En la calma de este momento,
huyendo de las prisas de la vida, me recojo en ti
Señora de la Alegría, mira mi audacia:
en la sencillez de mi oración, te doy mi alegría.
Qué bueno es estar alegre.
¡Gracias Señora! Fue tu regalo.
Qué agradable es tener el alma en paz.
Ella también es tuya.
Qué maravilloso tener un alma ligera …
Razón de ser de toda alegría.
Señora, en los días soleados y en las noches
entreabiertas,
una sonrisa sincera indique la alegría siempre en mí.
Que sepa sonreírte en toda circunstancia de la vida,
en la fiesta, en la tormenta, en mi prójimo.
Que yo sonría, Señora, para aprender con los salmos
a servirte, en la alegría.
Que así sea en nombre de tu Hijo,
Nuestro
Señor Jesucristo.
Amén.
María siempre serás causa de nuestra alegría....
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