Fuente: FSSPX
La teología nos ha demostrado que la compasión de María participó a nuestra salvación como meritoria, como satisfactoria, como sacrificial, a imagen de la Pasión de Cristo. La última característica es: redentora, o más precisamente, en el caso de la Virgen María, corredentora.
El estudio teológico del papel de la
Pasión en la Redención comenzó en la Edad Media. Lo mismo ocurre con el estudio
de la compasión y la corredención. El concepto de corredención se encuentra en
la tradición solo implícitamente en las expresiones: nueva Eva, socia, adjutrix (asociada,
ayudante).
La
enseñanza de los Papas
León XIII, en su encíclica Adjutricem
populi: llama a María la "Reparadora del mundo entero".
Benedicto XV, en su carta
apostólica, Inter Sodalicia: “Con su hijo que sufre y agoniza,
María soportó el sufrimiento casi como si hubiera muerto ella misma. Para
procurar la salvación de la humanidad y apaciguar la divina justicia, renunció
a sus derechos como madre de su Hijo. En la medida en que pudo hacerlo, inmoló
a su Hijo. Por lo tanto, se puede decir que, junto con Cristo,
ella redimió al género humano”.
Pío XI, en su alocución del 30 de
noviembre de 1933: “Por la naturaleza de su obra, el Redentor debió asociar a
su Madre a su obra. Por esta razón la invocamos con el título de
Corredentora".
Razones
teológicas
Era conveniente que una mujer participara en la
Redención puesto que una mujer participó en la caída: la caída es obra de toda
la humanidad, y Dios hizo que la recuperación fuera obra de toda la humanidad.
1) La Redención designa
metafóricamente la obra de salvación de los hombres a través de una doble
relación:
– Desde el punto de vista de los
efectos: se comparan con una liberación de la esclavitud del demonio, del
pecado y de la pena incurrida por el pecado.
– Desde el punto de vista de la acción
realizada para obtener estos efectos: se compara con una compra, donde el
comprador aporta su propio bien para obtener el bien que desea. Solo es
comprador si:
* Él mismo lleva a cabo el intercambio.
* Si la parte que aporta le pertenece
propiamente.
Este es el caso de Jesucristo que paga
Él mismo el precio, y este precio es su Sangre. Por estas razones, le
corresponde por derecho propio a Cristo ser Redentor.
2) Hablar de Corredención,
es designar una participación en esta obra. En lo que se refiere a la Madre de
Dios, podemos comprender su manera de participar en la Redención comparando su
papel con el de Cristo:
– Respecto a los efectos: Nuestra
Señora obtiene en conveniencia lo que Jesús obtiene en
justicia. Se producen los mismos efectos, pero con una eficacia
subordinada, aunque universal.
– Respecto a la acción que produce
estos efectos, comparada con una compra:
* Únicamente Cristo ofrece el
sacrificio de su Sangre como sacerdote, pero Nuestra Señora se une a esta
intención, después de haber proporcionado a la víctima.
* El precio ofrecido pertenece
propiamente a Cristo, pero también es algo de María, por 3 razones:
- El precio principal, la Preciosa
Sangre, se produjo a partir de la sustancia de María.
- Su aceptación (el Fiat)
es la condición sine qua non de este rescate.
- Algunos de los dolores de la Pasión
solo existen porque el Salvador tiene una asociada.
“La presencia y el sufrimiento de María
dan a la Pasión de Cristo una cualidad de la que habría carecido. A una
Redención que deseaba ser la ofrenda a Dios de todo el sufrimiento humano le
habría faltado el sufrimiento de María. Jesús podía sufrirlo todo, excepto esta
compasión por sus propios sufrimientos. Todo aquello que desgarra a dos seres
que se aman, y el dolor de uno que resuena en el otro, esto es lo que la
presencia de María cerca de Jesús, en su sacrificio redentor, le permitió vivir
en nuestro nombre. Nicolás, Theotokos.
3) El lugar especial de la nueva Eva en
la Redención puede comprenderse más claramente si lo comparamos con la
participación de los demás justos en la Redención:
– En cuanto a los efectos:
* Los méritos de los justos tienen una
eficacia particular, mientras que los de Nuestra Señora tienen una eficacia
universal.
* Además, los justos obtienen solo la
aplicación de los méritos de la Pasión, mientras que la Virgen participa en su
adquisición.
– En cuanto al acto Redentor:
* Al igual que María, los fieles se
limitan a unirse a esta intención, pero con una caridad menor.
* Aunque Jesús es de naturaleza humana,
los fieles no pueden reclamar como suyo el precio ofrecido, o al menos no en la
medida en que puede hacerlo la Madre de Jesús. Los fieles se limitan a ofrecer
sus propios esfuerzos en unión con la Cruz. Nuestra Señora también lo hace, con
más perfección.
Conclusión
La Redención se realiza así en tres etapas, en las
que interviene el Hijo de Dios, como agente principal, y su Madre, de modo
secundario:
– La Encarnación, que
instituye al Mediador, Dios y hombre. Nuestra Señora interviene según la gracia
de su maternidad divina.
– La Pasión, en la que
Cristo lleva a cabo su mediación. Nuestra Señora participa a través de su compasión.
– La aplicación de las gracias,
ejercicio de la gracia capital de Cristo. La Madre de Dios
participa en esto según su papel de mediadora universal de las gracias
L
No hay comentarios:
Publicar un comentario