la
resurrección ha conmovido tu corazón y te ha unido de modo nuevo a los
discípulos…El “reino” de Jesús era distinto de como lo habían podido imaginar
los hombres. Este “reino” comenzó en aquella hora y ya nunca tendría fin. Por
eso tú permaneces con los discípulos (cf Ac 1,14)como madre suya, como Madre de
la esperanza.
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