jueves, 17 de agosto de 2017

La Patrona se vino volando desde Chiquinquirá



Por Julio Ricardo Castaño Rueda
Sociedad Mariológica Colombiana

Nuestra Señora del Rosario de Chiquinquirá volverá a Bogotá en helicóptero. El transporte aéreo rompió la tradición, derecho de los pueblos, de ofrendar sus mandas sobre la ruta terrestre. El país político insistió en mostrar su inmensa pequeñez para hacer el ridículo.

La absolutista medida causó malestar entre los chiquinquireños. Algunos raizales piensan que el vuelo obedece a la necesidad de tapar el entuerto que hizo la Colombia laicista de no incluir a la Ciudad Promesa en el itinerario del sumo pontífice.

Increíble, pero cierto. El primer santuario mariano de la América del Sur se quedó sin la fiesta que por derecho histórico le pertenecía. En México, donde los papas sí van al Tepeyac, sin importar la guerra entre narcotraficantes, quedaron estupefactos ante esa situación. El porqué de la chambonada es simple: Colombia es una nación divorciada de sus más caros valores ancestrales.

Y como si la separación de lo autóctono no fuera un trágico pecado cultural algunos redactores copiaron de la Internet textos erróneos sobre la crónica viajera de la Reina chiquinquireña. La agenda mediática justificó el yerro con mutismos.

Ante la manipulación de la información se presenta un resumen que intentará frenar la mitomanía al respecto. (Acto utópico). La síntesis tiene el sustento de los archivos que conservan los documentos originales sobre el tema.

Primera peregrinación. Pedestre.  El 3 de diciembre de 1587.  Nuestra Señora del Rosario de Chiquinquirá salió de la capilla de los aposentos de Chiquinquirá para Tunja (Boyacá) por petición de los notables de esa ciudad. Fue llevada para que por su intercesión se acabara la peste que asolaba la región. Como testimonio y agradecimiento por los favores recibidos se edificó un templo en el cerro de San Lázaro de Tunja. El 23 de enero de 1588 regresó a su casa.

Segunda peregrinación. Pedestre. El 18 de agosto de 1633. Nuestra Señora del Rosario de Chiquinquirá salió de su capilla con rumbo hacia Tunja. Objetivo interceder ante su Hijo para que cesara la denominada Peste de Santos Gil. El mal, conocido como tabardillo (tifus), cesó.

No regresó inmediatamente a Chiquinquirá. Por petición del arzobispo de Santafé de Bogotá, Bernardino de Almanza, la Virgen tomó por la vía de Turmequé con destino a la capital del Nuevo Reino de Granada, el 12 de septiembre de 1633. Llegó el 16 de septiembre. La ciudad la retuvo por pleitos eclesiales y civiles que pretendían apoderarse del sagrado lienzo y dejarlo en la catedral primada.

El ciclo de controversias legalistas lo cerró el arzobispo de Santafé de Bogotá, fray Cristóbal de Torres, O.P., al entregar el Santuario de Nuestra Señora del Rosario de Chiquinquirá a los frailes dominicos, el 20 de enero de 1636. La Patrona salió de Bogotá con destino a Chiquinquirá el primero de febrero de 1636.

Tercera salida. Pedestre. Encajonada y envuelta en un toldo. El 21 de abril de 1816. La Virgen fue hurtada por la fuerza de las bayonetas.

El mercenario francés, Manuel Serviez, profanó el templo de Nuestra Señora del Rosario de Chiquinquirá y sacó el lienzo de la Patrona. Lo dejó tirado en el alto de Sáname Cáqueza  (Cundinamarca), en su huida hacia los llanos, cuando era perseguido por el Escuadrón de Carabineros Leales de Fernando VII. Por favor evitar las falacias greco-latinos de los encargados de maquillar los desastres morales de las altezas de la Patria Boba con verborrea de cuenteros. No hubo epopeya sino un vil atraco por parte de un rufián que saqueaba iglesias a su paso de fuga.
La Virgen morena fue rescatada por tropas españolas bajo el mando de Pablo Morillo. La Inmaculada recibió los honores respectivos en Cáqueza, Chipaque y Santafé de Bogotá. La Madre de Dios regresó a su templo, el 2 de julio de 1816. 

Cuarta peregrinación. Pedestre. El 9 de mayo de 1841. Nuestra Señora del Rosario de Chiquinquirá salió del templo principal (basílica) para Bogotá. El motivo de la visita era interceder ante su Hijo por la salud del pueblo. La peste, herencia de la matanza denominada Guerra de los Supremos, azolaba la ciudad y pueblos circunvecinos. El mal de la viruela se acabó. Salió de Bogotá con destino a Chiquinquirá, el 24 de agosto de 1841.

Quinta peregrinación. Pedestre. El 4 de septiembre de 1841. Nuestra Señora del Rosario de Chiquinquirá, sin tregua ni reposo, viajó para Tunja. La epidemia de viruela requería su eficaz intercesión. La enfermedad finalizó sus estragos. Después de una estadía en Villa de Leiva, de mes y medio, regresó el 16 de noviembre de 1841.

Sexta peregrinación. Pedestre. El 28 de junio de 1919. Nuestra Señora del Rosario de Chiquinquirá salió de su templo para Bogotá. Objetivo: la coronación como Reina y Patrona de Colombia, el 9 de julio de 1919.

El 21 de julio se despidió de Bogotá y tomó la ruta para Tunja  a donde llegó el 3 de agosto de 1919. De allí partió el día ocho con destino a Chiquinquirá a donde arribó el 14 de agosto, vísperas de la fiesta de la Asunción.

Séptima peregrinación. Tren.  El 4 de diciembre 1954. Nuestra Señora del Rosario de Chiquinquirá entró a Bogotá. Llegó para presidir el Tercer Congreso Mariano Nacional. El evento fue organizado como un homenaje al centenario de la proclamación del dogma de la Inmaculada Concepción. La Patrona fue colocada en el Estadio El Campín (Campo Mariano). Bogotá tenía en su memoria la matanza del 4 de diciembre de 1854 con la toma de la ciudad por los gamonales legitimistas que derrocaron la dictadura del general José María Melo. La Bienaventurada no visitó el centro histórico donde ocurrieron los nefastos hechos. El cielo no olvida. La Santísima Virgen María regresó en un vagón de ferrocarril a Chiquinquirá, el 9 de diciembre de 1954.

Octava peregrinación. Autoferro. El 6 de diciembre de 1962. Nuestra Señora del Rosario de Chiquinquirá viajó a Bogotá para liderar la plegaria nacional por el éxito del Concilio Vaticano II.  Visitó la catedral primada. A su morada retornó el 9 de diciembre de 1962.

Novena peregrinación. Carro de bomberos. El 9 de julio 1999. Nuestra Señora del Rosario de Chiquinquirá entró a Bogotá de noche. Visitó el templo votivo de Chapinero edificado en su honor y la catedral primada. El motivo fue una súplica general por la paz del país y la celebración de los 80 años de su coronación como Reina de Colombia.

La décima salida del santuario (septiembre de 2017) pasará a la historia por la cantidad de notas oficiales con sofismas de Perogrullo. “Viajará en helicóptero para proteger el lienzo porque es muy antiguo, 400 años”.

Ante el embuste sistemático vale la pena recordar que para 1999 cuando llegó escoltada por varios sujetos ebrios, como parte de la romería folclórica, la imagen ya tenía 455 años de antigüedad. Había soportado el abandono virreinal (1589-1633), un secuestro (1816), los robos de sus joyas (1826 y 1886), un incendio (1896), otro secuestro (1918) con entredicho canónigo, el terremoto de 1967, un examen radiológico (1986) a lo que se suman los siglos en que el cuadro fue manoseado por miles de promeseros en la fiesta grande y siguió intacto…

Afortunadamente, el santo padre Francisco reclamó la presencia de María Santísima de Chiquinquirá en su visita apostólica…

Señor, ten piedad de mi tristeza inmarcesible porque tú sabes que la Colombia de María es del rosario y no del adversario.


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