miércoles, 6 de agosto de 2014

El Santuario de Nuestra Señora de La Peña, puerta cerrada (II)



 “…Cerraron incluso las puertas del pórtico, apagaron las lámparas y dejaron de ofrecer incienso y holocaustos en el santuario al Dios de Israel…” (2crónicas 29-7).


Por Julio Ricardo Castaño Rueda
Sociedad Mariológica Colombiana

Los devotos de la Santísima Virgen María tienen lugares comunes para crecer es su espiritualidad, pero no siempre encuentran al buen pastor porque un absurdo terrible los enfrenta con la soledad. Dentro de esa premisa existe un ejemplo triste.

En Bogotá, el Santuario de Nuestra Señora de la Peña permanece cerrado de lunes a sábado. Sí, el altar patrimonio cultural de la Nación, vive oculto a la vista de propios y extraños.

Los turistas tienen que soportar la imposición de una talanquera retardataria: “El padre no está y el templo no se puede abrir”. Ningún argumento vale. Ni distancias ni devociones les sirven a los católicos para visitar al Santísimo y de paso mantener vivas las tradiciones de la piedad popular entorno de la Madre de Dios. Total el fracaso es absoluto. Solo queda la alternativa de lo pasajero. Tomar fotografías, contemplar la panorámica de la urbe amnésica y marcharse con la frustración de no poder conocer el único conjunto estatuario de la Sagrada Familia de Nazaret y su ángel custodio tallado en roca por la mano de Dios. “…Y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia…” (Mateo 16,18).

La Patrona de Bogotá está condenada a la penumbra de un templo que escasamente cumple con los oficios dominicales. Los privilegiados habitantes del barrio Los Laches y sus alrededores pueden contemplar una obra  tricentenaria. Los demás, foráneos y nacionales, pueden ir a quejarse al mono de la pila de Tunja.

Ahora se entiende el porqué la ermita y la capilla fueron recuperadas de los escombros del olvido por el sacerdote alemán Ricardo Struver Haker. Su obra, de empuje teutón, está hoy privatizada por la dictadura del mutismo.

Si el Santuario de la Nuestra Señora de la Peña estuviera enclavado en los montes Urales, las peregrinaciones anuales de colombianos serían al estilo de las visitas a Guadalupe, Fátima y Lourdes, con la pompa y las circunstancias del endeudamiento porque no les dejaron otra alternativa que: “el no está y no se  puede”.

Este artículo fue publicado en la revista Regina Mundi de mayo de 2011 y como era de esperarse el resultado de la justa petición  no fue tenida en cuenta.

Más de dos años después, casualmente su santidad el papa Francisco en su exhortación apostólica la Alegría del Evangelio fechada en Roma, junto a San Pedro, en la clausura del Año de la fe, el 24 de noviembre, solemnidad de Jesucristo, Rey del Universo, del año 2013,  escribió en el punto 47, Capítulo V:

“…47. La Iglesia está llamada a ser siempre la casa abierta del Padre. Uno de los signos concretos de esa apertura es tener templos con las puertas abiertas en todas partes. De ese modo, si alguien quiere seguir una moción del Espíritu y se acerca buscando a Dios, no se encontrará con la frialdad de unas puertas cerradas…”


El primero de agosto de 2014, este cronista les regaló tres ejemplares de la Novena en honor de Jesús María y José en su advocación de la Peña a los campesinos, que por no haber misa,  cuidaban sus vacas en los potreros aledaños al santuario. El objetivo del regalo era motivarlos a unir sus preces para que el Cielo mire con misericordia a una de las montañas del oriente bogotano donde los pastores de almas son sordos al clamor del laicado y al del Pontífice porque “…Teniendo oídos no oyen…” Marcos 8-18.

1 comentario:

  1. Aunque en ocasiones las puertas estén cerradas el corazón amoroso de María Santísima abre sus brazos para cumplir nuestros Sueños.Soy muy afortunada por conocer la Capilla de Nuestra Señora De la Peña Patrona de Bogotá y ser recibida con un bello y celestial poema que saluda a La Madre de Dios como cimiento de amor y fe en la iglesia.
    Agradezco la invitación de la Sociedad Mariológica Nacional de Colombia por todos sus devotos esfuerzos y por permitirme contemplar el misericordioso silencio de la Señora de la Peña.
    Dios les bendiga y María Santísima sin pecado concebida Ilumine su bella Misión.
    Un abrazo.
    Mariana Derueda

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