jueves, 6 de abril de 2017

“El Poderoso ha hecho maravillas por mí”

San Luís María de Griñón de Monfort (1673-1716) 

Tratado sobre la verdadera devoción a la Virgen María 


María vivió una vida muy escondida...Su humildad fue tan grande que no experimentó en la tierra ninguna atracción mayor y más continua que la de esconderse ante si misma y ante toda criatura, para ser conocida de solo Dios...Dios Padre consintió que Ella no hiciera ningún milagro en su vida, o por lo menos ningún milagro espectacular... Dios Hijo consintió que Ella no hablara apenas, aunque El le había comunicado su sabiduría. Dios Espíritu Santo consintió en que sus apóstoles y evangelistas hablaran muy poco de Ella, siendo necesario para dar a conocer a Jesucristo, aunque Ella fuera su Esposa fiel. 


María es la obra maestra acabada del Altísimo quien se reservó para sí el conocerla y poseerla... María es el manantial sellado y la esposa fiel del Espíritu Santo donde Él sólo tiene entrada. María es el santuario y el reposo de la Santísima Trinidad donde Dios mora con una magnificencia y divinidad mayor que en cualquier otro lugar del universo, sin exceptuar su morada sobre los querubines y serafines. A ninguna criatura le es permitida, por muy pura que sea, entrar en este santuario sino es por un gran privilegio. 



Digo con los santos: María es el paraíso terrestre del nuevo Adán...Es el mundo grande y divino de Dios donde hay bellezas escondidas y tesoros inefables. Es la magnificencia del Altísimo, donde escondió, como en su seno, al Hijo único y con Él todo lo que hay de excelente y precioso en el mundo. Oh, qué cosas tan grandes y escondido ha hecho Dios en esta criatura admirable, como ella misma se ve obligada a confesar, a pesar de su humildad profunda: “El Poderoso hacho maravillas por mí.” El mundo no los conoce porque es incapaz e indigno de ello.




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