miércoles, 24 de enero de 2024

La promesa a la Chinca, de templo votivo a basílica


 


Por Julio Ricardo Castaño Rueda

Sociedad Mariológica Colombiana

 

 

“Mi casa será llamada casa de oración”, (Mt 21, 13)

 

 

La chapineruna casa de la Rosa del Cielo podrá lucir en su presbiterio los signos de su realeza, el conopeo y el tintinábulo.

 Así lo determinó el Dicasterio para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos, que le concedió el título de Basílica Menor a la Iglesia Nuestra Señora de Chiquinquirá de la Arquidiócesis de Bogotá, 16 de noviembre de 2023.

El don de esa realidad eclesial transitó por una senda de aspiraciones idealizadas. La crónica, feliz y dolorosa, trazó sus líneas en 1919 cuando los bogotanos prometieron edificarle un templo a Nuestra Señora del Rosario de Chiquinquirá en agradecimiento por su visita a la capital donde fue coronada como Reina de Colombia.  

El proyecto del levantamiento sufrió el desfalco de las esperanzas. Los agoreros del desastre sentenciaron: “¿para qué construir tan lejos?, la ciudad nunca se extenderá a esos lares”.

La respuesta, para los pesimistas, tardó su réplica, pero el 7 de julio de 1925 se colocó la denominada “segunda primera piedra” en un lote 320 metros más al Norte del primer terreno elegido, en una difícil ladera. La lápida angular tuvo que ser traslada de su lugar original. Esa Primarii Lapidis la había bendecido el obispo de Pamplona, Rafael Afanador, el 21 julio de 1919. El sitio definitivo se convertiría en un consumidor de recursos pecuniarios superiores al bolsillo de la feligresía y los bazares.

Los ahorros le permitieron a fray Ceslao Brygier, O.P., contratar a los maestros de obra. Los planos los elaboró un boyacense, el arquitecto Carlos Camargo Quiñones.

Al año, la prensa capitalina informó por medio de las páginas del Nuevo Tiempo: “En los días 11, 12 y 13 se efectuarán grandes fiestas religiosas en honor de Nuestra Señora de Chiquinquirá en el templo de su nombre en Marly. Habrá cuarenta horas y los sermones estarán a cargo de distintos oradores sagrados”. (5 de julio de 1926).

La dinámica de la monumental tarea comenzó a cobrar un costo superior a lo presupuestado. El dinero, que no alcanzaba para pagar los créditos, crucificaba a los albañiles en sus bateas. En febrero de 1927, fray Ceslao Brygier, O.P., se retiró del oficio de constructor y de la Orden de Predicadores. El buen cura se incardinó en el clero secular. Lo reemplazó fray Antonio María Galán, O.P., que antes de cumplir la añada tuvo que renunciar por la dictadura del gasto, faltaba el metálico. Lo sustituyó fray Juan Manés Mendieta, O.P.

Las cuentas por pagar crecían sobre el lento avance del trajín edificador. Ante un posible colapso, las vecinas del sector tomaron el asunto en sus manos. El 15 de mayo de 1930, los dominicos aprobaron la constitución de la Junta de Damas Cincuenta y Cuatro.  Ellas tenían la misión de colaborar con el recaudo de los fondos para financiar la faena de los ladrillos. Las señoras acudieron presurosas al despacho de monseñor Ismael Perdomo y a la Conferencia Episcopal Colombiana (CEC) en busca del auxilio salvador.

Bendiciones, festival y donaciones fueron entregadas a los espacios del gran consumidor, el templo. Fray Manes tuvo el motor editorial del Semanario Nuestra Señora del Rosario de Chiquinquirá.  Periódico fundado para informar sobre los avances de la costosa estructura.

Las letras de molde movilizaron a los cachacos escépticos. En noviembre de 1931 hubo peregrinación desde el Convento del Rosario (Santo Domingo) hasta el campamento.

La crisis regresó con sus dedos inquisidores sobre las columnas del cuaderno de contabilidad, Debe… Haber… y no había.

El año de 1932 no comenzó bien para fray Manés Mendieta, O.P., la crisis financiera lo obligó a renunciar y pasó al clero secular de la Diócesis del Tolima. Fray Juan de Dios Martínez, O.P., asumió el desgaste de aquella estación de dolor.

Juan de Dios pudo cargar los materiales hasta 1938 cuando fue trasladado para la Villa de los Milagros, la crisis había sido doblegada, pero faltaba tiempo para culminar. Fray Guillermo Lobo Muller, O.P., siguió con el esfuerzo titánico por unos meses y los cambios volvieron. Fray Hugo Silvano Orjuela, O.P., se comprometió con la dirección total. Fray Juan Alfonso Suárez, O.P., se sumó a la brega y cuando estaban en los retoques de la obra gris, la politiquería criolla hizo su aparición.

El 10 de julio de 1944, los agentes del orden allanaron el sacro recinto para buscar armas. La diligencia judicial se realizó porque el gobierno liberal acusó a los dominicos de patrocinar el fallido golpe de Estado contra el presidente Alfonso López Pumarejo. El día anterior se le había entregado el cetro imperial a la Inmaculada en Chiquinquirá. La ceremonia contó con la presencia de altos dignatarios oficiales y ofrenda floral lanzada por los aviones de la Fuerza Aérea Colombiana (FAC).

Los bogotanos del centro histórico, entre indignados y asombrados, peregrinaron a Chapinero para visitar a la Santísima Virgen y pedirle perdón por el sacrilegio legalizado por el régimen.

El oficio contra la adversidad, sostenido por los promeseros, recibió un punto de apoyo. El 18 de agosto de 1948, cuatro meses después del “Bogotazo”, el arzobispo, Ismael Perdomo Borrero, expidió el decreto número nueve para crear la Parroquia de Nuestra Señora de Chiquinquirá, junto a la Clínica de Marly.

El impulso eclesial sirvió para incrementar el levantamiento que marchaba bajo las modificaciones del padre Orjuela, un arquitecto empírico, que infortunadamente falleció el 25 de enero de 1950.  El relevo lo acogió Pablo Enrique Acebedo, O.P. Este fraile participó en la ceremonia de bendición de la primera capilla dedicada a Nuestra Señora de la Asunción, el dos de noviembre de 1950.

Acebedo, apoyado en el maestro Marco Antonio Ruiz, inició la decoración interior y el 13 de julio de 1958 se inauguró una parte del templo. Faltaban los acabados decorativos de la mitad de una iglesia que se quedó sin sus grandes torres proyectadas porque les faltaron 24 metros de altura. Los cimientos no soportaron más kilos de carga y los otros pesos, los del papel moneda, no financiarían el plano original. A los 33 años de comenzar el intrépido levantamiento su fachada mostró su particular estilo, un neogótico florido.

El bello frontispicio recibió la escultura Nuestra Señora del Rosario de Chiquinquirá (primero de junio de 1986) como parte de los preparativos de la visita de su santidad Juan Pablo II a la Virgen Nacional en la Ciudad Mariana.

La vida parroquial siguió su ruta de evangelización hasta el día de una interesante alarma. En agosto del 2014, las cicatrices arquitectónicas volvieron a florecer. Estudios realizados por expertos en la materia mostraron que el terreno tenía unos hundimientos que causaron serios defectos en el edificio. La restauración fue ardua para subsanar el inconveniente heredado del empirismo constructivo, huellas costosas.

Subsanado el impase llegó el tradicional cambio de pastor y, para alegría del praesidium de la Legión de María, fue nombrado párroco un antiguo socio, fray Néstor Reinaldo Rojas Higuera, O.P., (julio 6 de 2018). Este sacerdote inmediatamente emprendió una campaña tesonera y en la eucaristía por el septuagésimo aniversario de la parroquia, transmitida por el canal Cristovisión el 19 de agosto, se informó que se había aprobado el título de Basílica Menor.  

El 22 de agosto, fray Néstor Rojas, O.P., le explicó a este cronista la equivocación. La “aprobación” consistía en el inicio del proceso para obtener la tan anhelada denominación.

Meses después, el 8 de febrero de 2019, fray Rojas, O.P., con la bendición del eminentísimo cardenal Rubén Salazar Gómez presentó ante la CEC la solicitud formal de Basílica Menor para la iglesia de la Patrona en Chapinero.

El 14 del mismo mes entregó una prueba para la revisión del folleto Propuesta de exaltación del templo votivo a Basílica Menor. Ese trabajo fue complementado. El 23 de enero de 2020, Rojas le solicitó a este periodista varios textos sobre la historia de Virgen Morena. Se le enviaron 12 estudios como material de apoyo para la declaración en gestión. Después llegó el confinamiento por la pandemia y la espera silente. El 17 de enero de 2024, la Parroquia Nuestra Señora de Chiquinquirá publicó en su red social facebook la documentación que sustentó la noticia de una alegría humilde.

 

BOGOTENSIS

Instante Eminentissimo Domino Aloisio Iosepho Card. Rueda Aparicio, Archiepiscopo Bogotensi, litteris die 1 mensis decembris 2020 datis, preces et vota cleri atque christifidelium expromente, Dicasterium de Cultu Divino et Disciplina Sacramentorum, vigore facultatum peculiarium sibi a Summo Pontífice FRANCISCO tributarum, ecclesiam parcecialem Deo in honorem beate Marae; Virginis a Rosario v.d. de Chiquinquirá dicatam, in urbe Bogotensi, titulo ac dignitate BASILICAE MINORIS omnibus cum iuribus atque liturgicis concessionibus rite competentibus perlibenter exornat, servatis vero servandis iuxta Decretum “De Titulo Basilicae: Minoris” die 16 mensis novembris 1989 evulgatum.

 

Contrariis quibuslibet minime obstantibus.

 

Ex aedibus Dicasterii de Cultu Divino et Disciplina Sacramentorum, die 16 mensis novembris 2023.

 Arturus Card. Roche. Praefectus.