sábado, 25 de marzo de 2023

El combate marial


 


 

Por Julio Ricardo Castaño Rueda

Sociedad Mariológica Colombiana

¿Quién es Ésta, que va subiendo cual aurora naciente, bella como la luna, brillante como el sol, terrible como un ejército formado en batalla? (Cant. 6, 10).

 

La Legión de María celebra el 25 de marzo la fiesta de acies. La ceremonia renueva el espíritu de sus socios para vivir la constante esclavitud de amor a la Madre de Jesús.

El acies, explica el manual, es una voz latina que significa un ejército en orden de batalla. “Designa con propiedad la ceremonia en que se reúnen los legionarios de María para renovar su homenaje a la Reina de la Legión, y para recibir de Ella fuerza y bendición para otro año más de lucha contra las fuerzas del mal”.

El duelo, decidido y constante, es la antítesis del mundo, el demonio y la carne. No ahorra sacrificios en su acometida heroica porque la sentencia edénica ordenó: “la mujer aplastará la cabeza de la serpiente”. (Cf. Gen 3,15). Así, el soldado mariano construye en su praesidium un taller de santos. Él no alberga negociaciones retóricas con la infamia y su falacia. El objetivo de esa misión es la santidad. Y allí, en el cenáculo, ofrenda su neuma para una eternidad gloriosa.

La Legión marcha a paso de carga con sus hermanos consagrados, pretorianos y adjutores, hacia la defensa irrevocable de la doctrina cristiana. El pecado, disfrazado de perniciosas ideologías, será extirpado del alma porque esta fue creada a imagen y semejanza del Altísimo.  Entonces este apostolado, forjador de virtudes, machaca al padre de la mentira hasta aniquilarlo con la fuerza de la humildad. El exterminio de la perversidad lo continuó el primer acies nacional, acto de moralidad contra el vicio. Los praesidia formaron bajo la mirada tutelar de Nuestra Señora de la Peña. Bogotá, 1947 …  Y sobre aquella loma oriental se escuchó: “Legionario, manténgase firme”.

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