jueves, 12 de marzo de 2015

Breve historia de Nuestra Señora de Rosario de Junín


En 1836 el párroco de Chipazaque, hoy Junín, el presbítero doctor Eugenio Lombana; gozaba de un espíritu evangelizador, inmenso amor por la Santísima Virgen y preocupación por un mejor nivel de vida; hecho que lo llevó a atar el corazón de los nativos y de todas las personas del pueblo.

Según la costumbre y los quehaceres domésticos, el padre Lombana, envió a Martín Guativa, nativo y peón de la casa cural a conseguir leña. Este en su travesía por el monte encontró un frondoso cedro y derribándolo comenzó a sacar astillas; con el tiempo se sorprende, al ver como entre los golpes del hacha, el tronco va tomando la figura de una hermosa mujer. Lleno de alegría revela el hecho al padre Lombana, que animado ayuda a labrar el madero. Y en medio del esfuerzo y el sacrificio tratan de plasmar la imagen de la Virgen María; pero la tristeza los embarga al no lograr configurar en forma adecuada su rostro y sus manos.

Pasado un tiempo deciden pintar la imagen y es cuando llega de España una encomienda. Es el rostro y las manos de la Virgen. Gracias a la Divina Providencia se culmina esta obra, expresando de esta manera especial el amor de Dios y la fe del pueblo, que venera de manera especial a la Virgen María. Así es como se manifiesta el milagro de la aparición de Nuestra Señora del Rosario en Junín.

Los habitantes de Pauso, caserío a orillas del río Chiras (Rucio) impulsados por el entusiasmo y amor a la Virgen, la llevan en medio de grandes procesiones para venerarla allí en su capilla; pero no es posible que la imagen permanezca por mucho tiempo y pronto la regresan a su sitio de origen, Chipazaque hoy Junín, convirtiéndose desde entonces hasta hoy, en centro de peregrinación y veneración. Además; por testimonio de peregrinos y de quienes la veneramos se le atribuyen un sin número de milagros.

Actualmente cuenta con un hermoso santuario, el cual fue construido en el siglo pasado, a partir de 1942 por el ilustre sacerdote Luis Alejandro Jiménez Mallarino que gracias a su sapiencia y acierto, orienta y plasma nuevamente con la ayuda y generosidad de la gente, el amor y la fe del pueblo.

El 7 de octubre de 1950, se inaugura y se bendice el Santuario en una gran celebración que manifiesta la alegría de la comunidad. Desde entonces cada año se celebra la fiesta de  Nuestra Señora del Rosario en este paraje escogido como trono de su misericordia, tomando como manto la majestuosidad de sus paisajes y por corona la sencillez de su gente. El Santuario es un don milagroso del Creador en medio de los azotados campos colombianos.

Tomada de la Novena Nuestra Señora del Rosario de Junín

Cortesía padre Saúl Pinzón León, párroco de Junín.

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