jueves, 20 de enero de 2022

 

La Virgen de Chiquinquirá, la devoción por el perdón

 

Por Julio Ricardo Castaño Rueda

 

“También vosotros, cual piedras vivas, entrad en la construcción de un edificio espiritual, para un sacerdocio santo, para ofrecer sacrificios espirituales, aceptos a Dios por mediación de Jesucristo”. (I Pedro 2,5).

 

 La Sociedad Mariológica Colombiana lanzó una idea para sumarse a las indicaciones pastorales de la Conferencia Episcopal de Colombia y la Orden de Predicadores sobre la restitución de la corona a Nuestra Señora del Rosario de Chiquinquirá.

El propósito de ese pensamiento quedó por escrito en la conciencia de los devotos de la Patrona: “Invitamos a todas las parroquias y templos que lleven el nombre de Nuestra Señora del Rosario de Chiquinquirá a oficiar la santa misa el día 9 de cada mes hasta el próximo 9 de julio como preparación al acto de desagravio”.

El concepto del razonamiento se une a la marcha del camino sinodal para explorar la dimensión del perdón como una tarea cultural del país. El sacrílego ataque contra el altar de la patria es una llaga abierta en el corazón de una nación católica. Su historia y sus más caras tradiciones apostólicas fueron rasgadas por una mano criminal.

La respuesta de los devotos, ante el hecho gravísimo, no puede ser el olvido ni el rencor. La acción debe llevar a la reconciliación con las convicciones ancestrales, herencia de los promeseros y pieza vital de la memoria histórica.

La Virgen de Chiquinquirá es el signo del predilecto amor de Dios por su amada Colombia. Mientras la diadema no ciña las cienes de la Madre del Redentor cada iglesia chiquinquireña podría ofrecer una plegaria de perdón y restauración.

 

 

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