jueves, 7 de abril de 2016

Una catequista en la Peña


El relato de una visita dominical a la Patrona de Bogotá guarda el  histórico sabor del costumbrismo en su primera romería. Enero de 2016.

Por Dora Abigaíl Castellanos Pulido.

Paz y bien.

Voy a tratar de recordar lo que hicimos en la peregrinación al Santuario de Nuestra Señora de la Peña:

Salimos como a las 7:20 a.m., Susanita, Jorge (el esposo) y yo.

Como Jorge ya había ido, nos indicó que debíamos irnos en la buseta que pasa cerca de nuestras casas, (habitamos en el barrio Boitá, al sur de la ciudad, cerca de los barrios Villa del Río, La Chucua y Timiza). Efectivamente en el aviso de la buseta decía “Laches”.

Yo me alegré porque pensaba que nos iba a tocar tomar varios buses, pero no fue así.  En el recorrido que fue como de 40 minutos aproximadamente, Susanita me contó sus penas (tiene una casa grande y dentro como cuatro apartamentos para arrendar, en uno de ellos había un señor que fumaba marihuana; ya te puedes imaginar el caos. Además, estaba disgustada con su esposo, pues era él quien había arrendado, casi no se hablaban ni se miraban. Tan pronto nos subimos, él se ubicó en un asiento y nos hizo señas que nos ubicáramos las dos, en otro).

En fin, cuando íbamos llegando, Jorge nos dijo que por ahí era y empezamos a mirar por las ventanas. Yo ni idea de dónde estábamos, entonces él dijo bajémonos aquí, cuando cruce la buseta.

Eso hicimos y Jorge le preguntó a alguien por donde se subía al Santuario, el señor le hizo señas y nos dirigimos allí y lo primero que vi fue una cantidad de escaleras impresionante, hasta creí que tendría que hacer varias paradas, para poder ascender, y sin embargo no fue tan difícil, ellos se tomaron de la mano y yo detrás. En un momento Jorge me extendió la mano, pero yo mejor lo cogí de gancho y así subimos los tres. Jorge hablaba mucho de lo que había hecho cuando vivía allí y de que se había accidentado en una bicicleta. De vez en cuando Sussy metía la cucharada y decía, que eso le pasaba por loco...

Luego me “desenganché”  y seguí subiendo sola, saqué mi celular y tomé varias fotos del paisaje lateral, se veían unas casas con cinco escalones en la puerta para entrar. Me parece haber contado 110 escalones. La verdad no fue muy fatigante, teniendo en cuenta que me duelen las rodillas, por aquello de mi juventud (acaso, ¿qué son 62 añitos?) pues nada. Vieja es mi forma de lavar, decía una propaganda de TV.)

Al llegar a la cima Jorge nos invitó a tomar tinto, yo no tomé nada, por el momento, pensando en la evacuación tú me entiendes, ¿no?

Luego Sussy tomó su camándula, se sentó en una baranda delgadísima de concreto y empezó a rezar el rosario, cerca se sentó Jorge, yo buscaba donde sentarme pero no encontraba nada, al fin me quedé de pie y rezamos así. Estaba  un poco cansada, entonces intenté sentarme en la baranda pero no pude, no sé como permanecieron ellos sentados todo el tiempo que duró el rosario.

Yo tomé algunas fotos. Cuando sea grande y aprenda a enviártelas por correo, lo haré con mucho gusto. Fotografié la fachada, las inscripciones y una especie de seminario que había cerca. 

Como a las 10 abrieron el templo. Al entrar y atravesar la puerta santa había un placa en el suelo en donde se leía: “Quien pisare estos umbrales salúdeme con amor pues soy la Madre mejor que han tenido los mortales”. Me pareció muy hermoso, sentí un gran amor hacia la Santísima Virgen, y entré lentamente, pidiéndole a Dios,  perdón por todos nuestros pecados. 

La Parroquia me pareció muy pequeña, para ser un Santuario. Había unas bancas medianas a ambos lados, y preciso en donde se sentó Sussy había una columna que no dejaba ver el altar, luego nos corrimos y escasamente cabíamos los tres.

Como queríamos confesarnos, le preguntamos a un muchacho a qué hora eran las confesiones y él dijo que iba a preguntar. En fin, después de un rato, ya iban a ser las 10 a.m. hora en que comenzaría la Santa Misa, salió un sacerdote que nos hizo señas y fuimos a confesarnos. Fue rápido (bueno, claro está es que no somos tan pecadores, apenas lo suficiente).

Como penitencia el sacerdote me dijo que: “pusiera mucha atención a las lecturas”. Me encantó que leyeran al profeta Jeremías, y sobre todo esa parte que dice: “Antes de formarte en el vientre te escogí” porque yo empecé viejita a estudiar en el Espac para ser catequista. Y pensé: a cualquier hora Él llama, ya me había elegido y punto.

En la lectura de san Pablo, confirmé que Dios nos da los carismas para cumplir la misión que nos encomienda.

Del evangelio no me acuerdo. 

El templo se llenó en un segundo y quedaron algunas personas de pie. Al terminar la Santa Misa, Sussy se dirigió al altar a hablar con el sacerdote. Me dijo que iba a hacer algo que quería hacer desde hace tiempo. Nos quedamos sentados Jorge y yo, mirando lo que hacía. Entonces sacó una bolsa y como unas 50 o más camándulas que ella hace, no con pepitas como yo las hago sino con nudos, y se las entregó. Jorge y yo nos acercamos, al altar y ella le estaba diciendo que a $2.000, Jorge dijo en voz baja que $5.000. El caso es que el padre cogió el micrófono y dijo que había una señora que había donado unas camándulas que valían $5.000 pero que ellos las iban a dejar a $2.000.   

Luego sacamos las fotocopias de la canción que habíamos ensayado, y empezamos, mejor dicho empezó Sussy a cantar (ella cuando estaba sana, cantaba en las misas, en la Parroquia Nuestra Señora de la Salud, tiene voz fuerte). Se acercaron dos personas, ya estaba casi vacío el templo, porque la mayoría estaba subiendo unas escaleritas para ver la imagen de la Virgen, y con esta voz de tarro, las dos señoras y Sussy, le cantamos a Nuestra Madre Bendita. Misión cumplida: Eso queríamos, eso hicimos.

Enseguida fuimos al camarín creo que se le dice así, subiendo las escaleritas y vimos la parte de atrás de las imágenes de la Santísima Virgen, san José, y un ángel. El Niño Dios no se veía, claro lo estaba cargando la Mamá.

Cada uno de los peregrinos, tocaba las imágenes y bajaba la cabeza, lo mismo hicimos nosotros. Al bajar la cabeza, le pedí ayuda a nuestra Madre Santa del Cielo...

Era bastante estrecho el lugar, escasamente cabían los que subían y los que bajaban. Todo en el mayor silencio. Fue bonito.

En la parte de abajo había un osario y un poco más retirado de las tumbas, estaba la imagen de san José y de Nuestro Señor, como Buen Pastor, si no estoy mal y no me falla la memoria.

Cuando salimos, ahí sí le acepté a Jorge una aromática, me dijo que era deliciosa; y sí, muy rica.

Luego empezamos a descender y yo iba pensando en el almuerzo, le dije a Jorge y él dijo que conocía un restaurante por la avenida. 19, le dije que si querían que fuéramos allá. Aceptado el plan.

Yo los invité. Sussy comió bien, y eso fue bueno. Luego tomamos la misma ruta en la que nos vinimos y oh sorpresa cuando miré el reloj eran como las 3:00 p.m., se pasó el tiempo volando.

Entendí que Sussy quería seguir yendo todos los meses a regalar camándulas, creo que me dijo que eran 100 las que había llevado.

Todo fue muy bonito. Yo me acordé de ti, cuando me enviaste un correo diciendo algo así como: ¿Piensas almorzar en los Laches? y fíjate que así salieron las cosas.   
   
Bueno, fin de la historia. Te quedo debiendo las fotos.




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