jueves, 28 de enero de 2016

Gotas del Ave María


Por Jorge Robledo Ortiz

Dios te salve, María.

Por que hay en la fontana
de tu nombre de nardo, aguas de eternidad;
porque el cielo te sigue besando tus sandalias,
y el barro que tú pisas resucita en rosal.

Llena eres de gracia.

Porque desde el principio
y siendo virgen, eres toda maternidad;
porque tu cuerpo ciñe la túnica del alba
y cabe en tus pupilas el reino celestial.

El Señor es contigo.

Contigo la esperanza
de que tenga vendajes de amor la humanidad;
tus dos manos de lirio levantan en fragancia
la espina que traspasa el grito universal.

Bendita Tú eres.

Siempre. Bendita por lo casta
y por tus años crecidos en bondad.
bendita porque tienes para orientar las lágrimas
Un Hijo que perdona y una estrella polar.

Entre todas las mujeres.

Fuiste Tú la más grata
al artista Supremo que hizo la claridad.
Señora de los Cielos, del mundo y de las almas,
tiene tu escudo un niño, una Cruz y un pañal.


Y bendito es el Fruto de tu vientre,

De esa ánfora
que se inundó con sangre de la Divinidad.
Jesús
jugó en tu angustia los sueños de su infancia
y al aborde de tus ojos lloró su soledad.

Santa María, Madre de Dios,

Mística lámpara,
vaso de Complacencia, Faro en la Oscuridad:
permite que en los campos vuelva a cantar el agua
y que la espiga rece su rosario de paz.

Ruega por nosotros los pecadores.

Calma
esta sed de justicia. Detén la iniquidad.
vuelve a encender la lumbre de la humilde cabaña
y haz que a cada fatiga corresponda su pan.

Ahora y en la hora de nuestra muerte,

Guarda
la oración de las madres y la fe del hogar.
llévanos de la mano y enséñanos la entrada
al Reino donde se hablan palabras de cristal.

Amén.

Virgen de Nardo, Doncella Iluminada,
Pastora de Dolores, Rocío de Rosal:
cúbrenos con tu manto y bendice esta patria
que cruza a la deriva rumbos de tempestad.

Tomado de la Revista Regina Mundi núm 8.





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