Por Julio Ricardo
Castaño Rueda
Sociedad Mariológica Colombiana
La pregunta del titular tuvo una respuesta equivocada porque fue
redactada por la repugnancia propia de ciertos intereses banderizos, en un
asunto de sofistas.
El Santuario de Nuestra
Señora de la Peña resultó ser el escenario ideal para platicar de revolución e
historia mariana. La razón es que por allá solo subía la plebe. La dualidad
temática se incrementó entre 1810 y 1816 por causa de dos sacerdotes que
aprovecharon la romería para arengarle al pueblo raso.
El primero fue José
Ignacio Álvarez, capellán de la ermita, que firmó el acta de la Independencia
del 20 de julio y era amigo de Antonio Nariño.
El segundo fue Juan
Agustín Matallana, primer historiador de las sagradas imágenes de la Sagrada Familia
de la Peña, autor de novenas y de un trisagio en honor de Jesús, María y José
de la Peña.
La dinámica del gentío
sirvió para agrupar indígenas, esclavos y campesinos, los desheredados de la
esperanza. La situación de la época aprovechó el abandono institucional para
que la capilla albergara consignas subversivas contra el régimen colonial y una
catequesis de doctrina mariana.
La revuelta de los
criollos llegó y la masa de gentes, que bajó de la Peña, fue alebrestada por
los demagogos de la plaza de mercado. Los peninsulares, víctimas de los
atropellos de sus sirvientes, asociaron a la Virgen de la Peña al motín contra
la causa colonial de España.
Guacherna y Peña.
Carnestolendas y gleba. Levantamiento y devoción todo quedó metido entre el
saco de los odios. Ese sentimiento de aversión contra la gente del común
incluyó a la raizal Virgen de la Peña.
El bochinche, producto de las disputas
entre dos castas de tiranos, cuyo ideal más sublime era el bolsillo,
puso en grave peligro de desaparición a la querida advocación.
El pacificador Morillo
(1816) entregó una sentencia de cárcel para el padre Álvarez y una
investigación de la Inquisición para Matallana. El templo fue cerrado y se
cursó una petición formal de destruir a martillo las estatuas de la Virgen de
la Peña…
La tirria contra los
dos presbíteros criollos quedó plasmada en un documento, que por su condición
de testigo, se convierte en una rareza bibliográfica. La pieza fue estudiada
por el padre Struve en los años 50. El investigador destacó algunas frases que
retratan, en su dimensión partidista, la tensión teológica entre los gamonales.
“…En la Biblioteca Nacional
reposa un ejemplar de la Historia Metódica
de Matallana, del año 1815, el cual está lleno de observaciones al
margen, hechas por un ‘chapetón’ (sala 1ª. Nro, 4870). Ahí leemos notas como éstas,
folio 27: ‘gracias a Dios Nro. Sr. y a M.a S.ma que volviesen los españoles y
se restableciese el (gobierno) legítimo, que de no perece la religión, esa era
el tiro al Trono, y al alto… Nos handen con rodeos y geringomas; al folio 50: ‘Yo
quisiera saber cuáles fueron las utilidades
que nos vinieron con la trasformación política; pues no hemos visto más
que guerras, muertes, injusticias, sacrilegios, y lo que es peor si susiste
(sic) tal transformación, no quedan señales de religión y aún lloramos y
lloraremos sus utilidades”; al folio 51:
‘El 16 de julio del año de 1813 fue cuando juraron su independencia que es
decir, el día que (come ) tieron el más horrendo atentado, la infamidad mayor.
Fue el día en que no solamente oc (upa) ron el trono, sino también la religión
y nos quiere alucinar tal histo (iador) como mui contento y satisfecho, que ese
día los quatro pendejos (‘sit venia verbo el autor’) que se reuni (ron) a jurar
la independencia, le dieron o hicieron Patrona a Nra. Sra. en su concep (ción)
no hai tal cosa, lo primero Nra. Sra. no es protectora de picardías, ni de
infamias, lo segundo (Nra. Sra.) es Patrona no por cuatro sotes sino por un Rey
tan piadoso y christiano como Car (los)…” (Cf. Ricardo Struve
Haker. El Santuario de Nuestra Señora de
la Peña. Imprenta Nacional de Colombia, Bogotá, 1955. Pág. 256).
Al regresar al sendero,
recorrido por Struve, se encuentra otras líneas que no fueron citadas y que
ameritan un rescate por sus aportes al conocimiento de una línea de tiempo, tan
maquillada por el embuste.
Lo primero es que el
“chapetón”, como lo denominó Struve, debió ser un cura realista porque sus
apuntes, en las márgenes de la novena de Matallana, (Historia metódica y compendiosa del
origen, aparición y obras milagrosas de las imágenes de Jesús, María y José de la Peña que se veneran en
su ermita extramuros de la ciudad de Santafé de Bogotá, Provincia de Cundinamarca en la Nueva Granada) requerían
la fuerza de la autoridad moral y académica para atreverse a refutar a un
sacerdote… Además, el anónimo contradictor, logró adelantarse a su tiempo al
expresar un concepto muy válido sobre la mariofonía de la Peña. Veamos:
Pág.
1. Del descubrimiento fue por la llola.
Pág.
1. Capítulo I
Tachadas las palabras: “de la aparición” corregido
“del descubrimiento”.
La apostilla es correcta. No hubo aparición de la Virgen. El hecho prodigioso
consistió en el hallazgo de un conjunto escultórico en piedra sobre la cima del
cerro del Aguanoso por parte del platero de San Victorino Bernardino de León,
1685.
Esa aclaración confirma
la tesis del redactor, el “chapetón” no era un vulgar pulpero de la calle real.
Su oficio, de censor de los textos, continúa con un marcado acento de
autoridad.
Pág.
2: “Véase la foja 28 en que desde luego vale lo que allí se dice, que Nuestra Señora
con el viaje que se hizo de la peña vieja hasta el lugar donde hoy se halla del
cansancio se asentó como hoy se halla”.
Pág.
4 Capítulo 2. “Santa fé y no nos recuerde el tiempo del paganismo, con su
Cundinamarca”. Aquí retorna al elemento político con su
protesta contra los criollos. El resto de notas son frases cortadas por el
proceso de digitación. Lo que se puede leer rescata un debate donde el
bogotanísimo Santuario de Nuestra Señora de la Peña pasó de ser un hecho
histórico y mariológico a una disputa entre enemigos acérrimos.
“Pág.
26 borde derecho. “Viene bien unión con que cristianos a vivir odios y más
mortal aunque ian a los les y las… y no se nos (lepra)… Cristo”.
*destinamos.
Hizo Dios con un final la materia de la piedra de que es echa la piedra. Lo
concedo. Hizo con el fiat las imágenes tales como se hallan, lo niego porque
Nuestro Santo crio e hizo todas las cosas perfectas sin revisión ajenos por su
poderío y… (Roto).
Pág.
28.
Es
que también entendió en la oración que las imágenes estan en pie, esto es falso
porque (la Virgen está asentada, como lo pude ver el que quiera y viere a la
virgen en demasiada; luego… lo que más ha entendido esta alma es falso,
prescindiendo de que en la jornada de que la peña… hasta donde se halla…
(Incompleto).
Pág.
29.
R.
Que poco favor le hace a Nuestra Señora en el Misterio de la Concepción que la
quiera con... sin concibió de criaturas como lo fueron las imágenes de la peña,
pues… que… Una mano en esta obra y después muchos otros como pintores va y así (cortado)…
la revelación…
Pág.
31. No hay peñas que valga. Todo cristiano será feliz siendo verdadero devoto
de la… en que no ofenda a su hijo santísimo. Ni vea contra la religión directa
o indirectamente como con los patriotas, pues estos con todo su patriotismo al
ing… y son devotos de nuestra Señora de boca, por odio y mata voluntad que
confiesan a… (Incompleto).
Pág.
32. Borde izquierdo.
Mas
eso loma o molla lo sabrá… eso elo a que ella era… que ella… Que como uno
sabrá…
Borde
inferior.
Mas
esto a la monja t b contestando a las
monjas t preguntando a las monjas t…. últimamente pregunta la religiosa y
porque a quien le ha pregun…
(Incompleto).
Pág.
33.
No
hay tal como que están asentadas.
Pág. 52. Índice. “Del descubrimiento porque no fue
aparición”.
Esas fueron las frases
escondidas que ilustran perfectamente las desavenencias entre los fieros
antagonistas. En síntesis, el “chapetón” tuvo mucha razón cuando expresó: “Nra.
Sra. no es protectora de picardías, ni de infamias”.
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