Sociedad Mariológica Colombiana
“Tus testimonios he tomado como herencia
para siempre, porque son el gozo de mi corazón”. Sl. 119, 111
La historia de Nuestra Señora del Rosario de Chiquinquirá es patrimonio
cultural del Colombia.
Las páginas de esa crónica están escritas en la virtud andariega de los
promeseros. Ellos, por espacio de 437 años, han depositados sus plegarias y sus
lágrimas a los pies de la Patrona en la Villa de los Milagros.
El polvo de las trochas recorridas por la fidelidad de una veintena de generaciones
trajo sus saberes ancestrales para enriquecer las manifestaciones folclóricas de
la patria de María. El talento creativo del campesino inventó nuevas voces para
significar su travesía por los ciclos culturales de un vibrante folclor. La
coplería, picardía del encanto; la música, acordes del tiple; la bromatología,
sabores de regiones exquisitas; la poesía, el romance del rubor; las artesanías,
la sorpresa de la manualidad; la pintura, la estética del recuerdo y la arquitectura
de un país construido sobre los cimientos de sus costumbres son el legado para asombrar
al mundo.
La vida de las esperanzas colombianas converge sobre la ruta de esa necesidad
intrínseca del alma de retornar al manantial de las promesas. La voz materna en
la cuna arrulla con el rosario. El abuelo relata la aventura de la peregrinación
en las épocas de sus mayores y las herencias de la oralidad se transforman en una
realidad histórica que cobija a la nacionalidad de un pueblo devoto de su palabra.
Los elementos trascendentales de esa razón quedan bajo el amparo colectivo de una
Nación diseñada para realizar imposibles.
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