martes, 28 de noviembre de 2023

Plegaria a Nuestra Señora de la Canoa

Madre nuestra resplandeciente que rodeaba su cuerpo y unos ángeles rodeaban su barquilla, en el río Magdalena,

haz que esa luz brille en nuestras vidas. Bendecidnos Virgen de la Canoa con la riqueza de tu hijo para que no falten los peces, la comida, la paz y la alegría. Condúcenos al puerto de tu hijo, unión de varios hogares de Beltrán y de Colombia. Acoge la plegaría de quienes te visitamos y ayúdanos a disponer nuestros corazones para una verdadera conversión.

 Virgen de la Canoa. Beltrán, Cundinamarca, 1996. Foto Julio Ricardo Castaño Rueda

jueves, 23 de noviembre de 2023

La Patrona, una historia para mil pueblos

 

 Por Julio Ricardo Castaño Rueda

Sociedad Mariológica Colombiana

 

Nuestra Señora del Rosario de Chiquinquirá conserva en Maracaibo (Venezuela) el gran centro cultural de la difusión de la mariología chiquinquireña, su basílica santuario.

Esa advocación, por obra del movimiento devocional del pueblo zuliano, ha sido reconocida por decenas de países donde las comunidades de maracaiberos celebran su tradicional fiesta, el 18 de noviembre. Desde Panamá hasta Qatar y desde Países Bajos hasta Chile la Sagrada Dama del Saladillo recibe el vasallaje de sus hijos.

Ese gesto de comunicación religiosa unido al festejo folclórico genera inmensos espacios editoriales en la prensa venezolana. Los directores de medios tienen las páginas abiertas para redactar sus prodigios, triunfo de su intercesión omnipotente.

El volumen informativo de los hechos, que honran a la Reina, a veces deja pasar ciertos gazapos. Esto obliga al llamado de atención porque la historia, de un plumazo, se trasforma en leyenda matizada de cuentería. El rumor de las circunstancias se acomoda a la prisa del cierre informativo.

Para la muestra, un encabezado:

El pasado 17 de noviembre, el periódico lanoticia.com tituló: “7 Curiosidades sobre la historia de ‘La Chinita’, Virgen del Rosario de Chiquinquirá”.

En el punto cinco consignó:

 “¿Colombia y Venezuela veneran a la misma Virgen de Chiquinquirá?

 Se cuenta que en el año 1750 en medio de una procesión a la virgen, había un sacerdote que reconoció la similitud con la advocación de la Chiquinquirá en Colombia. Esa es la razón por la que ambas llevan el mismo nombre”.

 La respuesta al cuestionamiento primario es un sí mayúsculo porque el misterio de la Virgen de Chiquinquirá comenzó el 26 de diciembre de 1586 en los aposentos de Catalina García de Irlos, viuda de encomendero Antonio de Santana.

La devoción partió del Nuevo Reino de Granada hacia las tierras de las provincias españolas de Maracaibo, Caracas, Cumaná y Guayana. En esas tierras la milagrosa imagen, plasmada en un tríptico, encontró a sus devotos. Los aborígenes de Aregue Viejo (Estado Lara, 1615), la reconocieron por su nombre original.

Noventa y cuatro años después se presentó el fenómeno de la renovación de una pintura de la Virgen neogranadina en La Ciudad del Sol Amado, 1709.

Para esa época la devoción de La Chinca ya estaba perfectamente documentada, reconocida e injertada en las costumbres sociales de las gentes venezolanas y de la América Hispana.

Los promeseros escribieron la crónica de la Rosa del Cielo. El relato ocupa varios estantes en las bibliotecas de los investigadores. Ellos cuidan ese legado celestial que llegó a las aguas del lago para escribir el secreto de un milagro.

Sobra, pues, el texto confuso de inventar un bulo que narra una falacia ocurrida en 1750. El sacerdote anónimo olvidó que el 7 de diciembre de 1732 Maracaibo inició la celebración de la Fiesta de la Aurora en honor de Nuestra Señora del Rosario de Chiquinquirá, sin dudas ni similitudes.

miércoles, 15 de noviembre de 2023

jueves, 9 de noviembre de 2023

La Virgen y una incógnita peregrina


 Por Julio Ricardo Castaño Rueda

Sociedad Mariológica Colombiana

 

La parroquia de la Renovación participó en la ceremonia del descenso del lienzo de Nuestra Señora del Rosario de Chiquinquirá, La Peregrina. El acto religioso entró en la historia del olvido al celebrar el tardío aniversario de fundación del curato.

El maravilloso escenario mariano encendió sorpresas, aplausos y una serie de preguntas, entre propios y extraños, cuyas respuestas no coinciden con la línea de tiempo.

La entidad eclesiástica recibió su bendición de erección canónica el 10 de abril de 1588 por el arzobispo de Santafé de Bogotá, Luis Zapata de Cárdenas. Entonces, por qué un festejo el 3 de noviembre, fecha tan luctuosa para la memoria de la Patria por la separación de Panamá, la felonía en el istmo.

Y el gentío cuestionó: ¿cuántas veces ha bajado y por qué razones?  La contestación es simple. La vida de esta pintura conserva dos descendimientos que marcaron un derrotero especifico en los devenires del apostolado dominicano. El primero, el 10 de abril de 1912 la Virgen fue sacada en hombros para emprender una gira por la diócesis de Tunja. Más tarde, pasaría a los departamentos de Santander donde fue brutalmente atacada. Y la segunda, el 8 de septiembre de 2013 para navegar el río Magdalena. “Peregrina por la reconciliación y la paz de Colombia”.

La nota triste del cuestionamiento quedó rubricada por la amnesia. Varios chiquinquireños preguntaron por qué el rostro de la Virgen está lacerado. Es tiempo de que la historia de la Patrona baje al corazón de un pueblo guardián.

 

miércoles, 1 de noviembre de 2023

Los santos, infatigables buscadores de Dios


 Beato Columba Marmion (1858-1923)


Los santos son el cortejo de Cristo (…). Cuando alabamos sus virtudes y cantamos sus méritos, lo exaltamos y celebramos a Él que, siendo su jefe, es ahora también su corona (…).

Existe una gran variedad de santos, según su vocación y “en la medida que Cristo la ha distribuido” (cf. Ef 4,7), reproduce uno de los aspectos de la plenitud de la perfección del Hombre-Dios. Un mismo Espíritu, dice san Pablo (cf. 1 Cor 12,4) ha dado a cada uno una gracia especial que, injertándose sobre la naturaleza, hace resplandecer a cada elegido con su resplandor particular. En algunos predomina la fuerza, en otros la prudencia o el celo por la gloria de Dios, la fe o la pureza. Ya sean apóstoles, mártires o pontífices, o sean vírgenes o confesores. Un carácter común se encuentra en todos. ¿Cuál es este carácter? La estabilidad en la búsqueda y el amor de Dios. En cualquier circunstancia, las tentaciones por las que pasan, las dificultades que encontraron, las seducciones que los rodearon, los santos permanecieron estables y fieles. Esto es una gran virtud, ya que la inconstancia es uno de los peligros más temidos que amenazan al hombre.

Los santos han buscado a Dios infatigablemente, cualquiera fuese la aridez del camino, la sequedad del cielo, las luchas a sostener. Por eso, el día de su entrada en el Reino eterno, Dios los ha coronado de gloria y embriagado de alegría. (…) Los santos, ya que no se dejaron desviar en la búsqueda del Bien único, llegaron al término glorioso.