¡Oh! ¡Salve, salve, salve
a ti Reina del Cielo
de los hombres consuelo
y Madre de piedad!
Salve lirio del campo,
purísima azucena
salve, de gracia llena
océano de bondad.
Dulzura y vida nuestra,
refugio y esperanza
todo por ti lo alcanza
el hombre en su orfandad:
porque en tu mano campo
tienes rico tesoro,
y son sus flores de oro
de inmensa caridad
¡Oh! Salve, a ti llamamos
Los tristes desterrados,
de miserias cercados
en este negro mar:
que a ti madre mía,
a ti es que suspiramos
a ti a quien invocamos
llorando sin cesar.
Dulcísima abogada,
compasiva nos mira,
y aplaca la justa ira
de nuestro amante Dios;
y cuando acabe el crudo
destierro en que gemimos,
sálvanos pues pusimos
nuestra esperanza en vos.
Del Campo ¡Oh Dulce Madre!
a tu Hijo Sacrosanto
muéstranos, por el llanto
que baño vuestra faz.
¡oh clemente María,
dulcísima y piadosa!
Tomado de Historia y novena de
María Santísima Madre de Dios y Señora Nuestra en su imagen y advocación del Campo.
Imprenta de Espinosa por José Ayarza, 1845.
Foto Julio Ricardo Castaño Rueda.
Gracias por compartir este bello mensaje dirigido a nuestra Señora del Campo cuya imagen se venera en la iglesia de San Diego.n
ResponderEliminar