jueves, 10 de agosto de 2023

La Peña, el monte de Dios


 

Por Julio Ricardo Castaño Rueda

Sociedad Mariológica Colombiana

 

“Porque durante el día la Nube de Yahveh estaba sobre la Morada”. (Ex 40, 38)

 

Las ruinas de la ermita de la Peña Vieja perviven bajo el amparo delicado de las nieblas y nubes del páramo de El Verjón.  El ritmo del vértigo sobre ese punto escabroso, de amnesia y portento, es una remembranza latente de la alianza del Altísimo con el pueblo bogotano.

 El cerro El Aguanoso fue convertido en el guardián de la historia de un prodigio tallado en roca, el 10 de agosto de 1685. En esa fecha el orive, Bernardino de León, encontró la escultura de Nuestra Señora de la Peña, su unigénito, su esposo, el san José neogranadino y una corte de ángeles edecanes.

 El milagro del monumento, diseñado para predicar el poder misericordioso del Omnipotente, lo esculpió el ardor de su amor redentor. Lo cinceló el estallido de su gracia, instante irrepetible de la bondad grabada a fuego. La perspectiva de su trazo divino es una bendición infinita, signo de arte y tradición. Ese episodio celestial, instalado sobre un peligroso risco de la cordillera oriental, le recordó a los santafereños de antaño como la majestad del Señor copaba el altar que acompañaba a las tribus de Israel en el desierto. 

 Hoy ese sagrario, que descendió de las rústicas alturas de una salvaje orografía, guía los destinos de la urbe capitalina. El templo es un santuario mariano que piadoso fundó su esperanza en Jesús, María y José para llamar a la conversión a un Bogotá díscolo por la intercesión de María Santísima, pues la Nube cubrió entonces la Tienda del Encuentro y la gloria de Yahveh llenó la Morada”. (Ex 40, 34).

  Foto archivo particular. Pintura Gonzalo Arango.

4 comentarios:

  1. Definitivamente las imágenes de la Peña, fueron esculpidas por los ángeles

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  2. Bendita sea tu pureza, y eternamente lo sea, pues todo un Dios se recrea en tu graciosa belleza. A ti, celestial princesa, Virgen sagrada, María!
    Estimado Redactor:
    Las palabras que busco no existen, pues mi agradecimiento hacia vos no tiene comparación. Simplemente nunca dejes de escribir!
    Buenos Aires, Argentina

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