jueves, 23 de agosto de 2018

La Virgen de la Peña, ¿entre patriotas y chapetones?



Por Julio Ricardo Castaño Rueda
Sociedad Mariológica Colombiana

La pregunta del titular tuvo una respuesta equivocada porque fue redactada por la repugnancia propia de ciertos intereses banderizos, en un asunto de sofistas.

El Santuario de Nuestra Señora de la Peña resultó ser el escenario ideal para platicar de revolución e historia mariana. La razón es que por allá solo subía la plebe. La dualidad temática se incrementó entre 1810 y 1816 por causa de dos sacerdotes que aprovecharon la romería para arengarle al pueblo raso. 

El primero fue José Ignacio Álvarez, capellán de la ermita, que firmó el acta de la Independencia del 20 de julio y era amigo de Antonio Nariño.

El segundo fue Juan Agustín Matallana, primer historiador de las sagradas imágenes de la Sagrada Familia de la Peña, autor de novenas y de un trisagio en honor de Jesús, María y José de la Peña.

La dinámica del gentío sirvió para agrupar indígenas, esclavos y campesinos, los desheredados de la esperanza. La situación de la época aprovechó el abandono institucional para que la capilla albergara consignas subversivas contra el régimen colonial y una catequesis de doctrina mariana.

La revuelta de los criollos llegó y la masa de gentes, que bajó de la Peña, fue alebrestada por los demagogos de la plaza de mercado. Los peninsulares, víctimas de los atropellos de sus sirvientes, asociaron a la Virgen de la Peña al motín contra la causa colonial de España.

Guacherna y Peña. Carnestolendas y gleba. Levantamiento y devoción todo quedó metido entre el saco de los odios. Ese sentimiento de aversión contra la gente del común incluyó a la raizal Virgen de la Peña.  El bochinche, producto de las disputas   entre dos castas de tiranos, cuyo ideal más sublime era el bolsillo, puso en grave peligro de desaparición a la querida advocación.

El pacificador Morillo (1816) entregó una sentencia de cárcel para el padre Álvarez y una investigación de la Inquisición para Matallana. El templo fue cerrado y se cursó una petición formal de destruir a martillo las estatuas de la Virgen de la Peña…

La tirria contra los dos presbíteros criollos quedó plasmada en un documento, que por su condición de testigo, se convierte en una rareza bibliográfica. La pieza fue estudiada por el padre Struve en los años 50. El investigador destacó algunas frases que retratan, en su dimensión partidista, la tensión teológica entre los gamonales.

“…En la Biblioteca Nacional reposa un ejemplar de la Historia Metódica de Matallana, del año 1815, el cual está lleno de observaciones al margen, hechas por un ‘chapetón’ (sala 1ª. Nro, 4870). Ahí leemos notas como éstas, folio 27: ‘gracias a Dios Nro. Sr. y a M.a S.ma que volviesen los españoles y se restableciese el (gobierno) legítimo, que de no perece la religión, esa era el tiro al Trono, y al alto… Nos handen con rodeos y geringomas; al folio 50: ‘Yo quisiera saber cuáles fueron las utilidades  que nos vinieron con la trasformación política; pues no hemos visto más que guerras, muertes, injusticias, sacrilegios, y lo que es peor si susiste (sic) tal transformación, no quedan señales de religión y aún lloramos y lloraremos sus utilidades”; al folio  51: ‘El 16 de julio del año de 1813 fue cuando juraron su independencia que es decir, el día que (come ) tieron el más horrendo atentado, la infamidad mayor. Fue el día en que no solamente oc (upa) ron el trono, sino también la religión y nos quiere alucinar tal histo (iador) como mui contento y satisfecho, que ese día los quatro pendejos (‘sit venia verbo el autor’) que se reuni (ron) a jurar la independencia, le dieron o hicieron Patrona a Nra. Sra. en su concep (ción) no hai tal cosa, lo primero Nra. Sra. no es protectora de picardías, ni de infamias, lo segundo (Nra. Sra.) es Patrona no por cuatro sotes sino por un Rey tan piadoso y christiano como Car (los)…” (Cf. Ricardo Struve Haker. El Santuario de Nuestra Señora de la Peña. Imprenta Nacional de Colombia, Bogotá, 1955. Pág. 256).

Al regresar al sendero, recorrido por Struve, se encuentra otras líneas que no fueron citadas y que ameritan un rescate por sus aportes al conocimiento de una línea de tiempo, tan maquillada por el embuste.

Lo primero es que el “chapetón”, como lo denominó Struve, debió ser un cura realista porque sus apuntes, en las márgenes de la novena de Matallana, (Historia metódica y compendiosa del origen, aparición y obras milagrosas de las imágenes de Jesús, María y José de la Peña que se veneran en su ermita extramuros de la ciudad de Santafé de Bogotá, Provincia de Cundinamarca en la Nueva Granada) requerían la fuerza de la autoridad moral y académica para atreverse a refutar a un sacerdote… Además, el anónimo contradictor, logró adelantarse a su tiempo al expresar un concepto muy válido sobre la mariofonía de la Peña. Veamos:

Pág. 1. Del descubrimiento fue por la llola.
Pág. 1. Capítulo I

Tachadas las palabras: “de la aparición” corregido “del descubrimiento”. La apostilla es correcta. No hubo aparición de la Virgen. El hecho prodigioso consistió en el hallazgo de un conjunto escultórico en piedra sobre la cima del cerro del Aguanoso por parte del platero de San Victorino Bernardino de León, 1685.

Esa aclaración confirma la tesis del redactor, el “chapetón” no era un vulgar pulpero de la calle real. Su oficio, de censor de los textos, continúa con un marcado acento de autoridad.

Pág. 2: “Véase la foja 28 en que desde luego vale lo que allí se dice, que Nuestra Señora con el viaje que se hizo de la peña vieja hasta el lugar donde hoy se halla del cansancio se asentó como hoy se halla”.

Pág. 4 Capítulo 2. “Santa fé y no nos recuerde el tiempo del paganismo, con su Cundinamarca”. Aquí retorna al elemento político con su protesta contra los criollos. El resto de notas son frases cortadas por el proceso de digitación. Lo que se puede leer rescata un debate donde el bogotanísimo Santuario de Nuestra Señora de la Peña pasó de ser un hecho histórico y mariológico a una disputa entre enemigos acérrimos.

“Pág. 26 borde derecho. “Viene bien unión con que cristianos a vivir odios y más mortal aunque ian a los les y las… y no se nos (lepra)… Cristo”.

*destinamos. Hizo Dios con un final la materia de la piedra de que es echa la piedra. Lo concedo. Hizo con el fiat las imágenes tales como se hallan, lo niego porque Nuestro Santo crio e hizo todas las cosas perfectas sin revisión ajenos por su poderío y… (Roto).

Pág. 28.

Es que también entendió en la oración que las imágenes estan en pie, esto es falso porque (la Virgen está asentada, como lo pude ver el que quiera y viere a la virgen en demasiada; luego… lo que más ha entendido esta alma es falso, prescindiendo de que en la jornada de que la peña… hasta donde se halla… (Incompleto).

Pág. 29.

R. Que poco favor le hace a Nuestra Señora en el Misterio de la Concepción que la quiera con... sin concibió de criaturas como lo fueron las imágenes de la peña, pues… que… Una mano en esta obra y después muchos otros como pintores va y así (cortado)… la revelación…

Pág. 31. No hay peñas que valga. Todo cristiano será feliz siendo verdadero devoto de la… en que no ofenda a su hijo santísimo. Ni vea contra la religión directa o indirectamente como con los patriotas, pues estos con todo su patriotismo al ing… y son devotos de nuestra Señora de boca, por odio y mata voluntad que confiesan a… (Incompleto).

Pág. 32. Borde izquierdo.

Mas eso loma o molla lo sabrá… eso elo a que ella era… que ella… Que como uno sabrá…
Borde inferior.
Mas esto a la monja t b contestando  a las monjas t preguntando a las monjas t…. últimamente pregunta la religiosa y porque  a quien le ha pregun… (Incompleto).

Pág. 33.
No hay tal como que están asentadas.

Pág. 52. Índice. “Del descubrimiento porque no fue aparición”.

Esas fueron las frases escondidas que ilustran perfectamente las desavenencias entre los fieros antagonistas. En síntesis, el “chapetón” tuvo mucha razón cuando expresó: “Nra. Sra. no es protectora de picardías, ni de infamias”.


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