lunes, 31 de mayo de 2021

La Patrona se respeta

 



Por Julio Ricardo Castaño Rueda

Sociedad Mariológica Colombiana

 

Colombia se ahoga entre los tinteros de los gacetilleros cuyas diatribas manchan la historia de la patria de María.

Los párrafos peyorativos contra el presidente de la República suelen ir acompañados de frases socarronas relativas a Nuestra Señora del Rosario de Chiquinquirá. Esa conducta es el nuevo vicio de la mediocridad mediática de los redactores.

Los columnistas volvieron moda el insulto al mandatario con el agravante de la decadencia por falta de originalidad, cualidad superior de las mentes brillantes.

La ausencia de un leve destello de genialidad impuso el imperio de la banalidad en el periodismo sin editor. Así, el lector debe soportar la impertinencia, el chascarrillo, la ironía, la falacia y el insulto contra la Madre de Dios como parte de un texto construido entre la ignorancia religiosa, la protesta política y la prisa vulgar por denostar de la axiología nacional.

La prensa contemporánea debería estudiar el origen del arte divino de la creatividad: “En el principio existía la Palabra y la Palabra estaba con Dios” (Jn, 1). Sí, el verbo es sagrado y por tanto no es apto para que los aprendices del oficio jueguen a la intelectualidad reaccionaria con el legado cultural de la Santísima Virgen, signo sagrado de un país heroico.

El derecho de expresión incluye el deber sublime de no convertir las cuartillas, recurso esencial del pensamiento, en una perorata de sicofantes.

miércoles, 26 de mayo de 2021

A los jóvenes


“Y termino con un consejo que es un secreto para obtener éxitos: Cuando necesitéis alguna gracia decid muchas veces: MARÍA AUXILIADORA, ROGAD POR NOSOTROS. Decidlo cuando vais por la calle, cuando subís las escaleras o estáis en el patio. Decidlo en la clase, en el dormitorio, por la mañana, por la noche, siempre.

 

Cuando os vengan a visitar, o cuando escribáis a vuestros familiares decidles: Don Bosco os asegura que si necesitáis alguna gracia digáis muchas veces María Auxiliadora, rogad por nosotros. y que seréis escuchados.

 

Y que si alguno dice muchas veces con fe esta oración y la Virgen Poderosa no lo ayuda, me comuniquen a mi esta noticia, y yo inmediatamente escribiré a San Bernardo en el cielo, reclamándole que él cometió un grandísimo error cuando nos enseñó aquella oración que dice: “Acuérdate 


oh Madre Santa -que jamás se oyó decir- que alguno te haya invocado sin tu auxilio recibir”...Sí, le escribiré una carta muy fuerte a ese Santo pidiéndole explicaciones. Pero estad seguros de que no necesitaré escribir esa carta; grabad en vuestra memoria esta bella oración: María Auxiliadora, rogad por nosotros, para repetirla en todas las tentaciones, en todos los peligros, en toda necesidad y siempre.

 

Mirad hace cuarenta años que vengo repitiendo a la gente que invoque a la madre de dios y que ella los ayudará. Y les digo que si alguno reza a la virgen y ella no lo ayuda venga y me avise. Pero hasta ahora ni uno solo ha venido a decirme que perdió su tiempo rezándole a Nuestra Señora. El mismo demonio ha tenido que retirarse, y ha fracasado, cuando las personas empiezan a ser devotas de la Madre Celestial y ha llegado a no poder hacerles cometer pecado mortal.


Autor: San Juan Bosco.

 

 

martes, 18 de mayo de 2021

El sismo, a los pies de la Virgen María

 

 Por Julio Ricardo Castaño Rueda

Sociedad Mariológica Colombiana                                         Foto: archivo particular

El Terremoto de Cúcuta dejó una profunda huella sísmica en la historia de los desastres telúricos andinos. La violencia del movimiento impuso una trayectoria de destrucción a dos naciones hermanas en la santa devoción a Nuestra Señora de Chiquinquirá, mayo 18 de 1875.

Los templos de la Patrona, en Colombia y Venezuela, fueron tocados de maneras diversas por esa onda de estragos que dejó el incontenible paso del cataclismo.

Sobre las consecuencias del fenómeno abundan los informes científicos y las crónicas en fuentes confiables como el Instituto de Colombiano de Geología y Minería (Ingeominas) o la Fundación Venezolana de Investigaciones Sismológicas (Funvisis) -Universidad de los Andes-Universidad Central de Venezuela-Fonacit (Sismología histórica).

A la lista se pueden añadir importantes documentos como las cartas y noticias enviadas por los sobrevivientes y publicadas en el periódico El Tradicionista de Bogotá, además del libro El Terremoto de Cúcuta del historiador cucuteño, Luis Miguel Febres Cordero (1926), entre otras fuentes recomendadas para los estudiosos de los movimientos fuertes de la corteza terrestre.

Por tanto, estas líneas no estarán dedicadas a la sismografía, estudio de otra disciplina, sino a recordar con devota brevedad el tema mariano porque cinco casas principales de la Chinca fueron sacudidas y dos severamente afectadas. Sus hijos consentidos, los promeseros, contemplaron con horror macabro la magnitud de la tragedia.

La polvareda que levantó la caída de las paredes de adobe no dejaba ver las ruinas en el Pueblo de Cúcuta. Allí reinaba, desde finales del siglo XVI, Nuestra Señora del Rosario de Chiquinquirá, La Cacica de San Luis, cuya bella historia se sacrifica en aras de la concisión. Las víctimas clamaron su intercesión contra las réplicas que sacudían el puente sobre el Pamplonita. La catástrofe fue de tal dimensión que el liberal radical y presidente del Estado de Santander se acordó de Dios:

 “Conciudadanos: El telégrafo ha venido anunciando desde ayer la consumación de una espantosa catástrofe. Según los últimos telegramas recibidos de Bucaramanga, la bella y populosa ciudad de San José de Cúcuta ha quedado reducida a escombros por consecuencia del terremoto que tuvo lugar el 18 del corriente. Debajo de esas ruinas han debido quedar sepultados centenares de conciudadanos y amigos nuestros, de los más queridos… Otros no menos desgraciados, vagarán a estas horas por los campos exhalando dolorosos gemidos e implorando la misericordia del Cielo y la piedad de sus prójimos.

En tan terrible emergencia es deber del Presidente del Estado dictar cuantas medidas sean conducentes aminorar los efectos de esa gran calamidad, entre ella la de excitar a todos los santandereanos a que ayuden, cada uno en la medida de sus facultades, a crear un fondo con qué auxiliar a las personas que, privadas de hogar y de fortuna, reclaman imperiosamente este acto de beneficencia pública. Yo partiré enseguida a llevar los primeros socorros decretados por el Poder Ejecutivo nacional y del Estado, y a pagar mi tributo de lágrimas en presencia de aquellas ruinas veneradas.

¡Conciudadanos! No es simplemente en nombre de la caridad cristiana, sino también en el del sentimiento de fraternidad que, con el corazón destrozado. Os dirijo este llamamiento. Dios proteja al Estado. Socorro 20 de mayo de 1875, Aquileo Parra.

El siguiente templo en caer bajo el empuje del desequilibrio estructural fue el de Nuestra Señora del Rosario de Chiquinquirá de Lobatera, estado Táchira, Venezuela.

Esa iglesia, de colonial tradición mariana colombiana, tenía fecha de 1593 hasta 1849 cuando un temblor la destruyó. Fue reconstruida y abatida por el movimiento gestado en la Villa de San José de Cúcuta. Mucho esfuerzo y dinero costó repararla. Las bregas de la comunidad y del padre Pedro María Morales la dejaron en funciones eclesiales vigentes para 1908.

Y sin salir del vecindario, Maracaibo, la tierra del sol amada, guarda a Nuestra Señora del Rosario de Chiquinquirá, La Chinita. Allí, las ondas sísmicas fueron benignas con la edificación, pero igual las preces y las gaitas sonaron agradecidas por el favor de la vida.

Las dos piezas, fundamentales, que faltan en este corto relato son las ubicadas en la tierra con toponímico de costumbres muiscas y acento chibcha: Chiquinquirá, la mayor y la renovación. El telegrafista de la población logró comunicación con un colega de Bogotá para informar sobre la invasión de los temblores moderados que seguían asustando a la feligresía en mayo de 1875.

Los habitantes de los Estados Unidos de Colombia se volcaron temporalmente en ayuda de las ruinas fronterizas, pero pronto el deporte de los matarifes aumentó la desgracia. La guerra civil en el Estado del Magdalena y sus vecinos de la costa consumieron la solidaridad. Un país sin aliento moral para progresar se lanzó fanático a otra conflagración. En el Estado Soberano del Cauca comenzó la denominada Guerra de las Escuelas, por el tema de la enseñanza de la doctrina católica, 1876.

Las preces por los templos caídos dieron frutos por encima del espanto político. Tres de aquellas cinco obras arquitectónicas hoy son basílicas menores: Maracaibo, Chiquinquirá y Cúcuta.

Cuarenta y cinco años después, el 18 de mayo de 1920, el papa Benedicto XV distinguió con el título de Basílica Menor al templo de Nuestra Señora del Rosario de Chiquinquirá, La Chinita, de Maracaibo, Venezuela.

En síntesis, los comecuras decimonónicos oraron porque “la tierra tembló y hubo un terror de Dios”. (1 Sam,15).

 

jueves, 13 de mayo de 2021

El 13 de mayo, el cielo bajó a Chiquinquirá


Por Julio Ricardo Castaño Rueda

Sociedad Mariológica Colombiana


El Santuario de Nuestra Señora del Rosario de Chiquinquirá elevó sus plegarias con los delicados sentimientos de una súplica urgente. La salud de la humanidad, aturdida por su soledad tecnológica, aguardaba expectante.

La Virgen Morena, vestida con su manta muisca, tomó el pabellón patrio como abrigo de su lienzo y bendijo a sus hijos queridos, los frailes dominicos. Ellos celebraron la eucaristía de Colombia para el mundo.

La santa misa, trasmitida por diferentes medios, unió a más de 150 países y a millones de personas con el cálido recitar de una invitación a la renovación de las promesas bautismales.

La procesión de ofrendas marcó una dimensión cultural diferente en la gracia del misterio del pan y del vino. Una pareja de alegres danzantes interpretó el himno del promesero raizal, la guabina chiquinquireña. El encanto delicadísimo del arte musical bailó, con garbo galante, la tradición carísima de un pueblo heroico, jardinero fiel de la Rosa del Cielo.

La misión continuó con el salterio de María que se escuchó en varias lenguas. El habla orante sorprendió con el dialecto wayuunaiki de la familia arawak, etnia wayuu; el románico latín, el culto griego, de raigambre indoeuropea, y el semítico árabe cuyas raíces lingüísticas y bromatológicas se degustan en las almojábanas boyacenses. Voces, todas, de lejanos tiempos y latitudes de la casa común.

Así, el eco del rosario evangelizador comenzó a latir en los corazones de los hijos de María Santísima de Chiquinquirá.


 

jueves, 6 de mayo de 2021

Catequesis mariana

 

Homilía mariana del Papa Francisco, 31 mayo 2013

Queridos hermanos y hermanas: Esta tarde hemos rezado juntos el Santo Rosario; hemos recorrido algunos acontecimientos del camino de Jesús, de nuestra salvación y lo hemos hecho con aquella que es nuestra Madre, María. Aquella que con mano segura nos conduce a su Hijo Jesús. Hoy celebramos la fiesta de la Visitación de la Beata Virgen María a la pariente Isabel. Querría meditar con ustedes este misterio que muestra como María afronta el camino de su vida, con gran realismo, humanidad, concreción.

 

Tres palabras sintetizan la actitud de María: escucha, decisión, acción; palabras que indican un camino también para nosotros frente a lo que nos pide el Señor en la vida.

 

1.-Escucha. ¿De dónde nace el gesto de María de ir a su pariente Isabel? De una palabra del ángel de Dios: “También tu parienta Isabel concibió un hijo a pesar de su vejez”… (Lc. 1,36). María sabe escuchar Dios. Atención: no es un simple “oír” superficial, sino es “la escucha”, acto de atención, de acogida, de disponibilidad hacia Dios. No es el modo distraído con el cual nosotros nos ponemos delante del Señor o ante los otros: oímos las palabras, pero no escuchamos realmente. María está atenta a Dios, escucha a Dios.

 

Pero María escucha también los hechos, es decir lee los acontecimientos de su vida, está atenta a la realidad concreta y no se para en la superficie, sino que va a lo profundo, para captar el significado. La pariente Isabel, que es ya anciana, espera un hijo: éste es el hecho. Pero María está atenta al significado, lo sabe comprender: “porque no hay nada imposible para Dios”(Lc. 1,37).

 

Esto también vale en nuestra vida: escucha de Dios que nos habla, y también escucha de la realidad cotidiana, atención a las personas, a los hechos, porque el Señor está en la puerta de nuestra vida y golpea en muchos modos, pone señales en nuestro camino; está en nosotros la capacidad de verlos. María es la madre de la escucha, escucha atenta de Dios y escucha también atenta de los acontecimientos de la vida.

 

2. Decisión. María no vive “de prisa”, con preocupación, sino, como subraya san Lucas, ” María conservaba estas cosas y las meditaba en su corazón” (cfr. Lc 2,19.51). Y también en el momento decisivo de la anunciación del ángel, Ella pregunta: “¿Cómo sucederá esto?” (Lc1,34). Pero no se detiene ni siquiera en el momento de la reflexión; da un paso adelante: decide. No vive de prisa, sino sólo cuando es necesario “va sin demora”. María no se deja llevar por los acontecimientos, no evita la fatiga de la decisión. Y esto sucede sea en la elección fundamental que cambiará su vida: María dijo entonces: “Yo soy la servidora del Señor, que se cumpla en mí lo que has dicho” (Cfr. Lc 1,38), sea en las decisiones más cotidianas, pero ricas también ellas de sentido. Me viene en mente el episodio de la bodas de Caná (cfr. Jn 2,1-11): aquí también se ve el realismo, la humanidad, lo concreto de María, que está atenta a los hechos, a los problemas; ve y comprende la dificultad de aquellos dos jóvenes esposos a los que viene a faltar el vino de la fiesta, reflexiona y sabe que Jesús puede hacer algo, y decide dirigirse al Hijo para que intervenga: “Ya no tienen vino” (cfr. v. 3).

 

En la vida es difícil tomar decisiones, a menudo tendemos a posponerlas, a dejar que otros decidan en nuestro lugar, a menudo preferimos dejarnos arrastrar por los acontecimientos, seguir la moda del momento; a veces sabemos lo que tenemos que hacer, pero no tenemos el coraje o nos parece demasiado difícil porque quiere decir ir contracorriente. María en la anunciación, en la Visitación, en las bodas de Caná va contracorriente; se pone a la escucha de Dios, reflexiona y busca comprender la realidad, y decide confiarse totalmente en Dios, decide visitar, aun estando embarazada, a la anciana pariente, decide confiarse al Hijo con insistencia, para salvar la alegría de la boda.

 

3. Acción. María salió de viaje y “fue sin demora”(cfr Lc 1,39). El domingo pasado subrayé este modo de hacer de María: a pesar de las dificultades, las críticas que habrá recibido por su decisión de partir, no se detuvo delante de nada. Y aquí parte “sin demora”. En la oración, delante de Dios que habla, en reflexionar y meditar sobre los hechos de su vida, María no tiene prisa, no se deja tomar por el momento, no se deja arrastrar por los acontecimientos. Pero cuando tiene claro qué cosa Dios le pide, lo que tiene que hacer, no tarda, no retarda, sino que va “sin demora”. San Ambrosio comenta: “la gracia del Espíritu Santo no comporta lentitudes” (Expos. Evang. sec. Lucam, II, 19: PL 15,1560). El actuar de María es una consecuencia de su obediencia a las palabras del ángel, pero unida a la caridad: va a Isabel para hacerse útil; y en este salir de su casa, de sí misma, por amor, lleva cuanto tiene de más precioso: Jesús; lleva a su Hijo.

 

A veces, también nosotros nos paramos a escuchar, a reflexionar sobre lo que deberíamos hacer, quizás también tenemos clara la decisión que tenemos que tomar, pero no pasamos a la acción. Y sobre todo no nos ponemos en juego a nosotros mismos moviéndonos “sin demora” hacia los otros para llevarles nuestra ayuda, nuestra comprensión, nuestra caridad; para también llevar nosotros como María, lo que tenemos de más precioso y que hemos recibido, Jesús y su Evangelio, con la palabra y sobre todo con el testimonio concreto de nuestro actuar.

Escucha, decisión, acción.

 

María, mujer de la escucha, abre nuestros oídos; haz que sepamos escuchar la Palabra de tu Hijo Jesús entre las mil palabras de este mundo; haz que sepamos escuchar la realidad en la que vivimos, cada persona que encontramos, especialmente aquella que es pobre, necesitada, en dificultad.

 

María, mujer de la decisión, ilumina nuestra mente y nuestro corazón, para que sepamos obedecer a la Palabra de tu Hijo Jesús, sin titubeos; dónanos el coraje de la decisión, de no dejarnos arrastrar para que otros orienten nuestra vida.

 

María, mujer de la acción, haz que nuestras manos y nuestros pies se muevan “sin demora” hacia los otros, para llevar la caridad y el amor de tu Hijo Jesús, para llevar, como tú, en el mundo la luz del Evangelio. Amén”.

 

(Traducción del italiano: Griselda Mutual, Radio Vaticano)