jueves, 12 de mayo de 2016

La Virgen del Rosario de Chiquinquirá se llenó de resplandor


En la mañana del día 26 de marzo de 1999, a las 6 y 45 minutos en la Basílica de Nuestra Señora del Rosario de Chiquinquirá, la Madre de Dios se llenó de una gran claridad. En vísperas de iniciar la Semana de Pasión del Señor, el quinto viernes de cuaresma, viernes de dolores, fue el día escogido por la Virgen María para manifestarse nuevamente. Lo primero que vi fue cómo se iluminó el niño que sostiene la Virgen en el brazo izquierdo, lleno de una blancura difícil de describir, el velo que cubre la cabeza de la Virgen y que baja hasta la altura del brazo, resplandecía tomando un color blanco claro, el rostro de la Virgen se iluminó adquiriendo una claridad resplandeciente.

Cuando vi que el rostro de la Virgen y el Niño se iluminaron tan hermosamente, invité a las personas que estaban presentes a rezar el Ave María a la Virgen. A partir de aquel momento no pude contener las lágrimas y quede casi sin poder pronunciar palabras. Fany Hernández de Forero comenzó a proclamar el Magnificat en unión de Nair Obando, a quienes acompañamos los demás. Terminado el Magnificat hermosas frases comenzaron a salir de los labios de los presentes hacia Dios y hacia la Madre de Dios. Luego fue entonando el Santo Rosario.

De este hermoso acontecimiento fueron testigos el hermano fray Gerardo Bermúdez, O.P., Nair Obando, Fany Hernández de Forero, Néstor Cifuentes, Virginia Gonzáles de Rincón, Ana Dolores Acero López, Edelmira Camacho, Concha Carrero, el hermano fray Antonio Páez Peñaranda, O.P., Margarita Medina Sánchez, Rebeca Arévalo, Honorio Sánchez. Además algunos peregrinos, entre ellos uno de la ciudad de Bucaramanga. No podría decir el tiempo exacto pero fue de un cuarto de hora a 20 minutos.

El Santuario de Nuestra Señora del Rosario de Chiquinquirá siempre ha sido y es un signo y lugar de la presencia de Dios. Dios ha querido darnos el amor misericordioso de su Madre.

Este hermoso acontecimiento de lo sucedido el 26 de marzo pasado, también ha sucedido en tiempos pasados. Es una invitación de mirar a JESÚS, que ilumina toda nuestra vida. La Virgen María nos muestra a su hijo, “Luz para iluminar a las naciones” (San Lucas 2, 32)., para renovar la fe en Él, en nuestros hogares. (Ver S. Lucas 2, 15-35. S. Mateo 2, 1-12. S. Jn 1,9). La Virgen María nos presenta a su Hijo para que nos preparemos a la celebración de los 2.000 años de su nacimiento.

El corazón de la Virgen María, esta cada vez más lleno de dolor por la situación de tantos hogares destruidos por los asesinatos, por tantos abortos que se cometen diariamente, por el creciente desprecio a los niños y a las niñas, por tantas injusticias, por tantas familias que sufren una pobreza inhumana. Ella quiere que fortalezcamos nuestra fe en Jesús. Ella quiere que fijemos nuestra mirada en Jesús.

Fray Edelberto Zárate González. O.P.

Oración.

Padre nuestro, en tu amorosa solicitud has querido favorecer a nuestra patria dándonos en Chiquinquirá un signo de tu presencia; por la intercesión poderosa de la Virgen María concédenos crecer en la fe y lograr nuestro desarrollo por caminos de paz y de justicia.

Por Cristo Nuestro Señor. Amén.

Tomado del folleto impreso por los padres dominicos de Chiquinquirá, 1999.



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