jueves, 1 de octubre de 2015

Colombia y el Rosario



“La advocación nacional del culto a la Virgen María es Nuestra del Rosario de Chiquinquirá. Cuadro milagroso cuya renovación fue el portento del cielo en nuestra Patria, cuando Colombia apenas empezaba su vida civilizada; aquel santuario vino a ser como el corazón mariano de la Patria que por los milagros continuos allí verificados alentó la fe de esta nación que en continuas peregrinaciones ha desfilado en todos los tiempos.

Y aquella Virgen con el rosario en las manos ha concedido las gracias que allí se le piden rezando el rosario.

La gracia colectiva más grande ha sido la de la preservación de la fe. El pueblo colombiano es en su totalidad católico y el pueblo sencillo es firmemente creyente con aquella fe que no titubea y que por encima de todos los azares ve al Dios de sus padres y a la Virgen bendita y a quien cada uno de los labios de su madre ha aprendido a invocar con el rosario. Esta oración sencilla se escucha en las veredas lejanas, en los caminos de la patria, en las pobres chozas y en los retirados pueblecitos, donde le estruendo de la vida moderna no han hecho su entrada, pero hay gran felicidad rezando el rosario.

La imagen de Nuestra Señora de Chiquinquirá ha ido por toda Colombia sembrando esta devoción; y si no falta una imagen de la Virgen en las iglesias es también la imagen que preside los hogares y a todos les habla por los ojos invitándolos a rezar el rosario.

La forja espiritual de la vida colombiana ha sido el rezo del rosario; grandes y pequeños, sabios e ignorantes, todo colombiano profesa el cariño nacional a la Virgen de Chiquinquirá, y a Ella rezándole el rosario ha recurrido cuando el dolor o la angustia de grave necesidad le ha hecho ver la imposibilidad de los recursos humanos para encontrar el alivio que busca.

La Patria por sus mandatarios siempre le ha rendido el homenaje de su reconocimiento a la Reina Nacional.

Allí iban los oidores, gobernadores, virreyes, y arzobispo; y allí en 1828 llegó Bolívar cargado de laureles a depositarlos a los pies de la imagen como luego fueron según cuenta el P. Domínguez del Río, en su libro Rosas del Paraíso, Santander, Santos Gutiérrez, Murillo Toro, Aquileo Parra, Marco Fidel Suárez y Olaya Herrera.”

Tomado de la revista Mariana.  Octubre de 1957.

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