jueves, 10 de junio de 2021

La fórmula gramatical de la santidad

 


Por Julio Ricardo Castaño Rueda

Sociedad Mariológica Colombiana

San Luis María de Montfort fue el sacerdote escogido por Dios para crear una regla de beatitud. El estudio profundo de esa norma se logra al examinar con atención dos obras hermanas en su simple complejidad y quizás paralelas en el tiempo.

Se trata de los libros el Tratado de la Verdadera Devoción a la Santísima Virgen y el Secreto de María. Estos fueron redactados para explicar y guiar el alma hacia el reino de Jesucristo.

En sus páginas, la expresión pedagógica de la virtud suprema tiene una estructura gramatical que puede ser leída y aplicada por cualquier bautizado.

“…existen también prácticas interiores que tienen gran eficacia santificadora para aquellos a quienes el Espíritu Santo llama a una elevada perfección. Todo se resume en obrar siempre: por María, con María, en María y para María, a fin de obrar más perfectamente por Jesucristo, con Jesucristo, en Jesucristo y para Jesucristo”.

Así, el misterio de la idea escrita en una sintaxis llana se resume en el uso de cuatro preposiciones que tienen funciones específicas en la dinámica de la consagración. Esos vocablos van unidos, invariablemente, a un sustantivo especial, el nombre de la Virgen Madre, María. La articulación de los términos, irrevocablemente, conduce al origen del Verbo, Jesucristo.

Lo difícil de esa lectura maravillosa es interiorizar las palabras para generar una conducta neumatológica. Acción constante del bien actuar en la vida del individuo.

La semántica, de esas preposiciones escogidas, va unida a la devoción humilde por la Santísima Virgen María. Ella, sustancia de criatura inmaculada, lleva al encuentro total con su Hijo, la sabiduría encarnada.

Esa vivencia, cuya función es abrir la puerta del cielo, quedó notificada en lo estipulado en el manual oficial de la Legión de María, capítulo VI numeral 5. La misión es fomentar su aplicación en el trabajo legionario, ora et labora. La herramienta, diseñada por Montfort, siempre será utilizada para tallar a Cristo con el buril del servicio legionario dentro de la escuela de María, recinto del cual no se puede salir porque se entra libremente para graduarse como siervo del amor. Esa vocación, la de la esclavitud mariana, se puede redactar con ejemplos:

La preposición En. Denota en qué lugar, tiempo o modo se realiza lo expresado por el verbo a que se refiere.

María está en Jesús. La encarnación sucedió en María.

La preposición Con. En su tercera acepción dice: Expresa las circunstancias con que se ejecuta o sucede algo.

Entraron en la casa; vieron al niño con María su madre y, postrándose, le adoraron…” (Mt. 2, 11).

La preposición Por. Denota el modo de ejecutar algo.

Por María vino Jesús al mundo.

La preposición Para. Denota la aptitud y capacidad de una persona.

María es para Jesús.

En conclusión, escribe Montfort, “Por Ella deben, pues, hallar a Jesucristo las personas santas que deben resplandecer en santidad. Quien halla a María, halla la vida (Prov. 8,35), es decir, a Jesucristo, que es el Camino, la Verdad y la Vida (Jn 14,6).

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