miércoles, 2 de agosto de 2017

La Virgen de Chiquinquirá en su renovación.

Guardia de honor para un milagro. Foto Julio Ricardo Castaño Rueda










Por Uranios Andreios.

“Por estar con tus hijos, dulce Madre,
viendo a los que amas, viéndote los ojos
los hijos de tu amor, con gran portento,
apareciste sobre lienzo tosco,

renovada por arte de pinceles
que movieron en éxtasis los ángeles;
y sin haberlo visto todos sienten
que allí palpita el rostro de la Madre.

Y por mirarlo un rato, peregrinos
por tu santuario en grandes caravanas
desfilan todos cuantos son tus hijos,
que lejos sienten maternal llamada.

Es el retrato de la propia Madre
que allí se muestra con sus rasgos fieles;
por eso todo colombiano bueno
ya transportado al corazón lo siente.

Los que sintiendo el punzador estímulo
de enfermedad que polvo hace sus carnes,
vienen a verlas florecer con vida
milagrosa del rostro de la Madre.

Los que alejados de la fe de niños,
buscan la dicha sin hallarla grandes,
saben que en el naufragio de sus almas
el faro son los ojos de esta Madre.

Luz de su Rostro al pecador convierte,
lleva a lo eterno el pensamiento vano,
del bien las fuentes para el justo abre,
y la verdad eterna muestra al sabio”.

Tomado de la revista Mariana. Julio de 1942.




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