Abogado contra las fiebres y todo voraz incendio;
Tesorero de la Iglesia.
Elegido patrón
de la Ermita de las imágenes de la Peña, por haber sido halladas dichas efigies
el día del santo, viernes 10 de agosto de 1685.
IHS
Bogotá.
Imprenta de Nicolás
Gómez.
1873.
Acto de contrición
Padre Amorosísimo, Señor de toda majestad, en cuya presencia me postro
conociendo vuestra grandeza, y mi miseria, y cuanto ha sido mi atrevimiento en
ofenderos, haciéndome por esto más despreciable e indigno de ser hijo vuestro y
heredero de tu gloria, y que no puedo volver a lograr estos beneficios, sino
con un verdadero arrepentimiento de todos mis pecados: desde este momento,
lleno del mayor sentimiento, me pesa de haberos ofendido con mis pensamientos,
palabras, obras y deseos: quisiera que mi dolor llegase a tan alto grado, que
muriese al mirar, que no he empleado los instantes de mi vida, sino en
quebrantar vuestros santos mandamientos; esta voluntad con que me vuelvo a vos,
no puede subsistir sino fortificada con vuestra ayuda, esta es la que os pido
por vuestro paternal amor, por los méritos de mi redentor Jesús, por los de mi
madre María Santísima y los del glorioso san Lorenzo, para que restituida tu
gracia haga seria penitencia de mis culpas, con la que refrene mis pasiones, y
pueda contarme en el número de vuestros hijos para bendeciros por toda la
eternidad. Amén.
Oración para todos
los días
Alabado sea el Omnipotente Dios, que así quiso enriquecer y adornar la
celestial Jerusalén con astros tan brillantes, que su resplandor lo manifiesten
desde la militante iglesia; así admiramos uno de ellos en el bienaventurado san
Lorenzo el que, adornado de todas las virtudes, hizo ostentación de ellas desde
su nacimiento, elevándose a la perfección de vida con el amor de Jesucristo,
que todo lo desprecio, y hasta la misma vida la rindió entre crueles tormentos
de sangre y fuego , antes que separarse de su divina ley, haciéndoles tan suave el martirio
que su paciencia y constancia convirtió a los que atormentaban, quedando
victorioso de la muerte, y del infierno: dándonos con estas virtudes a conocer
el poder divino de que estaba adornado, el cual mediante por sus precioso
méritos, esperamos conseguir vernos libres del fuego de la impureza
alcanzándonos constancia para vencer las tentaciones, fortaleza en la defensa
de la fe, y defendiéndonos del feroz elemento del fuego que todo lo consume,
para que, libres de él, en este mundo solo arda en nosotros el amor de Dios y
de esta suerte seamos libres del fuego eterno. Amén
Día primero
Humildísimo señor san Lorenzo, que habiendo nacido ilustre, y colmado de
riquezas mundanas conociste la vileza de ellas, y la vanagloria de las honras,
en cuyos lazos perecen los hombres ensoberbecidos hasta despreciar a su Dios, y
a sus prójimos: por lo cual los abandonasteis, con vuestros virtuosos padres,
buscando a su Divino Maestro Jesús lo que te hizo dejar tu patria Huesca y
pasar a Roma, sin más aparato que la humildad y pobreza, elevándote el Señor,
según sus promesas, a tan alta dignidad que fuiste un levita y arcediano,
gozando ahora de sublime gloria, por cuyos favores os pedimos nos alcancéis la
preciosa virtud de la humildad, para que siguiendo vuestros pasos demos de mano
a cuanto pueda ensoberbeceros amando a nuestros semejantes y logremos en
vuestra compañía, ser exaltados para alabar a Dios nuestro Señor, por toda la
eternidad. Amén.
Aquí se hace la petición, presentando al santo la necesidad que nos oprime
para su remedio, si conviene y sino que nos alcance conformidad esa la voluntad
de Dios.
Tres veces padrenuestro y tres avemarías con gloria patri &a.
Oración a Nuestra
Señora
Santísima María, fuente inagotable de divinas virtudes y gracias, las que
dispensaste con manos misericordiosas a todos los santos, muchas gracias te
damos por las que comunicaste al mártir de Jesucristo, señor san Lorenzo, y os
pedimos por su méritos que mirándonos como hijos tuyos, rescatados con la
preciosa sangre de Jesús, nos alcancéis de este Señor gracia para imitar a
aquel glorioso mártir, especialmente en amaros que es lo que después de nuestro
Dios, desean nuestros corazones como prenda segura de la bienaventuranzas en la
cual os alabemos por todos los siglos de los siglos. Amén.
Se rezan dos avemarías.- La Salve a la Virgen.
Antífona
Dios mío, oprimido en la parrilla no os negué. Aplicado a ella el fuego, he
confesado a mi señor Jesucristo. Señor provocaste mi corazón en medio de la
tribulación. En las mayores congojas de aquella noche funesta me visitaste. Me
examinaste en el fuego: y en mí no hallaste iniquidad.
V. Lo coronaste, Señor, de gloria y honor.
R. Y lo estableciste sobre las obras de tus manos.
Oración
Dios Todopoderoso, te rogamos nos concedas tus auxilios para consumir las
llamas de nuestros vicios, así como le concediste al bienaventurado san Lorenzo
que venciese los incendios de todos los tormentos que padeció. Por Jesucristo
Nuestro Señor que, contigo, y el Espíritu Santo, vive y reina por todos los
siglos. Amén.
Los elogios y la salve al santo.
Día segundo
Liberalísimo señor san Lorenzo, que no solo con el desprendimiento de los
bienes temporales diste a conocer la posesión de esta virtud, sino también con
la administración y distribución de los tesoros de la iglesia de Roma por la
dignidad de arcediano, a quien corresponde este encargo, que desempeñaste con
espíritu verdaderamente pobre, y manos poderosas para socorrer a los
necesitados, que oprimidos de la miseria y cruel persecución hubieran perecido
en las cárceles y lugares ocultos. Por esta largueza, os suplicamos, santo y
abogado nuestro, que abominemos el vicio de la avaricia, y no pongamos nuestro
espíritu en bienes terrenos, para que exentos de toda afición hacia ellos, los
poseamos únicamente como medios que nos conduzcan al último fin, teniendo en
poco su perdida, y que abracemos gustosos la pobreza, como amiga muy amada de Jesucristo,
que nació, vivió y murió con pobreza, para de esta suerte poder alabar en unión
vuestra al mismo Jesucristo, que, con el Padre y el Espíritu Santo vive y
reina, Dios por todos los siglos de los siglos. Amén.
La petición. Tres páter noster, &a como el primer día.
Día tercero
Honestísimo señor san Lorenzo, que al ser elevado a los sagrados órdenes te
afirmaste en la pureza por solemne voto de castidad, el que guardaste con tanto
esmero, que ni los halagos ni los tormentos más crueles pudieron hacerte
manchar esta virtud. Interponed los méritos que por ella adquiriste, para que
huyamos del asqueroso vicio de las impurezas, de modo que no se nombre entre
nosotros; para que adornados de la castidad, esté nuestra alma llena de la
hermosura y pureza que iguala los hombres a los ángeles, y podamos lograr el
premio de los limpios de corazón, que es ver a Dios y alabarle por toda la
eternidad. Amén.
La petición &a. como el primer día.
Día cuarto
Pacientísimo señor san Lorenzo, que en medio de los azotes, que con garfio
y plomadas descargaban sobre tu cuerpo con la mayor atrocidad, haciéndoos
grandes llagas, en las que aplicaban hachas de cera encendidas, que apagaban en
ellas manteniéndoos suspenso en el aire, os quemaban con teas encendidas las
partes más delicadas de vuestro cuerpo, y con otros martirios insufribles de
calabozos, potros y blasfemias, no consiguieron que abrieses vuestros labios,
sino para albar a Dios y ofrecerle tantos padecimiento, haciendo peticiones
fervorosas por tus perseguidores en que nos diste gran ejemplo de paciencia:
por estos méritos alcanzad con nuestro Señor, que tus devotos destierren el
vicio de la ira, y que llevemos con paciencia las injurias, contradicciones,
hambres, cansancios y todos los trabajos de la vida, para que haciendo la
voluntad de Dios en todo poseamos nuestras almas, y alcancemos la suma
felicidad que es ver y alabar Dios para siempre. Amén.
La petición &a. como el primer día.
Día quinto
Abstinentísimo señor san Lorenzo, que con ayunos y otras asperezas
sujetaste la carne al espíritu, disponiéndolo de esta suerte a padecer mayores
tribulaciones en la que diste a conocer lo que vale la virtud de la templanza,
por medio de ella, y vuestros ruegos esperamos tus devotos adornar nuestras
almas, para que no tenga lugar en ellas el desordenado vicio de la gula, que
hace poner su Dios en el vientre del guloso. Sino que imitándote en la
abstinencia y sobriedad, tengamos a Nuestro Señor Jesucristo dentro de nuestros
corazones, para que sujeta la carne al espíritu podamos seguir por el camino de
la salvación y templanza que es el que nos lleva a alabar a Dios nuestro Señor,
por toda la eternidad. Amén.
La petición &a. como el primer día.
Día sexto
Amabilísimo señor san Lorenzo, que vuestro amor para con los prójimos, le
publican los necesitados socorridos, las viudas y huérfanos consolados, los
enfermos milagrosamente curados; siendo mayor el ardor de vuestra caridad por
la salvación de las almas, para lo que no excusabas medios en las prisiones,
fuera de ellas en los lugares más ocultos, de instruir a los prójimos en el
conocimiento del verdadero Dios, sintiendo los efectos de tu amor los mismos
verdugos que os martirizaban, a quienes hicisteis conocer a mi señor Jesucristo
de quien alcanzaste para ellos la corona del martirio. Extiende, santo mío,
esta caridad a nosotros, y pues sabéis cuando desagrada al Señor el monstruoso
vicio de la envidia que consume al hombre hasta los huesos. Sepáralo de entre
nosotros para que nos abracemos en el amor de nuestro prójimo procurándonos el
verdadero bien de la salvación que es la mayor dicha para poder alabar y
bendecir a nuestro amoroso Dios, por todos los siglos. Amén
La petición &a. como el primer día.
Día setimo
Diligentísimo señor san Lorenzo, que con prontitud y alegría os dedicasteis
al cumplimiento de tu sagrado ministerio, y a la práctica de todas las
virtudes, aumentando los talentos que se os confiaron hasta hacer participantes de la virtud de la
diligencia a muchos, que instruidos por vuestra palabra hallaron el verdadero
bien: te rogamos, santo mío que el despreciable vicio de la pereza desaparezca
de entre nosotros con los vanos deseos de que se hallan mortificados los
perezosos, para que libres de ella, sean nuestra operaciones diligentes en el
cumplimiento de las obligaciones de nuestro estado, y en seguir la virtud hasta
lograr la perfección, para poder gozar en unión de nuestro santo la felicidad
eterna. Amén.
La petición &a. como el primer día.
Día octavo
Virtuosísimo señor san Lorenzo, que gustosos respondiste a la voz del
esposo divino entregándole el corazón que recibió las santas inspiraciones con
que obraste todas las virtudes, que practicaste aun en medio de los más crueles
tormentos; interponed la privanza que te merecieron para que se humedezca y
ablande al sequedad y dureza de nuestros corazones, y estén prontos a recibir
las correcciones, a oír los llamamientos, a sentir los remordimientos, e
inspiraciones con que nuestro buen Dios nos atrae al ejercicio de las virtudes,
y al amor celestial, con el que lleguemos a gozar para siempre. Amén.
La petición &a. como el primer día.
Día nono
Fortísimo señor san Lorenzo, que después de estar vuestro cuerpo herido
llagado, rotas las venas, y despedazados los nervios, aun no contento el
infierno maquina por medio del inicuo juez apurar el cáliz de la amargura con
la muerte más dolorosa para probar, si se puede derribar tu constancia, te hace
poner sobre una parrilla, y aprisionado con enormes cadenas hace poner un fuego
que vaya aumentándose por grados hasta que os consuma, en medio del que, no se
turbó vuestra alma santa, sino que deseas se abrase el cuerpo con el fuego
material, para que, perseverando en el amor de mi Señor Jesucristo, entregaste
el alma, que se unió a él. Por este triunfo, santo glorioso, os suplicamos nos
consigáis el don de la perseverancia final, y que por su grande misericordia
desde este momento emprendamos una vida arreglada a su divina ley, que no
permita que ninguno de los cristianos deje la conversión para la hora de la
muerte, sino que arrepentidos los pecadores emprendamos una vida santa; y que
los inocentes no se inficionen en la culpa para que todos en gracia de Dios
perseveremos hasta entregar nuestras almas en sus manos unidos a él, la
alabemos, y bendigamos por la eternidad. Amén.
La petición &a. como el primer día.
Elogios de san
Lorenzo
Para el 1º. 6º. y 9º. Día
El que tu favor implora
Siempre pronto lo ha encontrado.
R. De todo fuego que
dañe,
Líbranos Lorenzo
Amado.
El ser Divino ha dotado
Tu alma y cuerpo de belleza,
Por eso naturaleza
En tu nacimiento ha dado
Noble sangre y gran riqueza,
Que por Dios has despreciado.
De todo fuego,
&a.
Desde de niño aficionado
A practicar la virtud
Santo ya en la juventud,
Y todo a Dios consagrado
Dejas con gran prontitud
Tu patria, padres y estado.
De todo fuego,
&a.
Cuando a Roma has llegado
A ilustraros en la fe,
Allí relucir se ve
Vuestro espíritu elevado,
Y Sixto papa os promueve
Al ministerio sagrado.
De todo fuego,
&a.
De virtudes adornado
Sirviendo a Dios con esmero
Por ser fiel, su tesorero
La iglesia os ha nombrado,
Y en vos un justo limosnero
Los pobres han encontrado.
De todo fuego,
&a.
En la ciencia consumado
Y sin segundo en lo humano
El encargo de arcediano
Os ha sido encomendado,
Para que por vuestra mano
Fuese el clero doctrinado.
De todo fuego, &a
.
Estando bien reputado
El príncipe Valeriano,
Se convirtió en tirano,
Por sus dioses ha jurado
Destruir el nombre cristiano
Que ha su culto se ha negado.
De todo fuego, &a.
Para el 2º. 4º. y 7º
día los 6 versículos siguientes
El papa Sixto es llevado
A la cárcel sin piedad,
Y tú por tu dignidad
Quieres, como él, ser tratado
Y que con toda igualdad,
Sea uno y otro atormentado.
De todo fuego, &a.
Sixto fue a muerte condenado;
Y tú libre os ha ofrecido
Que luego que hayas cumplido
Dando el tesoro a ti fiado
A todo pobre afligido,
Serás bien martirizado
De todo fuego, &a.
De codicia estimulado
El tirano emperador,
Quiere razón por menor
del tesoro a ti encargado;
Pero sin ningún temor
En los pobres lo has mostrado.
De todo fuego, &a.
Todo tormento inventado
Se prepara a tu firmeza,
Ni el halago y la promesa
Tu espíritu no han trocado;
más tú con gran entereza
Ser cristiano has confesado.
De todo fuego, &a.
Al infierno ha convocado
El emperador furioso,
Porque sin algún reboso
Sus dioses has desechado,
Y por este hecho valeroso
Muchos a Dios has ganado.
De todo fuego, &a.
A ser cruelmente azotado,
Como reo el más atroz
Con plomadas, garfios, hierros,
Con crueldad las más feroz,
Y hubieras muerto si Dios
No te hubiera confortado
De todo fuego, &a.
___________
Para el 3º. 5º. y 8º. Día.
Tu constancia
se ha probado
En el tormento
del potro
De suplicio en
uno, y otro
Tu cuerpo ha
sido pasado
Y la alegría
de tu rostro
la victoria ha
publicado.
De todo fuego, &a.
El tirano ya cansado,
Y sin hallar
más tormentos
Con qué rendir
tus alientos
A muerte te ha
sentenciado,
Para que con
fuego lento
Sea vuestro
cuerpo quemado.
De todo fuego, &a.
El lecho está preparado
Parrilla de hierro ardiendo,
Y carbones encendiendo;
Has de sufrir
acostado,
Para que así
padeciendo
Llegue vuestro
fin deseado.
De todo fuego, &a.
Esteban tan
admirado
Por su
martirio precioso,
Y Jerusalén
glorioso
Al vuestro lo
ha comparado,
Porque Roma
victorioso
La cristiandad
ha aumentado.
De todo fuego, &a.
Por el amor
has triunfado
del elemento
del fuego,
por aquel
divino, os ruego,
Que de este
sea preservado;
Pues tu favor
desde luego
Aquí lo pido
postrado.
De todo fuego, &a.
Salve
Para el 1º. 6º. y 8º.
Día
Salve Lorenzo abrasado
En el fuego del amor,
No dejéis desconsolado
Al que implora tu favor.
Tu cuerpo martirizado
Con azotes, con plomada,
Y todo roto y llagado
La carne despedaza.
Mas no contento el tirano
Manda asarte en la parrilla;
Pero su poder es vano
Si la gracia de Dios brilla,
De este fuego material
Porque con valor no usado
Y con gracia celestial
Advertiste estar asado,
Y que ya podían comer
Al que habían sacrificado
Pues acababan de ver
Que del fuego había triunfado.
Pidamos el ser librados
Del elemento airado
Del fuego de los pecados
Teniendo muy gran cuidado.
De servir agradecidos
Y que nuestro fin llegado
El espíritu enaltecido
A Jesús sea entregado
Y por Él sea perdonado.
Amén.
Para el 2º. 4º. y 9º.
Día.
Oh Dios, que eres el premio más dichoso,
Corona y galardón de tus soldados,
Absuelve de sus culpas y pecados
A el que aplaude a Lorenzo victorioso.
Este al ver los halagos, las caricias,
Y los gozos del mundo tan infieles,
Conociendo que están llenos de hieles
Llegó a gozar de del cielo las delicias.
Corrió esforzadamente a los tormentos,
Padiólos constante y animoso
Y tostando su carne generoso
Goza ya en posesión sumos contentos.
Por tanto con humildes oraciones
Te pedimos, oh Dios pio y clemente
Que en el triunfo tan noble y excelente
De este mártir, las culpas nos perdones.
Sea alabanza y gloria perdurable
Al padre celestial, a su hijo amado
Y al más divino amor, nuestro
abogado
Por los siglos y tiempo
interminable.
Amén.
Oración para todos
los días
Salve aurora refulgente
Estrella de la mañana
Que por la cima imponente
Iluminas la montaña;
Las altas torres dorando
Y la cabaña alegrando.
Tú eres la piedra que hirió
De frente la idolatría
Y en monte alto se cambió
Que toda la tierra henchía:
En altura quien le igualó
¿Tal vez de Jacob, la escala?
Daniel C. 2º. V. 35
Tu luz todo lo ilumina
Hasta el corazón humano;
Guías al que errado camina
Y lo sacas salvo y sano:
Das la salud perdida,
Sois remedio, sois la vida.
Sois el todo de esta tierra
Y también del alto Cielo,
Dios te dio para consuelo
De todo lo que esto encierra,
Y para tanta clemencia
También os dio Omnipotencia.
Vuelve tus ojos hermosos
Oh santa Virgen María
Son clementes, son piadosos
Son llenas de bizarría,
Tenemos con ambas manos
En la postrera agonía.