jueves, 18 de diciembre de 2014

Dios te salve, María... (Encomio a la Santa Madre de Dios).


San Cirilo de Alejandría

 Dios te salve, María, Madre de Dios, Virgen Madre, Estrella de la mañana, Vaso virginal. Dios te salve, María, Virgen, Madre y Esclava: Virgen, por gracia de Aquél que de ti nació sin menoscabo de tu virginidad; Madre, por razón de Aquél que llevaste en tus brazos y alimentaste con tu pecho; Esclava, por causa de Aquél que tomó forma de siervo. Entró el Rey en tu ciudad, o por decirlo más claramente, en tu seno; y de nuevo salió como quiso, permaneciendo cerradas tus puertas. Has concebido virginalmente, y divinamente has dado a luz.


Dios te salve, María, Templo en el que Dios es recibido, o más aun, Templo santo, como clama el profeta David diciendo: santo es tu templo, admirable en la equidad (Sal 64:6).

Dios te salve, María, la joya más preciosa de todo el orbe; Dios te salve, María, casta paloma; Dios te salve, María, lámpara que nunca se apaga, pues de Ti ha nacido el Sol de justicia.

Dios te salve, María, lugar de Aquél que en ningún lugar es contenido; en tu seno encerraste al Unigénito Verbo de Dios, y sin semilla y sin arado hiciste germinar una espiga que no se marchita.

Dios te salve, María, Madre de Dios, por quien claman los profetas y los pastores cantan a Dios sus alabanzas, repitiendo con los ángeles el himno tremendo: gloria a Dios en lo más alto de los cielos, y paz en la tierra a los hombres de buena voluntad (Lc 2:14).

Dios te salve, María, Madre de Dios, por quien los ángeles forman coro y los arcángeles exultan cantando himnos altísimos.
Dios te salve, María, Madre de Dios, por quien los magos adoran, guiados por una brillante estrella.

Dios te salve, María, Madre de Dios, por quien es elegido el ornato de los doce apóstoles.

Dios te salve, María, Madre de Dios, por quien Juan, estando aún en el seno materno, saltó de gozo y adoró a la Luminaria de perenne luz.

Dios te salve, María, Madre de Dios, por quien brotó aquella gracia inefable de la que decía el Apóstol: la gracia de Dios, Salvador nuestro, ha iluminado a todos los hombres (Tit 2:11).

Dios te salve, María, Madre de Dios, por quien resplandeció la luz verdadera, Jesucristo Nuestro Señor, que en el Evangelio afirma: Yo soy la Luz del mundo (Jn 8:12).

Dios te salve, María, Madre de Dios, por quien brilló la luz sobre los que yacían en la oscuridad y en la sombra de la muerte: el pueblo que se sentaba en las tinieblas ha visto una gran luz (Is 9:2). ¿Y qué luz sino Nuestro Señor Jesucristo, luz verdadera que ilumina a todo hombre que viene a este mundo? (Jn 1:29).

Dios te salve. María, Madre de Dios, por quien en el Evangelio se predica: bendito el que viene en el nombre del Señor (Mt 21:9); por quien la Iglesia católica ha sido establecida en ciudades, pueblos y aldeas.

Dios te salve, María, Madre de Dios, por quien vino el vencedor de la muerte y exterminador del infierno.

Dios te salve, María, Madre de Dios, por quien se ha mostrado el Creador de nuestros primeros padres y Reparador de su caída, el Rey del reino celestial.

Dios te salve, María, Madre de Dios, por quien floreció y resplandeció la hermosura de la resurrección.
Dios te salve, María, Madre de Dios, por quien las aguas del río Jordán se convirtieron en bautismo de santidad.

Dios te salve, María, Madre de Dios, por quien Juan y el Jordán son santificados, y es rechazado el diablo.

Dios te salve, María, Madre de Dios, por quien se salvan los espíritus fieles.

Dios te salve, María, Madre de Dios: por ti las olas del mar, ya aplacadas y sedadas, llevaron con gozo y suavidad a los que son, como nosotros, siervos y ministros.


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