jueves, 15 de diciembre de 2022

jueves, 8 de diciembre de 2022

La Inmaculada, principio de la redención


 

 


Por Julio Ricardo Castaño Rueda

Sociedad Mariológica Colombiana

La concepción impoluta de la Santísima Virgen María fue el preámbulo para una súplica de urgente santidad: “Venga a nosotros tu Reino”. (Mt 6,10).

La humanidad vencida y divorciada de su Creador por la dupla del pecado, desobediencia y vanidad, necesitaba obtener una renovación restauradora en su origen femenino.

Eva, la fémina indiscreta y carne de Adán, permitió que la astuta serpiente la convenciera de comer el fruto prohibido. El garoso mordisco abrió la puerta a la condenación eterna. La gustativa insubordinación de un capricho al paladar rompió la gracia divina otorgada a su ser. La luz del Espíritu se oscureció en el interior de la obra maestra de la Divinidad, el hombre.

La reparación de esa catastrófica felonía requería de una invención superior e innovadora, una especie de blindaje, virtud impenetrable para las fuerzas de la iniquidad. La coraza, diseño celestial, es la derrota permanente del Maligno. Son hilos de pureza tejidos en la rueca de la humildad.

Así, la mujer castísima fue gestada bajo el omnipotente arte de la oposición misericordiosa contra la vileza de la maldad. (Gén 3,15). La flamante criatura, procreada para la gracia universal, fue concebida sin macula en la perennidad del amor de Dios. Ella sería la primicia de un anuncio salvador. María Purísima, aurora de la esperanza santificante, ofició su preparación para la esclavitud corredentora.

La pulcritud del fiat engendró al Redentor, su unigénito.

jueves, 1 de diciembre de 2022

La Virgen desconocida


 


 

Por Julio Ricardo Castaño Rueda

Sociedad Mariológica Colombiana

Nuestra Señora de la Peña, la estatuaria de Dios para el pueblo de Santafé de Bogotá, enfrenta un reto de ausencias. La amnesia cultural de la capital la ignora. La urbe, inundada por la desinformación de la imagen y la dictadura del ciberespacio, no tiene sitio para la dimensión de lo trascendental. Además, el bellísimo santuario, joya de los Andes, engarzado en la loma oriental no usa los medios para difundir su rica historia y su compleja estructura mariológica.

Por esos motivos, entre sus empinados senderos, la gente se pregunta dónde encontrar información sobre aquel tesoro colonial y celestial. Los turistas, los lugareños y los promeseros, extranjeros y raizales, llegan, con algo de esfuerzo en la sumatoria, a las cuatrocientas personas en promedio para las dos eucaristías de la semana. 12 y 4 de la tarde, en el día del Señor.

Y la queja de los peregrinos entró a estos rincones de la academia con cierto acento de desilusión y tribulación. “Subimos el pasado domingo, 27 de noviembre, a la santa misa y en el saloncito de atención no hay novenas, estampas ni medallas alusivas a la Patrona”, afirmó uno de sus leales devotos.

El inconveniente, con rostro de problema, tiene una solución, vigente:

 “…La mayoría de nuestros santuarios están dedicados a la piedad mariana. Aquí, la Virgen María abre de par en par los brazos de su amor maternal para escuchar la súplica de cada uno y concederla”, expresó el papa Francisco en la Universidad Lateranense de Roma, en el I Congreso Internacional para Rectores y Operadores de Santuarios, 2018. El milagro viene por el empedrado camino de la esperanza…

lunes, 21 de noviembre de 2022

Dio fe al mensaje divino y concibió por su fe

 Agustín de Hipona, obispo

Sermón 25, 7-8: PL 46, 937-938


Os pido que atendáis a lo que dijo Cristo, el Señor, extendiendo la mano sobre sus discípulos: Éstos son mi madre y mis hermanos. El que cumple la voluntad de mi Padre, que me ha enviado, ése es mi hermano, y mi hermana, y mi madre. ¿Por ventura no cumplió la voluntad del Padre la Virgen María, ella, que dio fe al mensaje divino, que concibió por su fe, que fue elegida para que de ella naciera entre los hombres el que había de ser nuestra salvación, que fue creada por Cristo antes que Cristo fuera creado en ella?

Ciertamente, cumplió santa María, con toda perfección, la voluntad del Padre, y, por esto, es más importante su condición de discípula de Cristo que la de madre de Cristo, es más dichosa por ser discípula de Cristo que por ser madre de Cristo. Por esto, María fue bienaventurada, porque, antes de dar a luz a su maestro, lo llevó en su seno.

Mira si no es tal como digo. Pasando el Señor, seguido de las multitudes y realizando milagros, dijo una mujer: Dichoso el vientre que te llevó. Y el Señor, para enseñarnos que no hay que buscar la felicidad en las realidades de orden material, ¿qué es lo que respondió?: Mejor, dichosos los que escuchan la palabra de Dios y la cumplen. De ahí que María es dichosa también porque escuchó la palabra de Dios y la cumplió; llevó en su seno el cuerpo de Cristo, pero más aún guardó en su mente la verdad de Cristo. Cristo es la verdad, Cristo tuvo un cuerpo: en la mente de María estuvo Cristo, la verdad; en su seno estuvo Cristo hecho carne, un cuerpo. Y es más importante lo que está en la mente que lo que se lleva en el seno.

María fue santa, María fue dichosa, pero más importante es la Iglesia que la misma Virgen María. ¿En qué sentido? En cuanto que María es parte de la Iglesia, un miembro santo, un miembro excelente, un miembro supereminente, pero un miembro de la totalidad del cuerpo. Ella es parte de la totalidad del cuerpo, y el cuerpo entero es más que uno de sus miembros. La cabeza de este cuerpo es el Señor, y el Cristo total lo constituyen la cabeza y el cuerpo. ¿Qué más diremos? Tenemos, en el cuerpo de la Iglesia, una cabeza divina, tenemos al mismo Dios por cabeza.

Por tanto, amadísimos hermanos, atended a vosotros mismos: también vosotros sois miembros de Cristo, cuerpo de Cristo. Así lo afirma el Señor, de manera equivalente, cuando dice: Éstos son mi madre y mis hermanos. ¿Cómo seréis madre de Cristo? El que escucha y cumple la voluntad de mi Padre del cielo, ése es mi hermano, y mi hermana, y mi madre. Podemos entender lo que significa aquí el calificativo que nos da Cristo de «hermanos» y «hermanas»: la herencia celestial es única, y, por tanto, Cristo, que siendo único no quiso estar solo, quiso que fuéramos herederos del Padre y coherederos suyos.

miércoles, 16 de noviembre de 2022

"El Hijo del hombre, no tiene dónde reposar la cabeza"

 

Sacrum commercium, 19 y 20 . Alianza de San Francisco con la dama Pobreza. (Trad: Salvador Biain, o.f.m.- BAC 399- Madrid, 1998, 7ª edición –reimpresión-)


Enamorado de tu belleza, el hijo del altísimo Padre se unió solamente contigo en el mundo y te halló fidelísima en todo. En efecto, antes de que Él descendiera a la tierra procedente de la patria luminosa, ya le tenías dispuesto un lugar adecuado, un trono donde sentarse y un lecho en que descansar: la Virgen pobrísima de la que nació, iluminando este mundo. Cierto es que saliste fielmente al encuentro del recién nacido, de suerte que en ti y no entre delicias hallara Él su morada preferida. Fue puesto -dice el evangelista- en un pesebre, porque no había sitio para Él en la posada. Y lo acompañaste siempre, sin separarte jamás de Él durante toda su vida, de modo que -cuando apareció en la tierra y vivió entre los hombres-, mientras las zorras tenían madrigueras y las aves del cielo nidos, Él, en cambio, no tuvo dónde reclinar la cabeza. Después, cuando abrió su boca para enseñar -Él que en otro tiempo había despegado los labios de los profetas-, de entre las muchas cosas que habló, fuiste tú la primera a quien alabó, la primera a quien enalteció al decir: Dichosos los pobres en el espíritu, porque de ellos es el reino de los cielos (Mt 5,3).

Además, en el momento de elegir a algunos testigos fidedignos de su santa predicación y gloriosa vida para la salvación del género humano, no escogió, ciertamente, a unos ricos mercaderes, sino a pobres pescadores, dando a entender con semejante predilección cómo deberías tú ser estimada de todos. Finalmente, para que se hiciera patente a todos tu bondad, tu magnificencia, tu fortaleza y dignidad; para dejar en claro que tú aventajas a todas las virtudes, que sin ti no puede haber ninguna y que tu reino no es de este mundo, sino del cielo, fuiste tú la única que permaneciste unida al Rey de la gloria cuando todos sus elegidos y personas queridas lo abandonaron cobardemente.

Pero tú, como fidelísima esposa y tiernísima amante, no te separaste ni un solo instante de su compañía; incluso te mantenías más firmemente unida a él cuando veías que era más despreciado de todos. Y en verdad que, si tú no lo hubieras acompañado, nunca habría podido recibir Él un menosprecio tan universal. Sólo tú le consolabas. No lo abandonaste hasta la muerte, y una muerte de cruz. Y en la misma cruz -desnudo ya el cuerpo, extendidos los brazos y elevadas las manos y los pies- sufrías juntamente con Él, de suerte que en el Crucificado nada aparecía más glorioso que tú.

 

jueves, 10 de noviembre de 2022

María en la luz del Verbo hecho hombre

 

Concilio Vaticano II

Constitución sobre la Iglesia “Lumen Gentium”, § 63,65


La Virgen Santísima, por el don y la prerrogativa de la maternidad divina, que la une con el Hijo Redentor, y por sus gracias y dones singulares, está también íntimamente unida con la Iglesia. La Madre de Dios es tipo de la Iglesia en el orden de la fe, de la caridad  y de la unión perfecta con Cristo. Pues en el misterio de la Iglesia, que con razón es llamada también madre y virgen, precedió la Santísima Virgen, presentándose de forma eminente  y singular como modelo tanto de la virgen como de la madre. Creyendo y obedeciendo, engendró en la tierra al mismo Hijo del Padre, y sin conocer varón, cubierta con la sombra del Espíritu Santo, como una nueva Eva, que presta su fe exenta de toda duda, no a la antigua serpiente, sino al mensajero de Dios. Dio a luz al Hijo, a quien Dios constituyó “primogénito entre muchos hermanos” (Rm 8,29), esto es, los fieles, a cuya generación y educación coopera con amor materno…

Mientras la Iglesia ha alcanzado en la Santísima Virgen la perfección, en virtud de la cual no tiene “mancha ni arruga” (Ef 5,27), los fieles luchan todavía por crecer en santidad, venciendo enteramente al pecado, y por eso levantan sus ojos a María, que resplandece como modelo de virtudes para toda la comunidad de elegidos. La Iglesia, meditando piadosamente sobre ella y contemplándola a la luz del Verbo hecho hombre, llena de reverencia, entra más a fondo en el soberano misterio de la encarnación y se asemeja cada día más a su Esposo. Pues María, que por su íntima participación en el misterio de la salvación reúne en sí y refleja en cierto modo las supremas verdades de la fe, cuando es anunciada y venerada, atrae a los creyentes a su Hijo, a su sacrificio y al amor del Padre. La Iglesia, a su vez, glorificando a Cristo, se hace más semejante a su excelso Modelo, progresando continuamente en la fe, en la esperanza y en la caridad, y buscando y obedeciendo en todo a la voluntad divina.

 

jueves, 3 de noviembre de 2022

La gracia de la sagrada esclavitud recorre como un rayo el mundo ¿Se quiere sumar?

 

Redacción  Gaudium Press

Hay una gracia que presagia la aurora azul celeste del Reino de María.

 de todo el mundo, y por una gracia que ya presagia la aurora azul clara del Reino de María, muchas personas comienzan a tomar un primer contacto con San Luis María de Montfort y con la maravillosa devoción por él descrita y promovida, la sagrada esclavitud mariana.

Son decenas de miles que se están consagrando a Nuestra Señora, aquí y allá, según el método enseñado por este santo, en un hecho que presagia el advenimiento de la era marial por él preconizada.

En estas líneas queremos simplemente enfatizar un aspecto de esa devoción, que tal vez ayude un poco a entenderla, o a que sea más eficaz.

Dice el santo francés que esta practica de la sagrada esclavitud mariana – que él enseña en el Tratado de la Verdadera Devoción a la Virgen – permite ‘construir’ la santidad, no a la manera en que un escultor con cincel y martillo va tallando la dura roca, sino en la forma en que un artista vacía el yeso líquido en un molde: Esta última ‘técnica’ es más rápida, y el resultado se ajusta rápida y perfectamente al molde, que es la Virgen. El artista es efectivamente el Espíritu Santo, Autor de toda y cualquier santidad.

Siendo el ‘molde’ de esta devoción la propia Madre de Dios, es claro que las estatuas surgidas de este molde tendrán calcados aspectos de la belleza de Aquella que es destacada por las Escrituras como la Mujer vestida de Sol,

Pero el hombre siempre es el hombre; e incluso después de conocerla y amarla, pone sus problemas a esta devoción. La palabra “esclavo” le parece contrariar su dignidad, una dignidad que en nuestros días ha buscado fuera de Dios, donde no la podrá encontrar. Él no quiere dejarse moldear; incluso en materia de vida espiritual, él quiere ‘construir’. Él no quiere dejarse llevar, el quiere conducir. Está demasiado acostumbrado a seguir sus planes, a iluminarse con sus luces, a ejecutar sus deseos y quereres. Y resulta que esta devoción es más un “dejarse llevar”, por el Espíritu Santo y su esposa la Virgen. Entonces, pidamos antes que nada docilidad.

Docilidad que es lo más de acuerdo a la teología, que nos dice que la acción de los dones del Espíritu Santo es aquella en que Él y sus dones son el motor primero y que el hombre es mero instrumento, que como la vibrante guitarra presta sus cuerdas, pero se deja tocar por el experto.

Pidamos la docilidad de ser Jacob, no Esaú

Pero no, tenemos mucho aún de Esaú, creemos demasiado e ilusamente en la potencia de nuestro brazo, en lo certero de nuestro arco, en la agilidad de nuestros pasos. Sin embargo, fue Jacob el que recibió la bendición del padre, aquel que se dejó arropar por las argucias de su madre, aquel que confió en su madre, que vació en el molde de su madre. Pidamos a la Virgen ser cada vez más Jacobs y menos Esaús.

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Esa docilidad a la voz del Espíritu Santo, no es solo con lo que nos viene ‘de arriba’, sino lo que nos viene ‘de los lados’; es decir, no es solo la esclavitud ‘vertical’, sino también la esclavitud ‘horizontal’. Dios busca no solo horadar nuestra caparazón autosuficiente y voluntariosa con – por ejemplo – la lectura del Evangelio, sino también con la palabra de un amigo inspirado, o los mil canales que él puede usar para entrar en contacto con nosotros, en el contacto con los hermanos.

El esclavo de María, en su docilidad, siente eso, sabe eso.

El esclavo de María no es como ciertos hermanos separados que dicen: “solo Dios”. No. Es Dios, Cristo, la Virgen, un santo, un buen guía aquí en la Tierra, un buen hermano, con los que debemos tener actitud de esclavo para escuchar, conocer y seguir la voz de Dios.

A la manera de Cristo, que se hizo esclavo, que fue esclavo de todos, hasta la muerte.

Y en esa actitud esclava – no la de quien alega derechos adquiridos, sino en la que dócil se pone en actitud humilde y servil ante la voz de Dios – baja el Espíritu Santo al alma, como bajó a la Virgen, la humilde esclava del Señor.

No es tanto querer ser y hacer; es dejar que la Virgen sea y haga en nos. Es verdaderamente asumir la condición de esclavo y calcañar de la Virgen.  Es confiar en que Ella hará la obra, por encima de nuestras miserias. Y no confiar en las miserias para hacer la obra de Dios y de Ella.

Por Saúl Castiblanco

 

jueves, 27 de octubre de 2022

El encanto del salterio

                                                       Foto archivo particular
 


 

Por Julio Ricardo Castaño Rueda

Sociedad Mariológica Colombiana

 

El santo rosario no deja de latir en el corazón del credo cristiano. Su cadencia evangélica inunda cada rincón del orbe católico.

Su silente reflexión es la voz del Verbo encarnado. Su historia vive en cada episodio del hombre contemporáneo. La dignidad del catolicismo lo busca para darle otro motivo de santidad a su actividad apostólica.

La pobreza y la dicha de las naciones lo recitan como parte del equipaje por la senda de la vida. La niñez crece bajo su amparo tutelar, herencia de sus mayores. La juventud lo lleva en su pecho para las jornadas sin fronteras. Los adultos, convencidos del favor del cielo, lo propagan en calles y capitales.

El rosario despierta a los sonidos de la jungla amazónica. Los Andes lo guardan como el tesoro dulce de su calor de hogar. La tropa patriótica, marcha de guerra, lo porta como parte de su equipo de combate. Los exiliados lo llevan de la mano para abrir la brecha en la pesada incertidumbre del desarraigo.

Sí, el santísimo salterio de María es la riqueza insondable del creyente en Cristo e hijo de la Iglesia. Las decenas, con su rítmico pasar, desgranan los horarios y las latitudes. No importan las razas, los idiomas o las distancias. La comunidad orante no se apaga.

El trajín santificador de la meditación bíblica, sobre los misterios de la vida Salvador, pasa por los templos, los hospitales, los cementerios, los santuarios marianos y por el anonimato inmenso del sendero de la fe.

 

 

 

jueves, 20 de octubre de 2022

El fervor de los alfareros


                                                         Foto Julio Ricardo Castaño Rueda


 

Por Julio Ricardo Castaño Rueda

Sociedad Mariológica Colombiana

Los promeseros de Ráquira guardan entre sus saberes de arcilla una tradición colonial, secreto del pueblo de olleros. Ellos suben a pie la cuesta que los separa de la Villa de los Milagros para rezar el santo rosario con devoción de peregrinos.

El primer sábado de mes madrugan a buscar a sus paisanos, compadres y vecinos de la mansión para el príncipe chibcha, Tinjacá. Juntos desafían, con la infantería de la devoción, los 400 y tantos metros de altitud que los separan del risueño valle chiquinquireño.

El paso fuerte de agitados resoplidos es acompañado con una plegaria de cruzados, el santo rosario. La camándula, de tagua y crucero mariano, les soporta el conteo de los misterios y las avemarías en una travesía sin tregua contra el cansancio.

Ascienden felices en una competencia de alegrías. La edad y la chicha, el fiambre y el paisaje se unen a esa fila de familias aferradas al valioso legado de sus mayores. La paz campesina de las veredas los anima en su transcurrir de viajeros por el evangelio.

Las preces, perfectamente entonadas en los labios de las matronas o de impertérritos abuelos, se escuchan al compás de la marcha. El salterio de María recuerda los misterios de la vida de Cristo por la sinuosa carretera. El eco de sus voces, lejanas y apagadas, marca los kilómetros con la pulcritud penitencial de los devotos de la Chinca.

El rosario es su llave maestra para implorar misericordia en la basílica de la Patrona. Allá llegarán, jadeantes y victoriosos, a pagarle una promesa a la Rosa del Cielo que intercedió ante su Niño Jesús por las necesidades de su pueblo consentido, los hijos del barro.


miércoles, 19 de octubre de 2022

jueves, 13 de octubre de 2022

El santo rosario, expresión de la hombría


 


Por Julio Ricardo Castaño Rueda

Sociedad Mariológica Colombiana

 

 

El ser masculino es el regalo del Verbo, hecho carne, a la humanidad, obra perfecta de sus manos.

Ese modelo, de hombre orante, rescata y propaga los valores de la virilidad que se encuentran injertados en la honestidad de la humildad, el servicio, el respeto, la constancia y la firmeza.

El éxito de su propagación por los cinco continentes es la respuesta a esa necesidad inaplazable de volver a Dios, Trino y Uno, clemente y misericordioso por medio del salterio mariano.

El gran retorno ha sido del orden patriarcal. El paterfamilias es el encargado de restaurar el equilibrio moral en una sociedad inoculada por todo tipo de errores perniciosos y herejías.

Por esa razón el varón de hinojos, apoyado por la fuerza vital de su hogar, (esposa, hijas, madre, hermanas, abuelas y tías) obtiene el soporte y el eje para esta cruzada por la obediencia al Creador. Tarea dedicada al apostolado dentro de la santa madre Iglesia, madre y maestra.

Y es la Iglesia católica, guardiana del depósito de la fe, la que convida a meditar las Sagradas Escrituras para no negociar con la verdad, que no es tema de opinión sino norma de vida eterna.

El Movimiento Rosario de Hombres Colombia decidió complementar el peso de las preces en la camándula con algunas meditaciones sobre el noble linaje del antropocentrismo.

Quedan, pues, estas a disposición de los valientes defensores de las virtudes teologales y su herencia apostólica.

 

Misterios Gozosos (lunes y sábado)

1. La encarnación del Hijo de Dios.

Meditación:

“Y el Verbo se hizo hombre y habitó entre nosotros. Y hemos contemplado su gloria, la gloria que corresponde al Hijo unigénito del Padre, lleno de gracia y de verdad”. (Jn 1,14)

2. La visitación de Nuestra Señora a santa Isabel.

Meditación:

“Y Dios creó al hombre a su imagen; lo creó a imagen de Dios. Hombre y mujer los creó”. (Gn 1,27)

 

3. El nacimiento del Hijo de Dios.

Meditación:

“Porque el Hijo del hombre vino a buscar y a salvar lo que se había perdido”. (Lc 19,10).

4. La presentación del Niño Jesús en el templo.

Meditación:

“El hierro con hierro se aguza, y el hombre con su prójimo se afina”. (Pr 27,17).


5. La pérdida del Niño Jesús y su hallazgo en el templo.

Meditación:

“El Señor afirma los pasos del hombre cuando le agrada su modo de vivir”. (Sl 37,23).

 

Misterios Dolorosos (martes y viernes)

1. La oración de Nuestro Señor en el Huerto de Getsemaní.

Meditación:

“Cuán dichoso es el hombre a quien Dios corrige. No menosprecies la disciplina del Todopoderoso”. (Job 5,17).

 

2. La flagelación del Señor.

Meditación:

“Honroso es al hombre evitar la contienda, pero no hay necio que no inicie un pleito”. (Pr 20,3)

3. La coronación de espinas.

Meditación:

“Es mejor refugiarse en el Señor que confiar en el hombre”. (Sl 118,8).


4. El camino del Monte Calvario cargando la cruz.

Meditación:

“Hay caminos que al hombre le parecen rectos, pero que acaban por ser caminos de muerte”. (Pr 14,12)

5. La crucifixión y muerte de Nuestro Señor.

Meditación:

“Jesús le respondió: —Escrito está: No solo de pan vive el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios”. (Mt 4,4).

 

Misterios Gloriosos (miércoles y domingo)

1. La resurrección del Señor.

Meditación:

“De hecho, ya que la muerte vino por medio de un hombre, también por medio de un hombre viene la resurrección de los muertos”. (1 Cor 15,21).

2. La ascensión del Señor.

Meditación:

“¿Qué tal si vieran al Hijo del hombre subir adonde antes estaba?” (Jn 6, 62).


3. La venida del Espíritu Santo.

Meditación:

“Yo sé que nada hay mejor para el hombre que alegrarse y hacer el bien mientras viva; y sé también que es un don de Dios que el hombre coma o beba y disfrute de todos sus afanes”. (Qo 3 12,13).

 

4. La asunción de Nuestra Señora a los cielos.

Meditación:

“Luego Dios el Señor dijo: no es bueno que el hombre esté solo. Voy a hacerle una ayuda adecuada”. (Gn 2,18).

5. La coronación de la Santísima Virgen.

Meditación:

“La angustia abate el corazón del hombre, pero una palabra amable lo alegra”. (Pr 12,25).

 

Misterios Luminosos (jueves)

 

1. El bautismo en el río Jordán.

Meditación:

“De todo hombre se espera lealtad. Más vale ser pobre que mentiroso”. (Pr 19,22).

2. La auto revelación en las bodas de Caná.

Meditación:

“El corazón del hombre traza su rumbo, pero sus pasos los dirige el Señor”. (Pr 16,9).

3. El anuncio del Reino de Dios invitando a la conversión.

Meditación:

“¿Qué es el hombre, para que en él pienses? ¿Qué es el ser humano, para que lo tomes en cuenta?” (Sl 8,4).


4. La transfiguración de Nuestro Señor.

Meditación:

“Porque hay un solo Dios y un solo mediador entre Dios y los hombres, Jesucristo hombre”. (1 Ti 2,5).


5. La institución de la Sagrada Eucaristía.

Meditación:

“Por eso también ustedes deben estar preparados, porque el Hijo del hombre vendrá cuando menos lo esperen”. (Mt 24,44).

 

 

miércoles, 12 de octubre de 2022

viernes, 7 de octubre de 2022

El rosario, varonil ejemplo


 

 

 

Por Julio Ricardo Castaño Rueda

Sociedad Mariológica Colombiana

El Movimiento Rosario de Hombres está creciendo de forma primaveral en Colombia, el Jardín  Mariano.  El   surco está abierto en el corazón de los fieles.

La iniciativa, de empuje mundial, tomó rápidamente una fuerza vital de regreso a la tradición ortodoxa y cristiana de la santa Iglesia católica.

El retorno al asombro por descubrir el valor de la masculinidad, razón superior del Dios encarnado en Santa María virgen, es la oportunidad feliz de volver a la misión con la herramienta de la evangelización, el salterio mariano.

La novedosa dinámica estableció su liderazgo en diferentes ciudades nacionales con su fervor sin tregua y su concepción humilde. Las preces se recitan de rodillas frente al templo parroquial o la catedral.

Urbes de nobles linajes como Santa Marta, Medellín, Ibagué, Cali, Pasto, Pereira, Bucaramanga, la Villa de los Milagros, Bogotá y Soacha entre muchas otras capitales, son hoy las generosas anfitrionas del santo rosario.

La respuesta viril de los padres de familia, hijos, hermanos, abuelos y niños en tan variados lugares de la geografía nacional son la muestra pacífica del coraje laico.

El hombre colombiano y sus pervivencias históricas han entrado de lleno en el compromiso de llevar a cada hogar el dulce pan del evangelio de Cristo. Este oficio misionero se cobijó bajo el amparo tutelar de Nuestra Señora del Rosario de Chiquinquirá.

jueves, 6 de octubre de 2022

jueves, 29 de septiembre de 2022

El sacrificio de los ángeles


 

Fotos: archivo Santuario de Nuestra Señora de la Peña, Bogotá.


 

Por Julio Ricardo Castaño Rueda

Sociedad Mariológica Colombiana

 

“…He aquí, yo envío un ángel delante de ti, para que te guarde en el camino y te lleve al lugar que yo he preparado…” (Ex 23,20).

 

El conjunto escultórico de Nuestra Señora de la Peña fue separado de sus ángeles acompañantes por el cantero Luis de Herrera en junio de 1716.

Las figuras, de porte angelical, eran parte del milagro del 10 de agosto de 1685. Ellas resultaron incluidas en el inventario del relato de las crónicas de la época. ¿Cuántos eran?, qué formas tenían en su alto relieve?, ¿representaban a los arcángeles Rafael y Gabriel? ¿el ángel custodio?  ¿La legión angélica de María?

Las respuestas fueron aniquiladas por el martillo y el cincel de los ayudantes del oficio de la cantería. El cuestionario continúa con otras dudas.

Cuando se tomó la decisión de separar las efigies de la Sagrada Familia de la roca principal se decidió eliminar la parte de los ángeles. Motivo: el transporte desde la cima del cerro El Aguanoso hasta la loma de los Laches.

La razón de esa determinación puede ser cuestionada. ¿La supresión fue producto de la impericia de los ayudantes de Herrera?, ¿quizás un mal golpe averió a la escultura? ¿O simplemente fue un dictamen juicioso sobre la conveniencia del traslado por el borde de un precipicio? 

Lo difícil del asunto lo resuelve el tiempo que gastó el maestro en separar a san Miguel del bloque primario. La tarea le costó cuatro meses de una delicada y precisa labor. Comenzó el 22 de junio y terminó el 21 de octubre de 1716. El dato apunta a una hipótesis. Solo extraer una de las estatuas consumió inmensos recursos económicos y temporales en el más arisco e inhóspito sitio de las laderas orientales del viejo Santafé de Bogotá. Bien podrían haber optado por la oblación de los guardianes.

El hecho contundente de conservar a san Miguel marca, desde el inicio de la devoción, una predilección por el gran protector de la Iglesia católica.

“…Entonces se entabló una batalla en el cielo: Miguel y sus Ángeles combatieron con el Dragón. También el Dragón y sus Ángeles combatieron, pero no prevalecieron y no hubo ya en el cielo lugar para ellos. Y fue arrojado el gran Dragón, la Serpiente antigua, el llamado Diablo y Satanás, el seductor del mundo entero; fue arrojado a la tierra y sus Ángeles fueron arrojados con él…” (Ap. 12, 7-9).

El detalle de la pieza, escogida para su posterior preservación en un templo digno, es que Miguel porta en sus manos y sostiene contra su pecho una custodia y su hostia magna.

La historia es diáfana hubo una preferencia notoria. El conjunto superior está compuesto por la Inmaculada que sostiene a su Hijo, unigénito, El Redentor, en compañía de su castísimo esposo, san José. Esa agrupación quedó perpetuamente unida.

El 30 de noviembre de 1716, la piedra del ángel abrió la marcha del peligrosísimo descenso. Miguel marchó sobre las andas llevadas por los valientes cargueros. San Miguel obtuvo ese privilegio, el de sobrevivir al mazo, para servir de centinela a la voluntad divina. Sus devotos, durante los siguientes dos siglos, le celebraron la fiesta el 29 de septiembre porque los otros ángeles fueron sacrificados para poder edificarle una ermita a Nuestra Señora de la Peña.


jueves, 15 de septiembre de 2022

La dolorosa de Bogotá


                                                    Foto archivo Santuario de la Peña 


 

Por Julio Ricardo Castaño Rueda

Sociedad Mariológica Colombiana

 

La historia de Nuestra Señora de la Peña abarca un espacio geográfico de la cordillera donde la santa cruz escribió un milagro de redención. El punto inicial está sobre el escarpado filo del Aguanoso y finaliza en la hondonada de Los Laches. En esa línea, de la orografía oriental, se redactó una crónica de 337 páginas, una hoja por año. El territorio mariano se compone de tres elementos esenciales: las ruinas de la Ermita Vieja, el templo santuario y la parroquia.

La trilogía guarda y enseña momentos vitales de la primera advocación raizal capitalina, la Virgen santafereña.

La catequesis de esa obra celestial tiene por centro el lábaro. María Santísima permanece firme junto al calvario de la Perla de los Andes. Ese crucifijo, hierro gigante, ha impuesto una condecoración de fuego cuyo estigma grabó una impronta de trauma, dúo doliente.

La primera llaga es controversial por las variables conductuales y sociales de un pueblo devoto. Las carnestolendas trajeron el sincretismo del neopaganismo a las lomas. Ese folclor, misterioso y bello, se usó como disculpa para aislar a la urbe de sus raíces.

La segunda úlcera es cruel pues se trata de un olvido aprendido, impuesto y amnésico. La desmemoria es una ofensa cultural para una metrópoli centinela de una joya de diseño divino. La ciudad le dio la espalda a su capilla tutelar con una velocidad de ausencia voraz.

Hoy, en la fiesta de Nuestra Señora de los Dolores, la doncella de la Peña guarda en su corazón un crucifijo ignorado, pero repleto de un infinito acto de misericordia, el perdón por amor.